Arquitectura islamica como medio de evangelizacion territorial

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Rafael al sufrir la perdida de sus padres a la edad de 11 años, quedo bajo la tutela de su tío Bartolomeo que no se quería hacer cargo de él, por lo que el hermano de su madre Simón Ciarla fue el único apoyo familiar que tenía. Al pasar los años Rafael se convirtió en aprendiz de Timoteo Viti, en donde este al darse cuenta que Rafael ya había concluido sus estudios, le aconsejo que se fuera a la ciudad de Florencia en el cual, Rafael se quedó en el taller del pintor Pietro Vanucci, llamado el Perugino, uno de los pintores más renombrados de Florencia.

Durante su estancia en el taller de Perugino, Rafael aprendió todas las complejas técnicas pictóricas de finales del XV, desde la preparación de los pigmentos y del soporte, la pintura en óleo, que permitía nuevos efectos de transparencia y al mismo tiempo se dedicaba a perfeccionar el dibujo, en el que logro que se vieran naturales.

Rafael estudio más profundamente las obras de Perugino, que le permitió comprender los fundamentos del arte florentino, sobre todo, el estudio de los contrastes de la luz en el que para muchos artistas era el mayor problema.

Con el tiempo descubrió los dibujos de Leonardo da Vinci, donde encontrará las raíces de esa concepción luminosa de la forma que Perugino había fijado a través de su nuevo descubrimiento del color.

Rafael Sanzio, al abandonar el taller de Perugino, se dedicó a viajar por todo el mundo, conllevando a que comenzara a estudiar más profundamente las obras de los grandes maestros y a través de las lecturas, logro captar la esencia verdadera del humanismo plasmándolas en sus pinturas.

Su carrera se dividió de manera natural en tres fases y tres estilos, descritos así por Giorgio Vasari: sus primeros años en Umbría, el periodo posterior de cuatro años en Florencia donde adquirió las tradiciones artísticas de la ciudad, y finalmente su último y triunfal período de doce años en Roma, trabajando para los papas y la corte.

Capitulo III

Análisis de sus obras.

- El Triunfo de la Galatea.

“Rafael Recurrió al movimiento de las figuras humanas, en lugar de las perspectivas para crear espacios pictóricos. La hermosa ninfa Galatea, deseada por Polifemo, pertenece a la mitología griega. En donde representa el triunfo del amor platónico, en frente del amor carnal del que se ve rodeada.”[4] El cuadro logra representar el triunfo del amor puro, utiliza a Galatea como signo del ideal de la belleza. El fondo hace resaltar la idea de la obra en el que se puede captar claramente los movimientos de los personajes, logrando enfocar a Galatea.

“El clasicismo presente en la escena tanto en el colorido como en las figuras indica el elevado conocimiento que Sanzio manifiesta en relación con las antigüedades romanas, realzado por el empleo de una iluminación transparente y cristalina que exalta la belleza de las potentes anatomías, resultando un claro ejemplo de la pintura del Cinquecento.”[5]

El cuadro logra representar el triunfo del amor puro, utiliza a Galatea como signo del ideal de la belleza. El fondo hace resaltar la idea de la obra en el que se puede captar claramente los movimientos de los personajes, logrando enfocar a Galatea.

Según los autores que han analizado esta obra, han llegado a la conclusión de que Rafael logró mostrar la idea del cuadro a su perfección, en el que utilizo los colores adecuados para representar el clasicismo y exaltar el contexto del cuadro a través de los movimientos precisos de las acciones de cada personaje de esta obra.

- La Transfiguración.

La Transfiguración fue la última obra de Rafael Sanzio pues murió antes de terminarla.

La sección inferior muestra a una madre junto a su familia que traen a un niño poseído por el demonio, para que lo curen, pero los apóstoles no lo pueden curar. “Se muestra a los apóstoles perdidos en la oscuridad, incapaces de curar al niño porque les falta la fe en Cristo en tanto Palabra o Logos encarnado.”[6] En la sección superior; una luz que, al iluminar la escena inferior, “predice la capacidad de Cristo de curar al niño cuando descienda de la montaña.”[7] En la sección del medio, los tres apóstoles que ascendieron con Cristo al Monte Tabor están cegados por la luz, “retroceden por temor a las repercusiones de la Transfiguración de Cristo y su identificación como el Hijo de Dios”[8].

En esta obra, se utiliza la técnica Temple y óleo sobre madera. Se muestra claramente el gran avance de Rafael en la técnica de la pintura, “Mediante el uso de la luz y la sombra, Rafael logra transmitir la cadena de sucesos representados en las tres secciones, como si existiesen simultáneamente en un solo momento eterno.”[9] El fondo luminoso ayuda a enfocar el dramatismo de la obra que es la transfiguración de Dios “Rafael muestra a Cristo transfigurado en una nube radiante, elevado para sugerir su posterior resurrección y ascensión.”[10] Se puede observar claramente los rostros de asombro de cada individuo, logrando apresiar la gran habilidad de Rafael en retratar el realismo.

- La Escuela de Atenas.

La Escuela de Atenas, es una de las obras más reconocida de Rafael Sanzio, en el que su tema “muestra a los filósofos, científicos y matemáticos más importantes de la época clásica, representa el empeño de los hombres de todos los tiempos por hallar la verdad racional”[11].

Rafael utilizo la técnica, pintura al fresco, el fondo en el que se encuentran los personajes, es de una estancia o se puede tomar como una especie de templo que contiene a las mentes más brillantes de diferentes épocas.

Cada escena donde los gestos, las expresiones o los movimientos de las figuras están interpretados con naturalidad creando la sensación de armonía. “El movimiento de los grupos y las actitudes de los personajes están concebidos con un efecto casi teatral.”[12]

En esta obra Sanzio demuestra la gran habilidad de captar el humanismo de cada individuo en la pintura.

- Virgen de la silla.

Este cuadro la Virgen aparece en su forma más protectora abrazando a su hijo “Al ver a la Virgen abrazando al Niño Jesús, crea la sensación de ternura y calor humano”[13] Junto a ellos, emerge la piadosa figura de san Juan. En donde Rafael logro reflejar el amor que tiene una madre por su hijo, un amor puro y protector. “Es una escena íntima, melancólica,