Castoriadis- Seminarios 10 y 17.
Enviado por Kate • 6 de Febrero de 2018 • 2.642 Palabras (11 Páginas) • 313 Visitas
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Existe otra crítica para castoriadis: Se refiere a lo que se denomina la “posición hermenéutica”. Esta posición contiene un reconocimiento pleno de lo que se llama el circulo hermenéutico, a saber, que quien quiere interpretar algo, y aquí se trata esencialmente de textos, nunca se comienza con la mente vacía o virgen, siempre esta ya es una cierta “preconcepción” y por medio de ella, se aborda un texto que habla de cierta manera, pero el texto resiste y habla quizás de otra manera que la impuesta por la preconcepción, de modo que el intérprete debe modificarla, volver sobre los textos a partir de otra concepción: así se engrana este movimiento circular entre preconcepción del interprete y significación del texto. Posición que castoriadis no refuta ya que expresa algo verdadero e importante y dice que nos diferencia de esto porque se refiere a obras aisladas dentro de una tradición. La hermenéutica propiamente dicha no opera más que en eso que podemos llamar obras y en particular obras discursivas. Lo que nos importa no es simplemente una interpretación de las obras, es un proyecto de compresión total. Nuestra intención no es teórica, cuando abordamos el nacimiento de la democracia y la filosofía, lo que nos importa es nuestra propia actividad y nuestra propia transformación en este sentido este trabajo se denomina: Trabajo político.
- Si nos preguntaran. ¿Por qué queremos comprender el mundo griego?
Estamos hechos de manera tal que comprender o saber es ya un fin en sí, que no pide otra justificación. Pero coexiste con: Comprender para actuar y para transformarnos.
- ¿Comprender como y a partir de qué?
Aquí coincidimos con el circulo hermenéutico, tratamos de comprender el mundo griego antiguo a partir de lo que nosotros somos. Este círculo se refracta y se multiplica, se vuelve más que un círculo.
En el caso particular de Grecia: Lo que somos comprende en un sentido el objeto a examinar. Lo que somos, después de todo, es también nuestra historia y a partir de ella misma y de su resultado queremos pensar. No es más que uno de los aspectos de la complejidad de la cuestión, porque este objeto mismo, esta historia de Grecia y que empieza con Grecia, es quien ha creado este proyecto de compresión. Dicho de otro modo, comprender como ha sido creada la posibilidad misma de comprensión en la historia, como apareció y se realizó, bien o mal.
Es poco importante, desde el punto de vista eidético: comprender la propia historia para transformarse a sí mismo. Aquí es notable lo que separa la visión de castoriadis, de toda práctica hermenéutica. En particular, de las grandes tradiciones monoteístas, que encuentran en textos fundadores sus propios límites explícitamente establecidos.
Con esto, castoriadis quiere decir que para alguien que interpreta
- En tanto judío
- En tanto cristiano
- En tanto musulmán
El antiguo testamento, el nuevo testamento o Corán. Esta interpretación de todas formas, no puede ser radical, hay una cuestión que está prohibida para el debido a la naturaleza misma de su trabajo y de su intención, una cuestión que no puede y no debe plantearse: la pregunta del origen ultimo del sentido.
El texto interpretado se presenta como fuente de sentido. Por lo tanto aquí hay un límite radical que distingue un trabajo de interpretación, por más rico, sutil y audaz que sea.
La ultima diferencia, en la perspectiva hermenéutica tal como se la considera en general, en el mejor de los casos hay simplemente “develamiento”, del sentido del texto por medio de la preconcepciones del intérprete por medio del sentido que estas preconcepciones permitieron descubrir. El proyecto de comunicación del que habla castoriadis contiene un momento de creación.
Castoriadis, quiere captar este objeto histórico, del mundo griego quiere captación en sus significaciones y en su institución. Es, entonces complejo y polifónico. No es simplemente un conjunto de piedras, o si lo es, son piedras trabajadas, piedras que hablan, son textos, etc. Podemos decir de este objeto, como todo objeto histórico análogo, lo que Heráclito decía del dios de Delfos, que “no dice ni esconde, sino significa”. Y sin duda, esto es verdadero por excelencia para un objeto histórico, para un universo histórico: no esconde, no dice, no significa.
¿Pero qué significa?
No podemos captar esta significación, más que estableciendo un esquema imaginario, o incluso la matriz de este esquema, que devolverá a este objeto histórico su inconcebible unidad polifónica, que volverá a dar sentido a una cantidad innumerable de manifestaciones y hará ver cosas que sin el habrían permanecido invisibles. Esto es una re-creación, que permaneciendo en relación con el objeto histórico, nos lo hace aparecer de nuevo en un sentido pleno, no quiere decir exhaustivo ni demostrable, como mundo de significaciones. Creación mediante nuestra capacidad de establecer una matriz de esquemas imaginarios que se encuentra, en una relación indefinible, indescriptible. De vinculo, de adecuación, de fecundación con aquello que se nos presenta como una masa de materiales, etc.
Dos ejemplos:
- Castoriadis, habla de la captación imaginaria primera del mundo por parte de los griegos, que está presente antes de la filosofía y de la democracia y que forma el núcleo de la constitución griega del mundo.Los poemas homéricos y la mitología tiene su punto de partida en una compresión del mundo como incomprensible, del mundo como caos, creándose sobre un fondo de caos y a partir de ahí, volviéndose en parte cosmos, es decir orden, universo ordenado en el cual entonces la compresión de lo incomprensible vuelve a tomar plenamente sus derechos, porque primero el cosmos mismo no tiene ningún sentido en la acepción humana y antropológica del término.
- Se refiere al polo de interés, a saber, la institución política, por lo tanto a la democracia. Habla de que es una capacidad de la gente de permanecer ciega frente a la significación de aquello que tienen ante los ojos. Ocurre lo mismo para una cantidad de cosas que se refieren a la democracia griega, como por ejemplo la graphe paranomon.
¿De qué se trata?
Todo ciudadano ateniense puede proponer una ley a la asamblea del pueblo y este eventualmente puede aprobarla; pero luego cualquier otro ciudadano puede llevar
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