Comisión 8 Lerner Consigna: Síntesis, índice, capítulo de novela y diario de escritor

...

- Hijo, el terapeuta se va de viaje un mes. Te atenderá a su vuelta- expresó Alexis un poco preocupado, luego de atender una llamada telefónica.

- ¡No puede ser! - exclamó Marcos, dando lugar a un sollozo.

El clima no le importó ese día. Decidió salir al patio trasero a desahogarse. No recordaba por qué había decidido no volver allí. Se recostó en el pasto, con su cabello castaño comenzando a enmarañarse por el movimiento de su cabeza. Él la giraba a los lados repetidas veces hasta que se calmó y miró el cielo áspero. -Hoy será un día diferente - decía, hasta sonreía y hasta se le ocurría una alternativa divertida para pasar el sábado. Luego de un largo rato de estar recostado, la lluvia lo convenció de entrar a la sala. Sonrió aún más cuando su padre le ofreció jugar a un juego de mesa. Era bonito, pero no era tan divertido como hablarle al terapeuta. Hablaba de sus dolores de cabeza pero también de sus libros preferidos y de por qué le gustaba estar con sus padres. Era un juego sencillo que le llevaba una hora. Cuando volvía, se dedicaba a jugar con sus aviones electrónicos, mirar la televisión, o simplemente conversar con sus padres acerca de la terapia.

Nueve años después, Marcos se había convertido en un joven alto y flaco, con el cabello lacio casi siempre despeinado, a diferencia de su prolijidad de la infancia. El primer día de universidad, estaba nervioso, con las manos sudadas. En el hall de entrada de su casa, cuando el sol de la mañana iluminaba la vista, se sentó en el pequeño sillón de terciopelo. Llamó a su padre y respiró hondo.

- ¿Qué pasa, hijo?

- Tengo miedo de ir solo. Por favor, acompáñame.

- No te pasará nada malo, dijo el padre.

- Eso no importa. No quiero ir solo, por favor no me dejes.

En el automóvil, Alexis se apuró para llegar. Marcos comenzaba a sentirse mareado y con náuseas.

- ¿Estás seguro de que no es mejor que te quedes en casa?

Marcos pensaba en la promesa que les había hecho a sus padres. Sería el mejor alumno de abogacía. Ellos lo merecían, porque siempre se ocuparon de él. Si le ganaba el miedo, nunca llegaría a ser el mejor ni a cumplir la promesa.

- Sí, voy, ya me calmaré.

Al llegar a la prestigiosa institución, Marcos cerró la lujosa puerta del coche negro, saludó a su padre y su sudor desapareció, se transformó en la conocida ansiedad interior. Quería entrar, conocer, estudiar, ser el mejor. En la primera clase, anotó todo lo que sus manos pudieron, alzaba la mano para preguntar cualquier duda. Estaba satisfecho: cuatro hojas llenas de información para el primer día de estudio. Al terminar la clase, permaneció en el aula recorriendo esas hojas, una y otra vez, palpando su letra. No había delicia más grande. Pero alguien le arruinó ese momento de dicha.

- Tendríamos que irnos, la próxima clase es en diez minutos y usarán esta aula. - dijo uno de los estudiantes a modo de advertencia.

- ¿Quién está ahí? - dijo Marcos sin mirarlo.

- Soy Daniel, nos conocimos y saludamos hace un rato.

Marcos lo miró y recorrió una vez más la última hoja. Corrigió una palabra, sonrió y lo volvió a mirar.

- Ya estoy listo. - Marcos guardó su preciado cuaderno en su bolso. - Entonces, ¿quién dijiste que eras?

Mi diario

18 de octubre

Es día de la madre, en la casa de mis abuelos converso con mi prima de diez años. El diálogo es más o menos así:

Yo - ¡Tengo que escribir un capítulo de novela y no sé de qué!

Lucía - Hacé una novela de amor.

Yo - Pero quiero algo raro en esa novela, eso es muy común. Yo quiero que alguien viaje y pase algo sorprendente.

Lucía - Que la chica viaje a otro país y conozca a un chico allá.

Yo - ¡Y que al final se dé cuenta de que él es un asesino!

Lucía – ¡Ahí está! ¡Buenísimo!

Defino que una chica joven viajaría a México para hacer un intercambio. Allí conocería a un compañero y saldrían. Luego de muchos años de haber formalizado la pareja, descubriría que él es asesino.

20 de octubre

Estoy un poco apurada, porque quiero empezar a escribir pero la idea no me convence. Quiero un protagonista asesino. Mi hermana y yo conversamos algunas ideas. Ya tengo pensado una historia parecida. Un estudiante viaja de intercambio a París, se hace un par de amigos, y como quiere ser el mejor abogado por su cualidad de ambicioso, durante la historia mata a los mejores alumnos de la universidad. No se puede resolver el misterio hasta que le piden a él que investigue para poder defender a los familiares. Mi hermana agregó que podría entregarse a la policía y la causa fuera un trastorno de personalidad múltiple, ya que él se daría cuenta en base a indicios, que fue él quien los mató. La idea me interesó.

21 de octubre

Ya cambié la idea. Pero estoy preocupada, es muy difícil, quiero ver algunos programas policiales para poder basarme en alguno.

22 de octubre

Hablando con mi otra hermana mayor, a quien le gustó mi idea, modifiqué un par de elementos de la novela, porque me parece que el asesinato es un tema difícil de resolver. Haré que las víctimas se suiciden, y, al ser situaciones recurrentes y en el mismo lugar, haré que circule la hipótesis, entre los investigadores, de incitación al suicidio. Al ser tan difícil encontrar culpable, el protagonista sería ayudante, ya que sería el mejor estudiante de abogacía de la institución. El perro de él, un día en el jardín, desenterraría pertenencias de las víctimas. Atando cabos se da cuenta de que él los mató.

25 de octubre

No paro de pensar en la novela, la quiero