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Cuidados de enfermería en La Independencia de México, El Porfiriato y La Revolución Mexicana.

Enviado por   •  10 de Enero de 2019  •  5.278 Palabras (22 Páginas)  •  691 Visitas

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Gobierno del general Porfirio Díaz

a) La paz y la estabilidad

Después de este periodo de luchas internas y externas, Porfirio Díaz impulsó la estabilidad política que México anhelaba, pero que no conocía desde la consumación de la independencia, Gracias a esta estabilidad la población aumentó en número.

Aun cuando la población aumentó en el Porfiriato las estadísticas muestran índices de mortalidad muy elevados.

b) Epidemias

El mayor azote a la salud fueron las numerosas epidemias que asolaban a la población, Según datos la mayor parte de las muertes eran consecuencia de enfermedades infecciosas tales como el paludismo, viruela, tos ferina, o sarampión.

C) Obras de saneamiento

Durante el Porfiriato, uno de los problemas más apremiantes para la población de la capital fue el derivado de las frecuentes inundaciones provocadas por la insuficiente infraestructura de drenaje y por el nivel del lago de Texcoco.

Se pensaba correctamente qué problemas de salud como el tifo, la tifoidea la viruela, la escarlatina

A fin de combatir las constantes epidemias y las enfermedades que afectan al país, el gobierno dedicó parte de su encomienda a tratar de sanear el ambiente y eliminar los desechos, ya que la acumulación de éstos causaba enormes problemas, tanto en zonas rurales como urbanas. Basura y aguas negras contaminan la escasa agua potable, además, en la implacable temporada de lluvias, urbes como México o Puebla se convertían en lo que se denominó “las fétidas Venecias mexicanas”.

En busca de soluciones, el gobierno optó por pavimentar las calles y realizar trabajos de desagüe y entubado; cabe mencionar que las obras llevadas a cabo en la Ciudad de México fueron calificadas en su momento como las más monumentales de la época.

Abordando este álgido problema, Porfirio Díaz, en su informe de gobierno de abril de 1886, pronunciado ante el Congreso, se refirió a la necesidad de construir un desagüe que transformaría a la capital “en una de las ciudades más sanas y hermosas de América”.

En el año de 1892, cuando aún no se daba por concluida la faena, el presidente Díaz comentó la importancia para la ciudad de la terminación de la obra, textualmente expresó refiriéndose a la capital del país: “ciudad que siendo hoy, por su parte material, la primera en América latina, alcanza una gran cifra de mortalidad por las graves y funestas enfermedades endémicas que la afligen”

Las obras de desagüe, según unas opiniones, motivaron la disminución de la mortalidad a causa de enfermedades y citan como casos ejemplares el del tifo, cuyo coeficiente se redujo de 1379 en 1901 a 248 en 1904; y el de viruela, que en 1903 provocó la muerte de 216 personas y en 1904

Tan solo de 102, con lo cual la población consideró que se había logrado una mejora sustancial en el control de las enfermedades. Sin embargo, estas dos enfermedades se convirtieron nuevamente en epidemias en 1905 y 1906 respectivamente, probablemente a causa de otros factores como la deficiencia de viviendas, la mala alimentación y la falta de aseo personal que no habían sido atendidos. El resultado negativo redujo el optimismo inicial. Si bien la realización de la obra del desagüe representó un cambio importante en la salubridad de las colonias de la Ciudad de México, no terminó con el problema. Aunque de forma menos frecuente las inundaciones siguieron presentándose, de manera que el progreso en la política de saneamiento no pudo ser visualizado ni parejo ni completo.

d) Medidas de higiene y vacunación

Otra de las grandes tareas emprendidas por el gobierno porfirista fue el establecimiento de medidas de higiene durante las epidemias. Entre ellas, destacan los frecuentes traslados de enfermos, la clausura de viviendas, incineraciones de pertenencias personales y el acordonamiento de vecindarios enteros, pero también la asepsia en hospitales y el ánimo a propiciar el aseo corporal y doméstico de la población. El impulso a la vacunación fue otro de los frentes emprendidos, los vacunadores recorrían escuelas, mercados y sitios de trabajo, en donde era no poco frecuente que se encontraran con la resistencia popular, derivada de la creencia de que la vacuna, lejos de prevenir las enfermedades, las podría atraer. Esta obstinación propició la toma de medidas más estrictas, hacia fines del Porfiriato la vacunación se volvió forzosa en la mayor parte del país y los padres que no vacunaban a sus hijos eran castigados con multas e incluso prisión.

e) Consejo Superior de Salubridad

Durante la presidencia del general Manuel González, se le habían otorgado al ya mencionado Consejo Superior de Salubridad, facultades para intervenir particularmente en el control de epidemias. Además, este órgano funcionó como autoridad sanitaria con competencia para resolver las consultas en asuntos de la higiene pública que le formulara el ministro de Gobernación.

El Gobierno del general Porfirio Díaz dio un paso más adelante y logró incorporar en 1879 al personal del Consejo Superior de Salubridad en el Presupuesto General de Egresos y determinar que, como primer Cuerpo Consultivo de la República, pasará a depender exclusivamente de la Secretaría de Gobernación alcanzando así rango de responsabilidad federal. A propuesta del Consejo, la Secretaría de Gobernación expidió gran variedad de reglamentos y decretos que permitieron la rápida actuación de la Federación en caso de epidemias, así como para regular el ejercicio de la profesión médica y la organización de congresos internacionales de medicina

F) CÓDIGOS SANITARIOS

Tras nueve años de estudio y de análisis de otros códigos con el del Estado de Nueva York y los de Argentina, Chile e Inglaterra, en México comenzó a gestarse la idea de elaborar un Código sanitario con competencia federal para “mejorar la condición física de la especie humana”. “La administración pública está en el deber de cuidar a la generación presente y a las venideras” expresó el presidente Díaz.

En 1891 se promulgó la primera legislación nacional en materia de salubridad e higiene (un Código). Este otorgó importantes facultades al Consejo Superior de Salubridad, entre ellas, la de inspeccionar las instalaciones sanitarias en domicilios privados y la de obligar a los médicos a informar

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