DISCURSO 16 DE SEPTIEMBRE.

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Porque los pueblos siguen bajo el yugo del poder de la ignorancia y de la injusticia, una muestra clara en nuestro país es Oaxaca, en donde la miseria y la opresión a las clases más desprotegidas provoca una cíclica movilización popular que manifiesta la inconformidad de sujetos sociales que reclaman mayor participación, y sindicatos que exigen respeto a los derechos de los trabajadores.

Libertad, Igualdad y Justicia fueron las principales demandas que enarboló la insurrección de 1810, se pensó y anheló en una patria Independiente al yugo de cualquier poderío colonizador. Quienes ofrecieron en la lucha su vida a sabiendas de que podían ganar mucho y perder nada, porque nada tenían, porque nada era de ellos en su propio suelo, hasta su vida no les pertenecía. Ellos y ellas soñaron en un mejor mañana sin pensar un solo instante que ese mañana no lo lograrían ver. Hidalgo, Allende, Aldama, Abasolo, el Corregidor y Doña Josefa Ortiz, así como Morelos y muchos más que cayeron a lo largo de ese proceso, no se equivocaron, sus metas y propósitos los tenían bien definidos.

Quienes pretenden hoy en día hacernos creer a través de un aparato llamado Estado que este país y sus riquezas les pertenecen… están totalmente equivocados, al igual que hace aproximadamente 2 siglos y en estas mismas tierras, no callaremos, no permitiremos que vulneren nuevamente la patria y su estado de derecho, no permitiremos el saqueo de la riqueza de los recursos naturales.

Hoy nos corresponde como educadores enarbolar esta nueva y constante lucha, porque estamos haciendo historia, y este momento es parte de la historia. ¡Es la historia de hoy! ¿Y la del mañana cual será?