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Delincuencia como una acción que ejercen personas al violar las leyes

Enviado por   •  4 de Julio de 2018  •  2.597 Palabras (11 Páginas)  •  452 Visitas

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Indiscutiblemente que toda la responsabilidad encarnada en el concepto de seguridad ciudadana le corresponde al estado, en el caso de Guatemala con inicial minúscula aludiendo a la minúscula dimensión en que el Gobierno la está cumpliendo, a pesar de que como ya fue apuntado, la actividad delincuencial raya en la barbarie. Frente a esta tragedia cotidiana, las más altas autoridades de Gobierno, empeñadas en la tarea política de proyectar un artificial clima de sosiego y de privilegiar los intereses de grupos e individuos que respaldaron y financiaron la campaña electoral que los llevo al poder, asumen la infantil postura de desviar (insultando la inteligencia de todos) nuestra atención hacía cuestiones de importancia relativa, los distractores abarrotan la plana informativa de los Medios de Comunicación (más que todo escritos) buscando minimizar en la opinión pública nacional e internacional, el impacto social del problema maras, aun a sabiendas que todo mundo está consciente de la trágica gravedad de la situación, como es de esperarse, este Gobierno como los anteriores, pretende tapar el sol con un dedo y ocultar que la responsabilidad de gobernar al país les quedo demasiado grande, no solo por falta de voluntad política, sino por la ausencia de un proyecto de Nación, a partir del cual, pueda gobernar de manera coherente o por lo menos honrando sus promesas de campaña.

El nefasto panorama de inseguridad generado por la incontenible embestida de la delincuencia común y de las maras, hoy más que nunca pone de manifiesto la incapacidad de la PNC para ejercer algún control y proteger al ciudadano, las causas de tal condición son diversas y dolorosas y se enlistan tanto de forma como de fondo: La falta de recursos económicos de la institución, un entrenamiento deficiente, una mediocre selección del elemento humano, una débil estructura de mando, obsoletas técnicas de prevención del delito, falta de manejo de estrategias globales de contención y control del delincuente, escasa formación de conciencia ciudadana de los elementos y como factor crítico, la ausencia total de convicción en la fe del deber, denominador casi común a los elementos de la PNC crea un vació que los arrastra velozmente a corromperse aun en el período de entrenamiento.

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La suma de las carencias enlistadas aplicada al ejercicio de calle, asimila a los elementos a una realidad que subyace bajo el escenario de lo convencional y que enfrenta a estos individuos con escasa o ninguna instrucción a la compleja telaraña de situaciones y riesgos que supone estar de uno u otro lado de la ley, muy temprano se convierten en víctimas y cómplices y en muchísimos casos en actores del delito, de agentes policiacos pasan a ser vulgares criminales bajo la sombra de la autoridad y, como si esta tragedia fuese poco, para colmo de males y como sórdida ironía delinquen cobrando un salario que pagamos nosotros los guatemaltecos.

Juzgue el pueblo si la PNC simplemente necesita más recursos económicos, más auto patrullas y más armas, o una transformación total a partir del establecimiento de un diagnóstico objetivo y un plan estratégico diseñado por especialistas idóneos, con alta calificación para el efecto, sin vinculaciones ni compromisos, que analice con detenimiento y entereza profesional la situación, por un lado la crisis de la PNC, Y por otro los avances de la delincuencia y que a ese tenor concluya en formular proyectos globales con objetivos bien localizados a corto, mediano y largo plazo para crear una autoridad policíaca en todo sentido solvente, honesta, confiable, consciente de su papel ante la sociedad y con un alto nivel de compromiso con el pueblo.

La tarea de promover una transformación profunda de la PNC con la carga de todos los consabidos vicios actuales, supone un proceso lento y tremendamente difícil y durante el tiempo que requiera implementarla la ciudadanía honrada seguirá estando como hasta hoy, a merced de la delincuencia y aun peor, la autoridad para combatirla seguirá estando en manos de una institución cuyo correcto accionar depende ciertamente del trabajo de algunos elementos honestos y responsables pero también del de una gran cantidad de corruptos.

En esa tesitura, el pueblo encara un delicado predicamento, ¿ qué o quién? está en posibilidad de contener y controlar la delincuencia que lo azota, ¿ qué o quién?, podrá garantizar con certeza la seguridad de las personas y sus bienes en tanto la PNC sé reconfigura como institución para efectivamente brindar seguridad si es que alguna vez se logra tal cosa, la encrucijada trágica del ciudadano apunta en una dirección definida, la alternativa que se plantea aunque a muchos les cause escozor es la incorporación del Ejercito como fuerza de control al ejercicio de autoridad en el contexto de seguridad ciudadana.

Estadísticas de Violencia en Guatemala.

Un informe de la ONU colocó a Guatemala entre los cinco países con más homicidios a nivel mundial, con una tasa de 40,6 por cada 100.000 habitantes. Es difícil, en este territorio, imaginar la vida sin muerte. Pero en el quinto país más violento del mundo –es cierto y raro– hay lugares sin violencia asesina, con un solo homicidio en una década. Y otros, en donde la muerte se desborda. Bastan unas horas de carretera para ver estos contrastes: de Sibinal, en San Marcos, a Puerto Barrios, en Izabal, por ejemplo.

Puerto Barrios, calor, húmedo, 36 grados. Una ciudad-puerto en el nororiente de Guatemala que recibe a los visitantes con el rojo, verde, azul, rosa, amarillo y gris. Son los colores de las tumbas del cementerio que se ubica en la entrada de este municipio que desde hace tres años, según cifras de la Policía Nacional Civil (PNC), se ha colocado en el puesto número uno de violencia homicida en Guatemala. La muerte te recibe en Puerto Barrios.

Puerto Barrios, según las estadísticas, es el municipio donde más se mata en Guatemala. “Aquí la gente se está matando”, dice César. Para este municipio fronterizo con Honduras, en el departamento de Izabal, la tasa de mortalidad, esa proporción de personas que mueren durante un tiempo determinado, en relación a su número de habitantes, es la única en Guatemala que alcanzó, por homicidios, tres cifras en el año 2013. Puerto Barrios tiene una población de 106.722. Y 137,74 asesinados por cada 100.000 habitantes. Una cifra que se resiente dentro del cementerio.

Al menos mil 676 personas murieron en los últimos seis años en ataques armados contra diferentes medios de transporte público, según la Defensoría de los Usuarios del Transporte Público, de la Procuraduría de los Derechos Humanos

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