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Deseos y ambiciones de una muchacha de pueblo

Enviado por   •  1 de Marzo de 2018  •  11.376 Palabras (46 Páginas)  •  267 Visitas

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METAMORFOSIS DEL PERSONAJE

Deseos y ambiciones de una muchacha de pueblo

Año 1919. Es el génesis de una nueva página en la historia argentina.

En el minúsculo edén de Los Toldos hace aparición una Eva. ¿Acaso otra Eva pecadora? ¿Qué pecado habría de cometer para merecer un castigo tan grande que la privase de la vida? Aun así, su breve paso por este mundo marcaría a fuego una etapa, una época, originando un capitulo importante para la Argentina.

Y el mundo.

Quinta descendiente de una familia no constituida legalmente, es este aspecto quizás el origen de su proceder, su pensamiento que, sumado a su condición de humilde, daría una justificación a su rol de “abanderada de los humildes”.

La certificación de sus orígenes son turbias; por un lado y considerando el acta matrimonial de esta con el General Perón, se tiene el dato de que Maria Eva Duarte, hija de Juan Duarte y de Juana Ibarguren, nació un 7 de mayo de 1922 en Junín, provincia de Buenos Aires, en coincidencia con su partida de nacimiento; por el otro, sin embargo, la verdad es otra: un 7 de mayo, pero del año 1919 en Los Toldos ( General Viamonte), doña Juana Ibarguren daba a luz a Maria Eva Ibarguren, hija natural de don Juan Duarte. No reconocida. Ilegitima.

¿Por qué esta modificación? Es que una vez arribado al poder Perón y pasando Eva a ser la primera dama, se alteró todo indicio que demostrase su condición de “bastarda”, muy mal visto para la época, un detalle que seria un estigma que cargaría hasta sus últimos días. Con la irrupción de la Revolución Libertadora, que provocó la caída de Perón, una comisión investigadora examinó toda irregularidad perpetrada durante el gobierno peronista. Dicha comisión descubrió tal adulteración de documento entre otras cosas.

(Nota: no es propósito de este trabajo analizar detalladamente la investigación de dicha comisión, sin embargo, se toma en cuenta y considera tal resultado en coincidencia con otros trabajos llevados a cabo por investigadores y autores reconocidos, como Marysa Navarro, Jorge Capsitski y otros)

Si bien sus padres vivieron juntos un tiempo como cualquier matrimonio, era de conocimiento público en el pueblo que Juan Duarte estaba casado legalmente con Estela Grisolia, que residían en Chivilcoy y que tenían tres hijos en común.

Esta doble vida de Duarte no resultó ser una situación de excepción pues era común que hombres como el, de cierto status, acomodado socialmente, mantuviese relaciones con otras mujeres y conformase una familia “irregular”, fuera de toda legalidad, sin que el hombre mereciese condena social alguna a diferencia de la mujer sobre la cual recaía toda critica y reprobación; y doña Juana era mujer. Eva también.

Mientras estuvieron juntos, Juana Ibarguren y su prole contaron con la ayuda económica del señor Duarte, sin embargo a su partida – recordemos que su familia legal estaba en Chivilcoy – la situación para doña Juana y sus cinco hijos cambió: se mudó de casa y comenzó a trabajar cosiendo día y noche para el sustento (esta situación tendrá su reflejo a posteriori ya que una vez en el poder, Evita, a través de su función social, entregaría a cada mujer una maquina de coser entre otros elementos)

El suceso acontecido el 8 de enero de 1926 marcaría a fuego la vida de Eva: su padre había muerto. Ella junto a su madre y sus hermanos irían al velorio, a despedirlo, sin presentir lo que esto causaría.

El arribo, la presencia de “esa” mujer y “esos” hijos fue motivo de enfrentamiento entre la esposa de Duarte y la “otra”. Si bien era muy pequeña para comprender su ilegitimidad, la situación suscitada ese día es, probablemente, causal de origen de la peculiar personalidad del personaje histórico a investigar; es que ya desde niña Eva era “esa”, alguien carente de reconocimiento, de justicia, de derechos, José Pablo Feinmann dice al respecto: “La bastardía de Eva es constitutiva de su modo de ser en el mundo. (…) Esa bastardía la arroja al mundo en la modalidad de lo inauténtico. No había nada más inauténtico, en la Argentina de los treinta, que una hija ilegitima. Su carrera hacia al poder expresa una ambición poderosa. También, si hablamos ontologicamente, expresa su deseo de darse un ser. La bastarda quiere ser algo para dejar de serlo. Solo siendo un ser (solo siendo algo) dejará de ser una bastarda, una ilegitima. El casamiento con Perón es el primer paso de ese intento”[3]

Trasladados a Junín, con ansias de mejorar su situación y en la búsqueda de un futuro mejor, doña Juana sintió también los efectos de la crisis económica que afecto al mundo en el 30, y tal como lo hacia en Los Toldos continuó cosiendo, aunque algunos de los hijos ya trabajaban. Evita por lo pronto, finalizó aquí sus estudios primarios hasta su partida a la ciudad para hacer realidad su sueño, su anhelo: triunfar como artista. Este deseo se acrecentaba ante la necesidad de escapar de una vida monótona aunque aburrida también, que un pueblo del interior brinda; asimismo comenzaba a entender

las limitaciones económicas, de progreso que sufre una provinciana y que habría de solucionarse en Buenos Aires, en la gran urbe.

Tímida y callada, casi sin amigos, Evita en la escuela no se destacó por las buenas calificaciones, en cambio, disfrutaba de los juegos junto a sus hermanos así como recitar y hacer representaciones teatrales escolares. El pasatiempo de coleccionar figuras de artistas, la compañía de la radio y las salidas al cine, alimentaban más su vocación actoral y, por ende, la ilusión de conquistar la gran ciudad, de concretar sus grandes sueños fuera de un pueblo chico. Para llevar a cabo esto, se enfrentó ante su madre quien aun oponiéndose no logró doblegar la voluntad de una mujer que ya demostraba un carácter, un perfil.

Concluido los estudios primarios la situación económica había mejorado relativamente en el seno de la familia de Eva. Sus hermanos se habían estabilizado laboralmente y, si bien nada les sobraba, tampoco les faltaba; claro que a ella lo que le sobraba eran ganas, sueños por cumplir.

Son confusas las versiones que se tienen de su ida a Buenos Aires: que se marchó sin el consentimiento de su madre o si la tuvo, pero mas allá de eso importa el hecho de que haciendo caso a su obsesión se marcho de su casa. La versión más difundida, la del paso

por Junín del conocido cantante tanguero Agustín Magaldi, representó la vía

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