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Doble revolucion de Hobsbawm.

Enviado por   •  15 de Febrero de 2018  •  5.009 Palabras (21 Páginas)  •  422 Visitas

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Según Hobsbwam, la revolución industrial se gestó en Gran Bretaña, porque este fue el país que supo movilizar las oportunidades internacionales y quedarse con los mercados de ultramar (mercado externo fue la chispa). Por consiguiente el autor, explica la revolución industrial no solo en términos británicos, sino en lo que llama la “economía europea”, porque Inglaterra formaba parte de una economía más amplia.

En síntesis, para el autor, el comienzo un día de la ¨constante, rápida y hasta el presente ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios¨ (Hobsbwam 1997) es decir, el take off como plantean muchos autores no fue, desde luego, uno de esos fenómenos que como terremotos y los cometas sorprenden al mundo no técnico. Por el contrario, Inglaterra entró preparada en la industrialización, debido a que su revolución fue precedida de doscientos años de constante desarrollo económico que le permitieron crear una industria admirablemente equipada, favorecida a su vez por una coyuntura económica que se lo permitía: la industria algodonera y la expansión colonial (India y América Latina).

2-Los autores entre los cuales estableceré acercamientos o alejamientos analíticos son Barbero, María, Fontana, Joseph, Hobsbwam, Eric y Marx, Karl. Estos autores considero pueden ser agrupados en los modelos analíticos tratados en el punto anterior, gradualistas Barbero y Fontana, y rupturistas Hobsbwam y Marx.

Uno de los argumentos que justifican esta división es que tomando como punto de partida la interpretación que tienen sobre el concepto de revolución industrial, se puede encontrar una diferencia en el carácter más o menos violento del cambio. Mientras en el caso de Hobsbwam que retoma lo antes dicho por Marx, la revolución es vista como un estallido, un salto brusco y repentino a partir del cual se rompe con el pasado y se produce el crecimiento autosostenido constante y rápido de multiplicación de hombres, bienes y servicios a la par de nuevos cambios revolucionarios, para Fontana esta explicación es considerada como tradicional y simplista ya que explica el crecimiento económico moderno, como una aceleración que tuvo su origen como consecuencia de los progresos tecnológicos en la industria textil y en la siderurgia: de la máquina de vapor, la mecanización y el ferrocarril. Ante esta visión Fontana sostiene otro interpretación la cual al igual que Barbero, entiende al crecimiento industrial inglés como un proceso de largas y complejas evoluciones que han tenido cursos muy diversos, que tuvieron lugar de una manera gradual, en donde la difusión de la industria moderna fue lenta, y afecto de modo desigual a los diversos sectores de la actividad industrial y a las distintas áreas geográficas. A esto Barbero agrega que la ruptura no fue total, en la medida en que existen elementos de continuidad entre la sociedad tradicional y la sociedad industrial.

Esta idea de los marxistas de que en determinado momento se da un salto cualitativo que da lugar al paso de un modo de producción a otro, es una idea que se encuentra vinculada a otro concepto acuñado por Marx que es el de la llamada acumulación originaria o de la prehistoria del capital. La acumulación originaria es entendida como un proceso violento, largo, doloroso, que dura aproximadamente 350 años y que finaliza cuando se produce la realización del capital (Es este momento de encuentro de personas que desposeídos de sus medios de producción y de la capacidad de producir sus medios de vida, venden su fuerza de trabajo que se ha vuelto una mercancía, y quienes la compran que son quienes poseen los medios de producción, se crea así el mercado de trabajo y se puede hablar de realización el capital) que da lugar a una acumulación que va a ser constante y va a estar en crecimiento a partir de ese momento, es decir la acumulación capitalista. Contrario, como ya he expuesto, a los gradualistas para quienes este salto no se produce en ningún momento concreto, sino que todo forma parte de un proceso lento y gradual.

Otro punto de inflexión entre estos autores remite al pensamiento de Hobsbwam y Marx de comprender a la revolución industrial inglesa como una sola secuencia de crecimiento económico de validez universal, es decir, que una vez que Gran Bretaña empezó a industrializarse, otros países empezaron a disfrutar de los beneficios de su rápida expansión económica, la técnica británica se podía imitar e importarse la habilidad y los capitales ingleses. Contrario a ello Fontana considera que la situación que encontraron los primeros y la que tuvieron que afrontar los que llegaron más tarde a la industrialización no fueron iguales, sino que presentaron grandes diferencias especialmente en lo que se refiere a los mercados disponibles (n consumidores, capacidad adquisitiva y actividad productiva) y al volumen de capital que se necesitaba ( tecnologías cada vez más caras y mejores, que necesitaban de un capital inicial mayor, es decir, de una mayor inversión). Por lo cual dada la complejidad del proceso de industrialización, no puede hablarse de un modelo universal.

El modelo de protoindustria al que adhiere Fontana y menciona Barbero, es otra de las diferencias entre los autores. El concepto acuñado por Mendels, protoindustria, que hace referencia a la primera etapa del proceso de industrialización difundido entre los siglos XVI y XVII caracterizado por la difusión del sistema de trabajo a domicilio, ha ampliado el horizonte del tiempo histórico en el que son analizados los procesos de industrialización y ha permitido comprenderlos mejor. Este modelo consistió como nos describe Fontana, en un sistema de producción de base rural, en donde los trabajadores son artesanos-campesinos que combinan el trabajo de hilar o de tejer con el cultivo de la tierra, y cuyo producto se vende normalmente en un mercado lejano, por cuenta de empresarios que comercializan. El desarrollo de estas actividades industriales habría estimulado, en las zonas cercanas, el de una producción agrícola para vender a esos campesinos-artesanos que no cosechaban lo suficiente para su consumo, y habría favorecido de este modo el desarrollo del mercado laboral. En la Inglaterra del siglo XVIII, la demanda creciente del mercado interior y la posibilidad de hacer grandes beneficios con los productos industriales en el comercio triangular del Atlántico estimuló a los hombres de negocios, no solo a seguir actuando como empresarios externos a la producción, sino a invertir directamente en ésta a través de la fábrica. Esta protoindustrializacion si bien ha precedido en muchos lugares a la industrialización, no siempre ha sido así. Este último aspecto es una de las críticas más constantes al modelo. Autores como Marx y Hobsbwam, si bien no aceptan

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