ENSAYO LAS UVAS DE LA IRA

...

insultar en sus rostros, dañar en su cuerpo, pero qué hacer con los Bancos, qué hacer con el monstruo que los corrompe a todos, qué hacer con el monstruo que no come, que no duerme, qué hacer con el monstruo que no muere, con el monstruo que carcome el espíritu de los hombres pero que no responde bajo ningún llamado, ningún nombre, ningun acto, es el monstruo sin rostro, es el enemigo que no puede ser confrontado porque su cuerpo es más grande que cualquier hombre, es el animal cuyos brazos abarcan distancias y cantidades más grandes que cualquier país, un monstruo al que le pertenecen miles de hombres y todos sienten el dolor de las injusticias que cometen pero ninguno se interpone en medio del camino del monstruo porque después de todo sólo se está cumpliendo con su trabajo.

El sistema mismo es una trampa, la curva de oferta y demanda, la libertad de precios, la mano invisible todos ellos hacen daño a la clase obrera aunque se ven, el libro lo dice: las gentes odian el estado de las cosas y a sus actores porque las acusan de ser la causa pero no son sino la consecuencia, el enemigo es invisible y se lleva a cuestas con cada desplazamiento en la curva de demanda, las familias se desplazaban siguiendo la urgencia del hambre, las granjas dejaban boronas como rastros para ser perseguidas por los necesitados quienes persiguiendo la racionalidad individual caían en la irracionalidad colectiva: los salarios bajos por la oferta excesiva de mano de obra, los precios de los alimentos subiendo debido a la alta demanda sólo aumentaba la miseria de aquellos que dejaron todo por ir en búsqueda de oro donde sólo había pirita.

Weedpatch se convierte en un oasis en medio del desierto pero termina siendo tan sólo un espejismo de lo que podría ser una vida digna en medio de la miseria, durante el tiempo que la familia Toad está allí sólo Tom tiene trabajo durante 5 días, la vida de la carretera sin duchas, baños, alimentos o comodidades de repente se convierte en una zona de inquietante confort, el Estado les provee una gran variedad de beneficios, crédito en alimentos, atención médica, servicios básicos pero a cambio su espíritu combativo necesario para sobrevivir desaparece, de repente se atascan en una zona de confort. Ésta situación se redunda más adelante cuando la familia finalmente abandona Weepatch, la madre ofrece los ahorros que le quedan para que uno de sus hijos tome café para enfrentar mejor el camino por delante, en ese momento el carro sufre una avería y se dan cuenta que en caso que la madre no hubiera revelado su secreto, su dinero probablemente habrían dispuesto lo necesario para reparar el daño ellos, pero ahora surge una lucha mental interna por no gastar esos ahorros para pagar un mecánico para que lo repare. Es lo que los críticos censuran del Estado de Bienestar, el Estado apadrina de tal forma a sus ciudadanos, con subsidios, auxilios y demás que puede conducir en ellos incluso inconscientemente a un estado de comodidad que no permita en sus mentes el estado de emergencia que se requiere para evolucionar.