EVOLUCIÓN DEL CAMPO DEL CURRÍCULO EN COLOMBIA REGIÓN CARIBE.

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concepción más estructurada denominada Currículo por Objetivos. Donde los expertos, ingenieros curriculares, planteaban los derroteros a seguir por el docente; convirtiendo su quehacer en un conjunto de acciones instruccionales y repetitivas. A esta época se le denomino la primera etapa del currículo, abarca aproximadamente de 1920 a 1950.

La segunda etapa del currículo titulada Currículo por Procesos cubre el periodo de 1960 a 1970. Los autores Joseph Schwab, Lawrence Stenhouse, Stephen Kemmis, Elliot Eisner, entre otros, expresan una visión integradora, constructivista y significativa del currículo.

La tercera etapa del currículo se sitúa entre los años 1975 a 1990. Exponentes como Shirley Grundy y Abraham Magendzo propugnan una construcción cultural, democrática del currículo; asociándolo con la Teoría Socio-Crítica.

Especialistas pedagógicos como Kathryn Carr (1990), Shirley Grundy (1991), Stephen Kemmis (1993) postulan tres posibles enfoques que amplían las concepciones curriculares concebidas hasta esa época. Hacen referencia primero al Enfoque Técnico, en el cual la teoría dirige la acción en la enseñanza y la evaluación controla si el alumnado se ajusta a dicha teoría. Segundo, el Enfoque Práctico que dirige su interés al proceso de enseñanza-aprendizaje y no a los resultados logrados, y finalmente el Enfoque Critico que propone una revisión permanente del quehacer pedagógico, promueve los valores, la autocrítica y la praxis.

Cada uno de estos enfoques apadrina otras concepciones curriculares que aún tienen vigencia. En el Enfoque Técnico figura por un lado la Concepción Académica del currículo donde lo relevante de la escuela son los conocimientos científicos transmitidos; y por el otro lado se encuentra la Concepción Tecnológico-Positivista, donde prima la formación de un individuo funcional para la sociedad. Ésta a la vez concibe el currículo de tres formas: como un Sistema Tecnológico de Producción, un Plan de Instrucción y un conjunto de Experiencias de Aprendizaje.

En el Enfoque Práctico se expone la Concepción Interpretativa-Cultural del currículo donde la enseñanza está ligada a la axiología como ciencia social. De igual forma se subdivide en tres corrientes. Primeramente la Corriente Cognitiva guiada por el Constructivismo y el concepto del docente y el alumno como agentes de cambio. En segundo puesto se halla la Corriente Práctica, que entiende la teoría curricular como Arte de la Práctica, como Arquitectura de la Práctica, como un Acto Prescriptivo donde se elaboran materiales y se controla el sistema, como un Currículo Presentado a los Profesores (genérico, no óptimo para la vida en las escuelas), como un Currículo Moldeado por Profesores (reelaboración de materiales didácticos) y como un Currículo en Acción (o currículo realizado u oculto, se evidencia en la cultura escolar). La tercera Corriente curricular, denominada Re conceptualista postula tres visiones; una Visión Escéptica de la Ciencia Social (lógico-positivista), una Visión Perfectiva Global (humanista) y una Visión Introspectiva e Intuitiva de la realidad educativa (inteligencias múltiples).

El tercer y último enfoque, el Socio-Crítico muestra una comprensión del currículo como alternativa de transformación del contexto social, de los valores y de la propia practica pedagógica. Los aportes de la Corriente Crítica Australiana se acentúan en la participación democrática de los actores, mediante el dialogo, la reflexión y el perfeccionamiento de la escuela. La Corriente Crítica Alemana proclama la separación de la teoría y la praxis. La Teoría Critica en América Latina estimula la conciencia cultural y asume a los sujetos como forjadores de su propio destino. La Teoría Crítica en España alude a características propias de la Modernidad y la Posmodernidad que potencien una verdadera educación integral.