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Economia en el Porfiriato

Enviado por   •  7 de Enero de 2019  •  7.848 Palabras (32 Páginas)  •  306 Visitas

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Bajo concesión a particulares mexicanos destacan las líneas del Ferrocarril de Hidalgo y las líneas de Yucatán. Por administración directa del Estado, el Ferrocarril Nacional Esperanza-Tehuacán, el Ferrocarril Nacional Puebla-San Sebastián Texmelucan y el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Más tarde, la mayoría de estas líneas formarían parte de los grandes ferrocarriles de capital extranjero, o se unirían a los Ferrocarriles Nacionales de México en un período posterior.

En 1880 se otorgan tres importantes concesiones ferroviarias a inversionistas norteamericanos, con toda clase de facilidades para la construcción e importación de material y equipo rodante, que dieron origen al Ferrocarril Central, al Ferrocarril Nacional y al Ferrocarril Internacional. Al concluir el primer período de gobierno de Díaz, en 1880, la red de vías férreas de jurisdicción federal contaba con 1,073.5 km de vía.

En marzo de 1884, ya se podía ir en ferrocarril de México a Chicago. Las compañías norteamericanas aprovecharon las ventajosas concesiones que habían firmado con Díaz. Al trazar los ferrocarriles impusieron, desde entonces, sus intereses, aprovecharon su fuerza y su capital para trazar las líneas ferroviarias hacia la frontera norte, el Ferrocarril Nacional recibió 327 600 hectáreas, en 1910; Pearson, magnate ferrocarrilero, 1.5 millones de hectáreas en Chihuahua; los constructores del ferrocarril del Istmo de Tehuantepec recibieron 600 mil hectáreas. Lo que contribuyó a crear grandes latifundios en manos de empresarios norteamericanos, que incluso po­seían grandes propiedades en la frontera norte.

Porfirio Díaz dejó un legado para la historia: más de 24,000 Km. De vías férreas que servirían como base para el desarrollo industrial del resto del siglo XX.

INVERSIONES EXTRANJERAS

Al tener, durante el porfiriato, el poder Ejecutivo mayor espacio político, suceden importantes cambios legales en relación con la actividad minera. En primera instancia, por lo que se refiere al marco legal de la minería, el porfiriato marcará una tajante diferencia con sus antecesores. Pronto se sacudirá una legislación obsoleta que databa desde 1783, año en que se publicaron las ordenanzas de minería que chocaban con el proyecto liberal del estado encaminado a establecer las bases jurídicas y la infraestructura productiva que permitirían al país crecer hacia afuera en un período de estabilidad política

El primer paso contundente se da en las postrimerías del gobierno de Manuel González. Al finalizar ese gobierno (1884) se expiden las leyes mineras, siendo con Porfirio Díaz, en 1887 y 1892, cuando de manera definitiva caen las barreras al capital extranjero en lo referente a minería.

Al cambiar, pues, el marco jurídico se dio entrada a una demanda del capital externo, consistente en asegurar concesiones más extensas y libre explotación de parte de los estados en donde se haría la inversión. En 1884 se iniciaron las modificaciones a una legislación que, en esencia, databa de la Colonia. Primero se permite a los mexicanos y después a los extranjeros adquirir propiedades ilimitadas y se les exime del pago de impuestos. Luego la ley de 6 de junio de 1892 significó un vuelco en el derecho de propiedad, pues la República Mexicana dejó de considerar suyas las minas al instaurar la propiedad a perpetuidad e irrevocable en las concesiones mineras

Otro punto importante es el de las relaciones diplomáticas entre México con Inglaterra, Francia y Alemania. Relaciones que estaban suspendidas ya sea por los resentimientos políticos resultantes de las invasiones o bien por el no reconocimiento, por parte de los gobiernos republicanos, de las deudas contraídas por el gobierno de facto. Situación que había congelado la cartera de préstamos del país. Sin embargo, a partir de 1880 se reestablecieron las relaciones con Francia. Con Gran Bretaña, entre tanto, existía una vieja deuda pendiente; pero el panorama mejoró desde 1884 y Manuel Dublán pudo negociar dos años después la deuda en condiciones favorables para México.

Abiertas las puertas al capital, y aun cuando su arribo no se dio de inmediato las tres décadas de gobierno de Díaz se caracterizan por algo peculiar: el desarrollo de la inversión extranjera. No es que antes ésta no hubiera entrado a México e incluso obtenidas concesiones del gobierno federal. Lo que sucede es que entonces alcanza un nivel insospechado

Un rasgo interesante, que se desprende de esa colocación de inversiones, es que la presencia del capital imperialista se concentra en ciertos polos que coinciden con la necesidad de contar con determinadas materias primas y con el ansia de obtener mayores beneficios. En este caso encontramos que los ferrocarriles, la minería y la deuda pública absorben al 74.9 % del total de los capitales invertidos en México.

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La expectativa de las potencias europeas deja a Estados Unidos de América sin competencia durante las dos primeras décadas porfiristas. Y conforme se consolida, se advierte un paulatino ascenso del papel jugado por los intereses estadounidenses en la economía nacional, en demérito de la influencia británica con la expansión económica.

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Lo que se advierte en relación con la inversión estadounidense en México es que, en el caso de los ferrocarriles, se mantiene en aumento constante durante el porfiriato, pues de 335 millones en 1880 se pasa a 644 en 1911, lo que significa un crecimiento de 52 por ciento; pero además se nota la interrupción en la década de 1911 a 1920. Por otra parte, en la minería sería el otro sector atrayente de capitales de Estados Unidos de América; también hay un proceso de incremento, en donde lo relevante es que en la década de turbulencia revolucionaria no decrece.

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De acuerdo a como se distribuye el capital estadounidense, se puede inferir que; por una parte hay orientación global del capital en el norte de México. Dos parecen ser las razones. Por un lado, la proximidad geográfica y, por otro, el hecho de que un 25 por ciento de su inversión total tiene que ver con minería, siendo precisamente en los estados del norte donde se descubren importantes vetas de minerales industrializables.

31Además, no se puede negar que los ferrocarriles, -otro renglón de inversión muy importante- normalmente fueron construidos para favorecer a la actividad

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