El 18 BRUMARIO DE LUIS BONAPARTE

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Tras la elección de Luis Bonaparte como presidente, el 10 de diciembre de 1848, empieza a generarse una crisis frente a la constituyente, se da por terminada la dictadura de Covaignac sin embargo se mantenía en Paris un estado de sitio por parte de él, además la constitución proclamaba una serie de elementos fundamentales que defendían las libertades individuales de los revolucionarios que se hicieron con el poder, para ello se consagra la división de poderes donde, por una parte se encontraba la asamblea nacional ostentando el poder legislativo y moral y por el otro lado se encuentra al presidente poseedor de poder ejecutivo, poder efectivo, pues tiene a su cargo las instituciones esenciales del Estado como las fuerzas armadas, herramienta de represión y perpetuación del poder.

Con Luis Bonaparte en el poder, respaldado por el amplio y cohesionado partido del orden y tras una serie de conspiraciones internas, la asamblea nacional constituyente resuelve su propia disolución, donde evidentemente se perseguían intereses de un sector privilegiado dentro del partido, pues a los monarcas coligados al partido les interesaba profundamente crear las leyes organizativas del país y no dejar que estas fueran concebidas desde el sector republicano.

Posterior a progresiva disolución de la asamblea nacional y la estigmatización provocada por un amplio sector con respecto al régimen parlamentario, se menciona el periodo comprendido entre el 28 de mayo de 1849 al 2 de diciembre de 1851, caracterizado esencialmente por la creación de una asamblea nacional legislativa, generada a partir de la represión por parte del partido del orden a un reducido sector de pequeño-burgueses que iba tomando fuerza y que recientemente se había unido al sector obrero, conocidos por la lucha socialdemócrata. Tras dichos procesos se instaura en el país un régimen parlamentario, suprimiendo el sufragio universal, persiguiendo, principalmente el interés material de la burguesía francesa, relacionado estrechamente con la conservación de aquel Estado dispuesto a proteger y administrar sus intereses, además que, menciona Marx (2003) su interés político obligaba a aumentar diariamente la represión y por lo tanto, los recursos y personal del Estado.

Ante el evidente colapso del partido del orden, tras sus políticas represivas, tras la evidente caída de sus puestos en el parlamento, diversos partidarios de dicho orden, debieron manifestarse públicamente como republicanos reconociendo así, afirma el autor, que “aunque su corazón era monárquico, su cabeza abrigaba ideas republicanas y que la república parlamentaria era la única forma posible para la dominación de toda la burguesía”. (Marx, 2003, pág.77). A partir de ello se observa un episodio que marca profundamente la vida de los parisinos el golpe de estado del 2 de diciembre de 1851, donde Luis Bonaparte se adjudicaba para sí todo poder sobre el Estado, dando por terminado el Partido del Orden, la Asamblea Legislativa y las reformas que había traído para el país la revolución de febrero.

En este recorrido histórico sobre los episodios esenciales que marcaron el establecimiento y el progresivo desvanecimiento de la segunda república francesa, es evidente como se genera una constante lucha de clases, en las formas de establecer un orden social, lucha indiscutiblemente permeada por la racionalidad económica, interés fundamental de clase que defendían los burgueses; en este sentido es claro como históricamente dicha clase burguesa se encuentra en constante búsqueda de acumulación de capital, valiéndose para ello del aparato del Estado y de la constante explotación de la clase trabajadora, adquiriendo así el poder económico necesario que le permite acceder a la escena política y llevar a cabo sus proyectos valiéndose de los diferentes elementos que la misma sociedad, históricamente, le ha proporcionado.

Referencias Bibliográficas:

- Marx, Karl (2003). “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”. Fundación Federico Engels, Madrid.