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El control obrero de la producción de maquinas en los Estados Unidos

Enviado por   •  1 de Marzo de 2018  •  2.041 Palabras (9 Páginas)  •  320 Visitas

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Por otro lado, la autonomía del artesano, que estaba codificada en las reglamentaciones sindicales, no era en forma alguna individualista. Los artesanos eran inequívoca y conscientemente hombres de grupo, buscaban con avidez su mejoramiento con base en la colectividad. Como los sindicatos se volvieron más fuertes después de 1886, el número de huelgas para hacer cumplir los reglamentos sindicales creció continuamente.

Donde el ramo estaba bien organizado, un comité en cada taller supervisaba el cumplimiento de los reglamentos y del salario mínimo que el sindicato hubiera adoptado para todo el ramo. El sindicato por oficio y la asamblea local de oficios de los Caballeros de Trabajo, eran formas de organización bien adaptadas a este tipo de actividades regulatorias. Los miembros legislaban sobre asuntos en los que eran expertos indiscutibles, que sólo su valor y solidaridad podían reforzar. Por una parte, la forma de organización por oficio vinculaba sus intereses personales con los del ramo, en lugar de vincularlos con los de la compañía en que trabajaban; y por la otra, sus esfuerzos por hacer respetar las mismas reglas a todos sus patrones, cuando eran exitosos, creaban al menos unas cuantas islas de orden en el océano económico de anárquica competencia del siglo XIX.

Las organizaciones de trabajadores de la ultima parte del siglo XIX lucharon persistentemente para transformar la lucha obrera espontánea en otra de acciones deliberadas, de la misma manera que trataron de sujetar las huelgas salariales y los esfuerzos por acortar la jornada a una reglamentación consciente. Solo a través de una cuidadosa y total organización fue posible hacer cumplir las reglas laborales en las fábricas, las minas o los lugares de construcción.

3) Apoyo mutuo

El tercer nivel de lucha por el control del trabajo emergió cuando trabajadores de diferentes oficios se apoyaron mutuamente en sus batallas por hacer valor los reglamentos sindicales y su reconocimiento.

Casi la mitad de las huelgas entre 1881 y 1886 habían ocurrido sin que el sindicato las apoyara o sancionara. En los siete años siguientes a 1887 más de dos terceras partes de las huelgas de cada año fueron deliberadamente propuestas por algún sindicato, y en 1891 casi el 75% de las huelgas fueron oficiales.

Segunda, en tanto las huelgas se volvieron mas deliberadas y sindicalizadas, la proporción de las huelgas primordialmente por salarios descendió abruptamente. Las huelgas por reglamentos sindicales, reconocimiento de sindicatos y protección a sus miembros creció de un 10% o menos del total, antes de 1885, a un 19 o 20% entre 1891 y 1893.

Tercera, la sindicalización de los trabajadores creció, en general, más rápidamente que la participación en las huelgas. En una palabra, las tendencias dominantes de la actividad huelguística fueron la organización y el cálculo, tal como sucedió con la evolución de los reglamentos de trabajo durante el siglo XIX. Pero la afirmación del control deliberado a través de la organización formar, se sostuvo no únicamente por niveles altos de militancia, sino también por un notable y agresivo apoyo mutuo, el que algunas veces tomo la forma de sindicalización en todos los niveles dentro de una misma industria, pero mas frecuentemente se dio en la forma de huelgas solidarias que involucraban a miembros de diferentes sindicatos. Las organizaciones conjuntas de todos los tipos de trabajadores, al parecer florecieron en los lugares donde ningún oficio alcanzaba a dominar la vida laboral, como sucedió con los moldeadores de hierro, los albañiles o los pudeladotes de metal.

En resumen, la organización de todos los tipos de trabajadores en cualquier industria impulsó la formulación de reglamentos colectivos de trabajadores de oficio que entraban en una relación mas agresiva con los patrones, aun cuando siguieron existiendo estilos de trabajo sustancialmente iguales.

Patrones de muchas industrias se unieron en los primeros años de la década de los noventa para resistir huelgas por solidaridad, reglamentos y reconocimiento sindical con creciente vigor y eficiencia. Paros empresariales solidarios fueron montados por la organización de patrones para negarles a los obreros huelguistas alternativas de empleo o de apoyo financiero. En este marco, los oficios sindicalizados sufrieron un número creciente de derrotas. Consecuentemente, los sindicalistas empezaron a alejarse de las prácticas de las huelgas solidarias.

En resumen: conforme los trabajadores de oficio se sindicalizaron, no solo lucharon por el control en forma crecientemente colectiva y deliberada, sino que también manifestaron una creciente conciencia de la dependencia de sus esfuerzos con trabajadores de otros oficios. Obtuvieron fuerza en su autonomía funcional, que se derivaba de su conocimiento superior, ejercido a través de su autodirección y de la dirección de otros en el trabajo. Esta autonomía nutrió y a la vez fue nutrida por la ética mutualista, que repudiaba importantes elementos del individualismo adquisitivo. Conforme paso el tiempo, la autonomía funcional fue cada vez mas a menudo codificada en forma de reglamentos sindicales, que colectivamente fueron “legislados” y mantenidos a través del compromiso individual de los artesanos y del abultado número de huelgas. Los esfuerzos organizados alcanzaron el nivel mas agresivo e incluso en acciones conjuntas de apoyo mutuo entre los oficios. Cuando tales acciones involucraron a todos los trabajadores de una industria, y cuando produjeron una fuerte tendencia de los trabajadores calificados a lanzarse a la huelga para apoyar las demandas de unos y otros, separaron agudamente las consecuencias agresivas de las conservadores de la autonomía artesanal, al mismo tiempo que provocaron una concentrada e intensa respuesta por parte de la comunidad empresarial.

Por otro lado, nuevos e importantes desarrollos distinguieron la primera década del siglo XX. Los dirigentes de los sindicato que cada vez mas servían durante periodos largos con posiciones asalariadas de tiempo completo, buscaron negociar los términos laborales con los patrones, en lugar de dejar que sus miembros los “legislaran”

Lo más importante de todo, es que los nuevos métodos de administración industrial minaron la fundación de la autonomía funcional artesanal. El análisis del trabajo a través de estudios de tiempo y movimiento permitió a los administradores aprender para luego sistematizar la forma en que el trabajo mismo era hecho. De hecho, la administración científica vino a desarticular fundamentalmente el estilo de trabajo de los obreros de oficio, sus reglas sindicales y sus tarifas estandarizadas así

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