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El origen del inquilinaje en la historiografía chilena

Enviado por   •  9 de Abril de 2018  •  1.648 Palabras (7 Páginas)  •  292 Visitas

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El préstamo-comodato –que es lo que aquí nos interesa, se refiere a una cosa individualizada, que tiene que devolverse en especie. Lo que distingue el préstamo del loguero o arrendamiento, es su carácter de arrendamiento, es su carácter gratuito y eminentemente personal: se constituye en relación a la persona del prestario, cesa cuando este muere.

El carácter fluctuante del vocablo “préstamo” es interesante y revelador de que se trata de una situación no bien definida, lindante con el arrendamiento, pero con un matiz peculiar.

El préstamo desempeña un papel importante en regiones ganaderas. Se refiere siempre a “pedazos” de tierra más o menos individualizadas por sus nombres, a partes de la estancia, no a ésta en su totalidad.

Una diferencia importante respecto del arrendamiento formal por escritura pública es la ausencia de plazo, de modo que su situación es más precaria, y salen cuando el dueño lo quiere.

Debemos recordar que en el siglo XVII se observa a menudo el abandono de una tierra por falta de gente de servicio, es un mal crónico de las décadas que caen hacia mediados de siglo. El préstamo está ligado aquí al uso de una tierra que el dueño no puede explotar, donde el agraciado está facultado para sacar leña y hacer pequeñas sementeras. Pero desde el momento que hay mejoras –como las que normalmente podían hacer un arrendatario corriente- el dueño quiere recuperar la tierra, aprovechando así el trabajo del tenedor y afirmando su derecho inseguro.

Aquí encontramos otro aspecto fundamental del préstamo: no ya sólo como señal de posesión del estanciero, sino con una tarea determinada e importante dentro de ella, la de custodiar sus límites, y cuidar de que los ganados, vacunos y caballares, que andaban grandes distancias sin pastor, no se extraviasen.

Así, pues, a fines del siglo XVII algunos beneficiados con el préstamo, de rango inferior, no son sólo tenedores semigratuitos, sino que tienen ciertos cuidados dentro de la estancia.

Préstamo, no puede medirse, ya que constaba solo por papeles privados o verbalmente. Aparece como una forma jurídica singularmente flexible, capaz de aplicarse a varias categorías sociales y circunstancias económicas. Supone por su estructura formal, cierta gratuidad y precariedad. La falta de solemnidad en su constitución trae consigo el que la denominación oscile en los documentos. En el siglo XVII no se encuentran préstamos a indios, a causa de que éstos están sujetos a fijaciones y normas distintas; sólo aparecen, raramente, en el siglo siguiente, cuando ya su estatuto se ha disuelto. Es decisiva, en el siglo XVII, la relación personal del tenedor en relación al dueño (hijo, hermano natural, compadrazgo, etc). El préstamo es aquí una forma de posesión a través de un tenedor precario. No existe pues, peligro en permitir la radicación de gentes de confianza, que pagan un canon de reconocimiento de dominio, casí simbólico, que declararán a favor del estanciero en cualquier conflicto de deslindes, y que despoblarán cuando el propietario quiera exigírselo. Pero el asentamiento del beneficiario del préstamo le otorga todavía una posición muy distinta de los sirvientes e indios de servicio.

El préstamo sirve para la ocupación de tierras despobladas. Pero, a causa del mayor valor de la tierra, debe haber sido allí excepcional frente al arrendamiento, que está atestiguado ya en los primeros años de la ciudad de Santiago por sus actas de cabildo.

Esencialmente ligado al escaso valor del suelo, el préstamo es una institución que sigue a la época de las mercedes de tierra, y que antecede al proceso de creciente valorización del cultivo. El préstamo es un testimonio del momento intermedio.

El préstamo conserva, de la época de la conquista, la importancia de los factores personales en la institución. El siglo XIII, que presenta un incremento de la población y del comercio y una mayor estratificación, traerá un cambio. Las tenencias aumentarán en cantidad e implicarán un rasgo de mayor dependencia, el vínculo personal que en el futuro será el predominante en la relación del tenedor al propietario.

V

Incremento de las pequeñas tenencias y predominio del arrendamiento

El nombre de la tenencia tiende a variar. Hacía 1700, todavía fluctúa el vocabulario entre “préstamo” y “arriendo”. Siguen usándose las expresiones ligadas al préstamo como “dar una tierra”, “estar con consentimiento de”. Son indicios de la perduración del préstamo, que se prolonga hasta muy tarde en el siglo XVIII, pero ya sin incremento.

La palabra arrendamiento ha tomado la delantera en las primeras décadas del siglo, y se hace luego prácticamente exclusiva.

Que el arrendamiento domina sin contrapeso sobre el antiguo préstamo, se puede mostrar fácilmente por la importancia creciente del canon.

La tenencia es eminentemente precaria. Los casos de plazo pactados son rarísimos.

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