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El zorro enjaulado ensayo.

Enviado por   •  16 de Abril de 2018  •  4.093 Palabras (17 Páginas)  •  394 Visitas

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Don Cristóbal al enterarse de lo ocurrido fue por sus hijos y los llevó inmediatamente de vuelta a la hacienda pero tiempo después regresaron a Valladolid y continuaron con sus estudios en el colegio de San Nicolás Obispo.

En el año de 1766 volvió la epidemia de viruela cobrando miles de muertes. El visitador José de Gálvez quien había llegado cinco años antes a México, logró destruir al virrey Don Joaquín de Montserrat quien quedo sometido al juicio de residencia, José de Gálvez reorganizo el estanco del tabaco y expidió una ley que obligaba a pagar impuestos por libros y periódicos.

Los soberanos borbones y las clases altas españolas veían mal a los jesuitas, como un peligro especialmente por sus enseñanzas a la juventud y la manera progresista de ver los papeles de la autoridad “consideraban a los indios gente de razón y negaban a los soberanos el derecho de conquista”[8]

Las críticas a los jesuitas llegaban atrasadas a la nueva España, los jesuitas tenían un enemigo muy poderoso y era el señor Pedro Pablo Abarca de Bolea, quien era presidente del consejo de ministros.

Los hermanos Hidalgo ya podían percibir la guerra que se desataría contra sus maestros jesuitas y que venía de España,” no alcanzaba a comprender como se criticaba a aquellos varones inteligentes y sabios que tanto bien habían derramado entre la juventud del país”[9]

Miguel hidalgo ejerció su vocación de maestro donde los niños y los indios lo escuchaban con mucho interés y respeto actitud propia de las razas autóctonas.

Los padres jesuitas del colegio de Valladolid dijeron en voz baja que “el pueblo indígena y las castas eran mayoría en la ciudad y que en un momento dado podían apoderarse de las haciendas y cuarteles y hacer una revolución contra los españoles”[10]

Estos acontecimientos demostraban el deseo de libertad y autogobierno filtrado ya entre los habitantes de la llamada Nueva España, que los peninsulares veían con temor y los criollos con simpatía.

Los jesuitas defendieron los derechos. Lo que había sido otro motivo para su expulsión. Valladolid se vio se vio perturbada por el destierro tan injusto de los maestros, José Joaquín y miguel hablaban asustados y confusos:”parece que los americanos estamos condenados a que el rey de España tome decisiones tan contrarias como el sentir de nuestro país.”[11]

El cielo de nueva España se obscureció en 1767 ya que se veía venir la tempestad, Don Cristóbal Hidalgo y costilla regreso a sus hijos a corralejo mientras los jóvenes se despidieron con gran tristeza de sus amigos y compañeros del colegio y de su tío tutor así como se despidieron con gran sentimiento de sus profesores queridos jesuitas.

En 1767 los hermanos hidalgp junto con sus compañeros de escuela resistían con temos a sus compañeros mayores, quienes los bromeaban y les hacían la novatada tradicional “¡el año próximo cuando me toque ser uno de los padrinos organizare bien la fiesta!”[12] de pronto entre varios de sus compañeros mayores lo tomaron y lo sumergieron en un tonel de agua helada mientras los demás reian forzadamente.

Previamente regresaron los hermanos hidalgo a Valladolid, volvieron a ver a sus grandes amigos, pero las cosas ya no eran iguales: el viejo Hilario había muerto meses antes, gertrudes había sido pedida en matrimonio por el mestizo francisco ríos; pero Miguel había sentido el mayor de los cambios pues los indios cuando se encontraban con él, se quitaban el sombrero y le demostraban respeto de una manera que jamás antes le habían expresado en ese modo de esta manera los hombres y mujeres de su querido pueblo ya no eran los mismos. Su padre don Cristóbal al percatarse de ello los llevo de vacaciones a su pueblo natal llamado San Pedro Tejupilco para que cambiaran de aires y conocieran aquellas tierras que lo vieron nacer.

Miguel hidalgo fue ahí donde convivió con indígenas desarrollando aun mejor el manejo de su difícil lengua y conoció el penetrante frio que los hacía refugiarse en la vieja casa de su tía.

El colegio de san Nicolás fundado en 1540 por vasco de Quiroga, fue de los primeros planteles en educación superior de la nueva España, se encontraba muy cerca del colegio en donde los hermanos hidalgo habían estudiado hasta la expulsión de sus maestros jesuitas. El colegio san Nicolás se dedicaba solamente a la formación de un clero que sirviese a la catequización de indígenas limitándose a la enseñanza de las ciencias teológicas pero en el siglo XVIII se ampliaron las enseñanzas con artes, teología escolástica y moral.

En Valladolid los jóvenes hermanos reiniciaban su vida rutinaria en el colegio, llevando un pesado día ya que se levantaban a las 5 de la mañana iniciando sus labores estudiantiles y terminándolas casi 13 horas después. Jose Antonio Villaseñor busco a hidalgo para contarle una noticia y esta fue que el cura llamado juan garcia jove llamo a los feligreses para predicar en contra del gobierno español, echando en cara la expulsión de los jesuitas y sobre todo para expresar su contra sobre el abandono que tienen los indios, castas y el monopolio que hacen los peninsulares.

Comentaron que era un padre muy valiente y claridoso al expresar su inconformismo “cuando el poder se ejerce con despotismo o venalidad es licito al buen cristiano defender a sus semejantes de la explotación”[13] si las cosas no cambian en la patria ese tipo de incidentes se repetirían como por ejemplo en la expulsión de los jesuitas.

En los años de 1768 y 1770 hidalgo destacó en los cursos de artes y filosofía. Termino su bachillerato en artes y destacaba en sus lecciones obteniendo siempre el primer lugar. En febrero de ese mismo año emprendió un viaje junto con su hermano a corralejo para reunirse con su padre y partir hacia la ciudad con el propósito de obtener el título de bachiller en la real y pontificia universidad.

La ciudad que conocieron era pequeña contando con ciento cuarenta mil personas, sus límites de la ciudad antigua eran: “al norte la iglesia y convento de Santiago, al sur el convento de san Antonio abad; al oriente el hospital de san Lázaro y al poniente el colegio de san Fernando”[14]. Hidalgo admiraba el casi terminado lienzo del pintor Morlete que se encontraba en la gran plaza de la ciudad, en eso recordó que su querido maestro clavijero describía la plaza durante los motines como una “ antorcha ardiente” en 1697 y por tales acciones se sentía desorganizada, pero en 1770 la plaza lucia en todo su esplendor y con mayor tranquilidad transitada por curas y frailes, indios y negros , también por aguadores que pregonaban su mercancía.

Don

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