Ensayo de Los artesanos de Europa

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Cipolla menciona que aunque el reloj era un objeto valioso, la fluctuante demanda de relojes no permitió un grupo especializado de artesanos. Los primeros relojeros eran herreros, cerrajeros, fundidores de cañones que ocasionalmente lograban producir o reparar relojes. Hasta 1730 todavía los artesanos que reparaban relojes también eran cerrajeros. Asimismo, solo hasta finales del siglo XV, todavía no existían en Europa centros de producción relojera. Los relojes se fabricaban en lugares donde eran encargados, y se desplazaban los artesanos o las mercancías. No obstante, posterior a ello y con la masificación en el aumento de la demanda de relojes se favoreció la formación de grupos estables de artesanos. Lo anterior también tiene en cuenta que la mayor parte de relojeros procedían del amplio estrato social del artesanado y como lo especifica Cipolla, no era un grupo principal económicamente hablando.

En los siglos XVI y XVII los relojes eran objeto de lujo central en la decoración a finales del renacimiento y la época del barroco. Por supuesto, los artesanos tenían que complacer las exigencias de la nueva moda y este arte comenzó a tener grandes evoluciones. Asimismo, en los descubrimientos de astrónomos y navegantes, era elemental disponer de relojes de precisión para determinar la longitud y la posición exacta de los astros. En el siglo XVII cuando los defensores de la nueva ciencia se dedicaron a los problemas de la medición del tiempo, aplicaron a la relojería criterios de análisis técnico y de experimentación sistemático que llevo a un progreso tecnológico elemental del sector. La relojería además de poner en práctica los descubrimientos teóricos y prácticos, de la física y la mecánica, fue elemental en la evolución de los instrumentos científicos. Al respecto, Crosby expresa que “el logro intelectual distintivo de occidente, consistió en juntar las matemáticas y la medición y aplicarlas a la tarea de entender una realidad perceptible por los sentidos (…) temporal y espacialmente uniforme y que, por tanto, podía someterse a semejante examen” (Crosby, 1998)

Otro aspecto relevante citado es el papel de las migraciones en la difusión de las tecnologías. Cipolla menciona como el nivel central en la producción de relojes tanto en Londres como en Ginebra se constituía por la inmigración de artesanos extranjeros. Esto también influía en el hecho de que se ampliaba la zona social que podía permitirse adquirir un reloj. Asimismo, resulta extraordinario observar como la relación entre las particularidades religiosas y especialmente como el protestantismo calo en los artesanos relojeros debido especialmente a su grado de alfabetización y a los conocimientos técnicos muy propios del rasgo común de los relojeros de la época que además tenían un carácter que siendo atrevido con las generalizaciones eran intemperantes.

Por supuesto, además de que el reloj ha suscitado históricamente un aparato de precisión elemental, resulta relevante en Cipolla, como este objeto esta en sintonía con la exigencia del Occidente medieval y esconde los diferentes ritmos y tiempos de la vida social. Para comprender las relaciones entre progreso tecnológico, cultura y estructura de la sociedad, Cipolla analiza un escenario que enmarca desde la vida social de los artesanos hasta la descripción más detallada de sus talleres.

Bibliografía

- Alfred W. Crosby. La Medida de la realidad. La cuantificación y la sociedad occidental, 1250-1600. .Editorial Crítica, Grijalbo Mondadori. Colección: Libros de Historia. Barcelona, 1998.

- Foucault. Michel. Seguridad, Territorio, Población. Fondo de Cultura Económica|, 2006 (2da edición.)