Guerras sucias

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Según la Real Academia Española poder se define como “tener expeditada la facultad o potencia de hacer algo”, o bien, “ser mas fuerte que alguien, ser capaz de vencerle”. Queda claro entonces que el poder viene cuando se está en potencia de ser, así sea el ser una superpotencia cimentada en el asesinato. Y si Estados Unidos tiene el poder de controlar la vida de las personas a través de redes secretas, ¿cómo controlar al que está en potencia?

Karl Popper; filosofo austriaco, plantea claramente en su obra La sociedad abierta y sus enemigos que: “La democracia consiste en poner bajo control al poder político”, sin embargo son los ciudadanos los que deben de ver tal herramienta, y utilizarla. En el siglo XXI es mucho mas facil hacer frente al sinismo de aquellos que controlan el Estado gracias a las redes sociales, que, tal como lo dice su nombre, tienen la capacidad de conectar personas de todo el globo y vuelven realidad una comunicación efectiva.

Un caso que ejemplifica el alcance de las redes sociales como control del poder es la Revolución de Egipto. Facebook y Twitter fueron utilizados para movilizar a los ciudadanos y reunirlos en protestas incesantes que se prolongaron por 18 dìas. Tales medios lograron unir a los ciudadanos ejipcios, mismos que se sintieron respaldados y con la confianza de dalir a las calles a exigir un cambio democrático que les permitiera mejorar su calidad de vida y obtener derechos polìticos. El pueblo logró la caida de Hosni Mubarak, quien fuera dictador por más de 30 años.

Sin embargo, tal como el caso de Estados Unidos, ¿qué pasa cuando el poder se hace pasar por una “fuerza del bien”, limita su pluralismo político, utiliza ejercitos de élite secretos y controla los medios? Otro filìsifo austriaco, Frederick Hayek, advirtió que “bajo el gobierno de una mayoría muy homogénea y doctrinaria, el sistema democrático puede ser tan opresivo como la peor dictadura”. Esto quiere decir, que es necesario que el pueblo despierte y cuestione a sus autpridades para ebitar la omnipotencia de los gobernantes y el poder bélico que utilizan para un bien egoista.

Se conclutye entonces que el poder solo encontraá límites cuando la democracia, ese poder del pueblo y para el pueblo, sea una garantia de libertad individual que los ciudadanos toman como propia, no como una tarea de los polìticos.