Historia antigua 1 - relacion occidente - oriente.

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de los logros políticos y económicos europeos justificaron su superioridad sobre el resto del mundo, situándose en el más alto de la cumbre y su obligación a expandir la civilización y el progreso en las zonas periféricas. La búsqueda del racionalismo en el saber y la economía en este contexto desemboco en un gran avance, caracterizado por diferentes etapas de la revolución científica que desembocaría en la modernización, la industrialización y el capitalismo (milagro económico), cambios que, paralelamente afianzaron la identidad nacional basada en la inferioridad de los otros, es decir, el nacionalismo europeo.

Ese impacto se asoció a cuestiones de poder, propiedad y género e influenció en el discurso visual, oral y escrito (el arte, la música y la literatura). Entre la literatura, se incluye la novela aparece aquí como vital para el desarrollo del Orientalismo, es decir, la traducción de una imagen occidental sobre el mundo oriental, usado también como legitimidad de la identidad moderna occidental. Por su parte, El arte expresa escenas de fantasía, exotismo, magia e inferioridad de esa realidad “atrasada” y “primitiva” oriental, como se ve en el texto de Bahrani, que considera la representación pictórica de Babilonia como la reconstrucción de una “historia invertida” de Europa (la mujer babilónica es sexual y dispuesta a ser sometida y dominada, en contraste a la mujer inglesa, más pura y asexuada).

A partir del siglo XIX, impulsado por estos gobiernos imperialistas y expansionistas europeos (entre ellos se destacan Francia y Gran Bretaña), y de la mano del “milagro económico” capitalista (otros hablarían de la “maldición capitalista”, que se opone al estatismo de las economías orientales que carecían de racionalidad), el estudio sobre el “otro” se volvió más sistemática en campos científicos, partiendo del sentido de la “protección de la pureza de la raza” (racismo biológico y centralizado) y mediante herramientas de trabajo, métodos y fuentes disponibles para legitimar su posición. Uno de los elementos más destacados fue la antropología, usada como disciplina y subproducto en el estudio de las formas de organización de las sociedades pre-capitalistas. Tanto las expediciones como las excavaciones que se realizaron en aquellas zonas les permitieron recolectar documentación arqueológica y textual (como escritura cuneiforme o jeroglíficos egipcios). Estas expediciones tienen sus comienzos en la campaña militar de Napoleón al Este de África, que le permitió a este idear una traducción cultural atemporal de Asia. De ahí surgió la Egiptología, que se basó en la reconstrucción del hombre, el origen y los fundamentos de su cultura.

Debido al hecho de que esa reconstrucción se realiza desde la mirada de Occidente que va expandiéndose cada vez más, primero va a otorgar una ventaja comparativa sobre su vecino asiático, y segundo, lo va a llevar a una “crisis de identidad”, ya que sus tradiciones historiográficas son negadas por los europeos o distorsionadas por una nueva representación histórica bajo pautas de la mirada occidental. La idea de llevar el progreso y la civilización del otro lado de la frontera impacta en la plenitud original de estas sociedades. Es así como va formándose, del siglo XIX en adelante, un sistema-mundo (Wallerstain) que divide al mundo en la zona central (Europa) de las periferias (Asia, América, etc.). Se afirma la existencia de una economía global que penetro en forma progresiva en los rincones del mundo, vinculando a países desarrollados entre sí con el mundo sub-desarrollado. Uno de los problemas que trae es dejar de lado desarrollo orientales como el que mostro Japón, que si bien no paso por los proceso de desarrollo evolutivos de Occidente, como lo expone Webber, las orientaciones éticas religiosas habrían construido un estímulo de desarrollo económico comparable al protestantismo de Occidente. Por lo tanto se estaría hablando de un capitalismo occidental y un capitalismo