Importancia del felino en el mundo andino

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1.3.1 Características de las figuras felinas en Chavín

“Sin embargo, desde esa época, junto con la arquitectura suntuosa que constituye un centro ceremonial, aparece una iconografía compleja que se refiere al felino mismo o los elementos que se relacionan con el felino”. (Fujli, 1993, p.260) Ya desde entonces, se ve un estilo marcado con respecto a lo que el felino le compete. Se reconocen tres características en sí sobre las tres esculturas más importantes de Chavín: ojos grandes excéntricos, labios volteados, colmillos salientes, y garras agudas. A pesar de eso, no se reconoce al felino ahí por ser él sino por sus atributos. En dos de ellas, se representa una forma humana presente, llegando a la conclusión de que a la figura humana se le complementan características felinas.

Hacia el año 900 a.C, el culto del Jaguar de Chavín y su influencia cultural había sido aceptado en la mayor parte de la zona que actualmente ocupa el Perú como lo atestigua la presencia de templos en “U" de Chavín y el estilo de multitud de esculturas, vasijas, y textiles pertenecientes a esa cultura. Según Tello, este concepto tiene una base empírica, ya que el jaguar “suele excursionar por las praderas andinas”, su piel “despide al menor rozamiento chispas y haces luminosos. El símbolo del cóndor unido al jaguar aparece por primera vez en el templo antiguo, representando el tótem felino que alcanza niveles de conciencia más elevados uniéndose con el cóndor, que denota el mundo de arriba (Sol).

Arango (2005) dice: “(…) muestran una deidad antropomorfizada con rasgos felinos y con serpientes en su tocado. Estos dos rostros resultan básicamente asimilables a nuestro ícono, que denominaremos la representación de la deidad protectora de la agricultura, tanto en su contenido iconográfico, como en los cánones decorativos dominantes” (p. 62). Otra vez, se recalca la agricultura como papel fundamental de la vida en Chavín y claramente representada de diferentes maneras.

1.3.2 El Obelisco Chavín

Tello observó en el Obelisco de Chavín, que ahora lleva su nombre, al felino, al que denominó dios creador de la agricultura, ya que tenía la labor de otorgar los alimentos. “Otro aspecto importante de este complejo ideológico que se vincula a la divinidad jaguar, el cual se relaciona con las Pléyadas, marcando las estaciones del año como base del calendario agrícola, es la conjunción del jaguar y el chamán en los mitos y ritos de los grupos amazónicos del Caribe”. (Morales, 2007, p. 143).

Tello, en su obra Wira Kocha, destaca que en el Obelisco muestra en dos lados, al femenino y al masculino respectivamente. Los relaciona con el ciclo mitológico relacionado con los poderes de la naturaleza que influyen en la conservación o destrucción de los valores de la sociedad. Muestra no solo a la vegetación, sino a lo que le da vida y en este caso, eso vendría a ser la presencia felínica.

- La Estela Raimondi

Acerca de la Estela Raimondi, Tello dice "es la representación de la divinidad suprema, el Jaguar en su aspecto antropomorfo". Esta hecho de granito pulido de 1,98 metros de lado por 74 centímetros de ancho, tallado en plano de relieve en una sola de sus caras. Representa a un dios con rasgos felinos con los brazos extendidos sosteniendo en cada mano una vara o báculo.

1.3.4 El Castillo Chavín

El templo o castillo de Chavín era un santuario donde acudían a rendir culto a dioses y uno de los principales, claro está, era el jaguar, debajo de este santuario corría un rio que “rugía” cuando hacían sus reuniones. Construido de piedras magníficamente labradas; su interior es un auténtico laberinto de corredores. Este animal era considerado como un ídolo por los habitantes del castillo. En uno de ellos se encuentra un jaguar esculpido en piedra.

El jaguar y su papel en la sociedad

El jaguar fue muy relacionado con chamanes ya que tomaban formas antropomorfas y se decía, según antiguas creencias, que estas personas podrían volverse jaguares a su voluntad y utilizaban esta forma para proteger, dar ayuda o agredir. Después de esto, pueden ser jaguares después de su muerte y manifestarse de diversas maneras a los seres vivientes.

También se dice que para que el chamán pueda convertirse en jaguar, tenía que tomar alucinógenos. Todo esto implicaba la transformación del ser humano a otro a través del uso de sustancias alucinógenas. Muchas esculturas representan la transformación de una cabeza humana a una cabeza de jaguar. El uso de sustancias alucinógenas para fines religiosos era común según los hallazgos arqueológicos encontrados. Se utilizaba el cactus San Pedro dadas sus propiedades alucinógenas. Probablemente los pobladores de Chavín eran originarios de las regiones selváticas ya que utilizaban mucha iconografía selvática como la figura del jaguar, caimán y anaconda.

2.1 Presencia del felino en la construcción sociopolítica

La presencia de los felinos no define a la formación sociopolítica como el resultado de una lucha entre los seres humanos por el control de algunos aspectos, sino como la lucha de los hombres con la naturaleza debido a los cambios en el medio ambiente, ya que basaban su sociedad en agricultura. Mientras avanza el tiempo, esto va siendo dejado atrás debido a que el hombre empieza a tomar acciones para tener cierto control sobre los fenómenos naturales.

“La imagen del Spondylus sp. representaría a la estación de lluvias y el final de éstas estaría indicado por las imágenes del felino y la “chacana”, que estarían asociadas a la salida de la Cruz del Sur tras el Solsticio de verano”. (Aurito, 2006, p. 9). En este caso, se trata de retratar lo que representa el felino junto al Spondylus.

El felino parte de un conjunto simbólico

A través de los tiempos el mundo andino considera a ciertos animales o criaturas como sagradas, tales como el jaguar, el águila o cóndor, la serpiente o el amaru. En este texto se dará a conocer aspectos ideológicos de la imagen del jaguar en el antiguo Perú.

Junto al felino, las otras dos criaturas ya mencionadas en el párrafo anterior contemplan el conjunto iconográfico esencial del pensamiento religioso andino formando una de la trilogía simbólica para el hombre andino de aquella época. “El cóndor va a gobernar los aires; el felino la tierra y la serpiente el subsuelo”. (Choque, 2009, p.20)