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LA ESCLAVITUD EN CIUDADANIA ROMANA.

Enviado por   •  17 de Mayo de 2018  •  2.319 Palabras (10 Páginas)  •  366 Visitas

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expuesta y los detalles quedaban reflejados en los documentos de compraventa, los cuales podían ser utilizados como prueba en caso de dolo o engaño. Para asegurarse de que no adquirirá un esclavo defectuoso o demasiado problemático, el esclavo era considerado como una propiedad problemática, el comprador podía examinarlo como si se tratara de un objeto o animal, totalmente despojado de su dignidad humana. En cuanto al trato dado a los esclavos, había una gran diversidad, ya que no era lo mismo ser un esclavo doméstico que vivía en la casa del dueño en el ámbito urbano que el esclavo en el ámbito rural que vivía en la villa de su propietario, donde la mano de obra esclava era destinada principalmente a las tareas agrícolas. A partir de ese momento los esclavos tenían otras dificultades a las que había que hacerles frente, como son el maltrato físico y la explotación sexual por parte de algunos propietarios. A pesar de todas las humillaciones y dificultades por las que, generalmente, solían pasar los esclavos a lo largo de su vida, algunos de ellos debieron vivir mucho mejor que los pobres libres en cuanto a las ventajas materiales en las que se les mantenía y disfrutaban de una mayor seguridad.

Pero no todo eran malos tratos y vejaciones. La epigrafía nos indica que hubo buenas relaciones entre algunos amos y esclavos. Así, podemos encontrarnos con verdaderas relaciones de amistad donde se demuestra un aprecio mutuo entre ambos, especialmente en las inscripciones funerarias.

En definitiva, podemos decir que la vida de muchos de estos esclavos debió ser bastante dura, a juzgar por las situaciones tan difíciles a las que se tuvieron que enfrentar desde el mismo momento de convertirse en esclavos. A pesar de ello, muchos pudieron alcanzar la libertad por diferentes motivos y, tras su manumisión, se convirtieron en libertos.

Valor económico de un esclavo en ciudadanía romana

Las referencias son varias. Especialmente porque lo que estaban dispuestos a pagar los futuros propietarios del mismo variaba bastante en función de si se trataba de un esclavo que tuviera alguna habilidad especial o no, y más si se trataba de una esclava, donde el componente sexual tenía un considerable peso. Recordemos que era una sociedad eminentemente patriarcal, con todo lo que ello implica. Así, el mínimo, podemos establecerlo en unos 500 denarios (en referencias al tema, del siglo II, encontradas en Inglaterra, se cifra la operación de una venta de dos esclavos en 5.048 sestercios (631 denarios cada uno). No obstante si se hubiera tratado de una mujer, el precio habría podido llegar a situarse de 2000 a 6000 denarios. El precio de un esclavo nos llega a través de Catón, y sabemos que era de promedio unos mil quinientos denarios, precio que subió a lo largo del siglo II a.C. hasta alcanzar los veinticuatro mil sestercios. Tomando en consideración que 1 denario es igual a 4 sestercios y también es igual a diez ases. Tras la compra del esclavo se realizaba un documento de venta ante posibles reclamaciones al vendedor. A partir de ese momento el esclavo pertenecía a su nuevo propietario, que lo destinaba a una de las innumerables funciones que estos tenían dentro de los hogares romanos. Se conservan muchos escritos donde se recogen las recomendaciones que debían tener en cuenta los compradores de esclavos para elegir al esclavo perfecto. En el Digesto, compilación de obras jurídicas romanas, se recoge un fragmento del jurista Ulpiano que dice:

Pedio escribe que un hombre que tiene una mandíbula o un ojo más grande que el otro tiene salud, mientras pueda usarlos ambos adecuadamente; porque dice que una diferencia entre las mandíbulas, los ojos o los brazos no constituye un motivo para la rescisión si esa diferencia no afecta a la capacidad del esclavo para llevar a cabo sus tareas. Pero el desequilibrio, o el hecho de que una pierna sea más corta que la otra, sí puede ser un obstáculo para cumplir sus obligaciones; por eso, un esclavo con esa afección debe ser retirado. Si el esclavo habla guturalmente o tiene ojos protuberantes desde el nacimiento, se considera que goza de salud. También debe saberse que ser zurdo no constituye ni un defecto ni una enfermedad, a menos que el esclavo utilice la mano izquierda a causa de la debilidad de la derecha; ese esclavo no es zurdo, sino defectuoso. También se ha preguntado si tiene salud aquel a quien le huele el aliento. Trebatio dice que el hecho de que huela el aliento como el de un cabrero o el de una persona escabrosa no es ninguna enfermedad sino un defecto de exhalación. Pero si se debe a un defecto del cuerpo, como una dolencia del hígado o de los pulmones o algo similar, entonces el esclavo está enfermo.

(Dig. 21.1.12.1-4).

Los castigos a los esclavos de los romanos

Los esclavos enviados a trabajar a una granja, o villa, formaban la llamada familia rustica. Sus tareas iban desde las estrictamente agrícolas hasta textiles o de construcción. Algunas eran agotadoras y, de hecho, se ordenaban como castigo; por ejemplo accionar los molinos en sustitución de caballos o mulas o trabajar en las canteras o mandarlos al circo. Todos estaban bajo la autoridad de un supervisor o vilicus, un esclavo que gozaba de la confianza del dueño. Cuando algún esclavo se escapaba, su dueño ponía todos los medios para recuperar su "propiedad". Contrataba a cazadores de esclavos profesionales y ponía anuncios con la descripción del huido. Si éste era capturado, lo azotaban hasta casi morir y lo condenaban al trabajo en las canteras. También se le marcaba en la frente la letra F, por fugitivus, y a veces se le colocaba un collar en el que podía leerse: "He huido detenme. Si me devuelves a mi dueño, te recompensará”. El derecho romano constituyó el mayor cuerpo de jurisprudencia conocida por la tradición occidental, como el derecho griego, elaboró una doctrina para la tortura, y esa doctrina tuvo fuerte influencia sobre los dos resurgimientos de la tortura que ha experimentado el mundo: Siglos XIII y XX, según gran parte de la historiografía occidental.

En la más antigua ley romana, como en la griega, solo los esclavos podían ser torturados, y solo cuando habían sido acusados de un crimen. Posteriormente también pudieron ser torturados como testigos pero con severas restricciones, Luego esta situación sufrió cambios sustanciales. Los romanos usaban una serie de términos para lo que hoy catalogamos como tortura. El proceso de investigación en el procedimiento penal era llamado quesito, que a su vez aludía al tribunal mismo. Originalmente el Tormentum se refería a una forma de castigo, que incluía la pena de muerte infamante y solo a esclavos, como ya hemos referido.

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