LA RAZA DEL CAOS

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Se infiere también, que una “Raza Superior”, además de contar con una conciencia conectada con el cosmos, tenga por tanto, una capacidad especial que le permita dilucidar profundamente, cuáles deben ser las iniciativas que abonen a resolver los problemas más graves de nuestro tiempo, una inteligencia especial y única para discernir el bien mayor a favor de un bienestar universal. En otras palabras, seres de una moral que esté por encima del estándar actual.

La fusión de los pueblos y las culturas como fin de la historia, que preconiza Vasconcelos, es un pensamiento que parece más, un muy buen deseo, que un escenario con posibilidades de concretarse. La manera en que los mexicanos nos hemos conducido y nos seguimos conduciendo, echa por la borda los sueños de este gran intelectual. Cuando Octavio Paz habla sobre la “inteligencia mexicana”, no se refiere a todos los mexicanos, sino a “ese sector que ha hecho del pensamiento crítico su actividad vital”. (El laberinto de la soledad, 2006, pág. 164)

¡Por supuesto! No todos los mexicanos somos inteligentes, solamente es un grupo privilegiado, una élite consagrada que construye los paradigmas, esquemas de pensamiento que son convertidos después, en dogmas. El ciudadano de a pie, tiene que resignarse con asumirlos y dar por hecho, lo que éstas vacas sagradas, con su “pensamiento crítico”, terminan incorporando a las culturas. Como si el común denominador de las personas no tuviera capacidad de razonar, como si hubiéramos sido diseñados de un material distinto al de ellos. Este club de “distinguidas” personalidades cree que son la Raza Cósmica, creen que son la raza de jade y obsidiana, se les ha olvidado que fueron hechos de barro. El sentido de superioridad e inferioridad acompañado de una obscura y acendrada ignorancia, ha sido y será, nuestro peor enemigo.

La inteligencia nos sobra, lo que nos falta es moral. Y, al prescindir de esta parte tan importante para cualquier ser humano, que como una brújula, nos orienta hacia el bien, hacia lo correcto, el uso de la libertad entra en un laberinto del cual es prácticamente imposible salir. Es imperativo, por lo tanto, atender este aspecto que ha sido descuidado durante tanto tiempo, ya que las consecuencias saltan a la vista. Urge reorientarnos para dejar de ser esclavos de nuestra propia apatía.

John Kenneth Turner (2009), criticando al gobierno norteamericano que apoyaba rotundamente al de Porfirio Díaz, describe los términos en que éstos, se referían a los mexicanos:

Puesto que el mexicano está sojuzgado, se le debe mantener sojuzgado. Algunos vicios atribuidos al pueblo mexicano por esas mismas personas que declaran al gobernante de México el más sabio y el más santo en la faz de la tierra, son la pereza incurable, superstición infantil, imprevisión desenfrenada, estupidez ingénita, conservatismo inmutable, ignorancia impenetrable, indomable propensión al robo, embriaguez y cobardía. (pp. 283-284).

¿Seguirá persistiendo esta imagen sesgada del mexicano? Quizá en algunos sectores, sí. No es posible generalizar, sería muy injusto. Pero tristemente, muchos de nuestros compatriotas encajan perfectamente con esa cruel descripción. En mi humilde opinión, me parece que estamos en un momento crítico de nuestra historia, en una etapa que exige asumir responsablemente una posición ante las realidades que representan un verdadero obstáculo para el avance, el progreso, la equidad y la justicia de nuestra nación. Estamos a tiempo de decidir en qué bando queremos estar: en el de la raza cósmica o en el de la raza caótica. Y usted ¿a qué bando desea pertenecer?

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Trabajos citados

Bartra, R. (2006). Anatomía del Mexicano. México: Debolsillo.

El laberinto de la soledad (Tercera ed.). (2006). México: FCE.

Turner, J. K. (2009). México bárbaro.