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LA verdadera Division de la edad media.

Enviado por   •  3 de Mayo de 2018  •  2.177 Palabras (9 Páginas)  •  295 Visitas

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Por otro lado, Romero describe al Mundo Musulmán con las siguientes características propias: su origen histórico se remonta al siglo VII, cuando los reinos neolatinos ya poseían unos 150 años de existencia, debido a la aparición de un árabe perteneciente a la familia de los coreichitas llamado Mahoma (570-632), nacido en la Meca y cuyo grupo familiar tenía en custodia la Kaaba, es decir, la venerada Piedra Negra de La Meca. Esta piedra negra es desde aquellos tiempos fuente de culto y veneración de numerosos pueblos de la región que en aquel entonces poseían una variada gama de creencias politeístas dispersas por todo el territorio arábigo dado su carácter principalmente nómade. Mahoma se dedicó al comercio caravanero en su juventud, lo que le permitió recorrer vastas regiones y poseer un gran conocimiento cultural de los muchos pueblos y tribus; en el año 395 contrae matrimonio con Jadiya, lo que le permite dedicarse a la meditación e impulsar su propia creencia religiosa a partir de la “revelación del arcángel Gabriel” en el 610, su divulgación de una espiritualidad monoteísta de raíz judeo-cristiana, como promueve en el Corán, impacta en la población por lo que es expulsado de La Meca por su propia familia en el año 622 iniciando su Hégira, de la que volverá en el 630 con una fuerza armada que le permitirá conquistar la Ciudad. Esto se debe a que la Fe Musulmana posee una característica impronta radicalmente extremada y apoyada en la concepción violenta de su propagación, esta es una de las tantas características que harán que los variados pueblos árabes de la región vayan aglutinándose dentro de esta nueva concepción de la espiritualidad y que prevalecerá luego de la muerte del profeta Mahoma en el 632, continuada por sus Califas (sucesores). La región arábiga continuará con su organización política y económica ya existente a la que sumará esta nueva concepción religiosa donde la declaración de la Fe en Alá, las plegarias, el ayuno, la Yihad, el peregrinaje y la limosna, entre otras características irán conformando una clara situación de unidad cultural, con un ideal militante de la fe y la lucha tan arraigados que permitirán la expansión del mundo arábigo musulmán por vastos territorios con una fuerza casi imparable.

Una tras otra irán cayendo las regiones y reinos bajo el dominio de esta “especie de teocracia”, según describe Romero; cuya administración adoptará elementos de cada lugar conquistado, incluyendo a los mismos funcionarios y burócratas de cada región, tal como se configura a partir de la Dinastía Oméyade, fundada por el gobernante Sirio Maowiya en 661, quien adoptara gran parte de las características administrativas bizantinas para organizar este vasto Estado Árabe, con un “Ajustado aparato estatal y militar” hasta el 750 cuando el Iraquí Abdul Abas puso fin a la dinastía de Damasco. Hasta ese momento el califato Árabe pudo imponerse por la fuerza desde el sur del Reino Franco hasta las puertas de Constantinopla por todo el norte de África, el Cercano Oriente y el Asia Menor, dividiéndose en Emiratos; manteniendo contactos comerciales hasta la mismísima China.

- La Época de Carlomagno

En el año 732 los ejércitos Musulmanes fueron detenidos en el reino Franco de los merovingios tras la batalla de Poitiers, de la que se erigió como héroe y campeón el Duque Carlos Martel, conde de Austrasia y mayordomo del reino franco, quien delegó su poder en manos de su hijo Pipíno “el Breve”, quien se coronó rey de los Francos inaugurando la Dinastía Carolingia en el 751, de la que su hijo Carlos seria sucesor en 771 y restauraría el poder político y territorial de tal manera logrando instaurar el primer imperio medieval en la Alta Edad Media, “con algunas limitaciones” como indica Romero. En lo político, el gobierno de Carlomagno se destacó por una fuerte actividad bélica tanto externa como interna, por un lado impulsó su expansión y la expulsión de los musulmanes hasta la península ibérica y dentro de sus dominios se enfrentó a las insurrecciones de los señores feudales, combatió a los Lombardos (774) y Germanos (780), obteniendo todo el poder político bajo su cetro y su orbe desde su trono; En lo espiritual propagó y protegió la fe cristiana, tras heredar de su padre (campeón del cristianismo), el beneficio político de su alianza con el papado situado en Roma. Con la fuerza militar y la inspiración del papado, logro imponerse e instaurar territorios fortificados llamados “marcas” en fronteras clave logrando así la reinstauración del Imperio Romano de Occidente (sin Hispania ni el norte de África), propugnando la construcción de un “Orden Universal Cristiano”; tanto Carlomagno como el Papado consiguieron acrecentar su autoridad dentro del mundo occidental europeo, lo que se selló definitivamente cuando el Papa León III coronó Emperador a Carlomagno en el 800, posteriormente reconocido por la bizantina Constantinopla. La administración del Imperio era difícil por su vastedad, pese a la gran comunicación que permitían caminos y puentes, aun así la economía se caracterizó por desarrollos autonómicos de pequeñas aéreas poco conectadas entre sí, propias del sistema feudo-vasallatico donde la sociedad se repartía las tareas según su estatus. Durante el reinado de Carlomagno pudo verse que el sistema otrora esclavista del imperio romano, fue conformándose en un sistema de servidumbre que poco a poco permitió la consolidación del feudalismo y tras los contactos comerciales entre reinos y ambos mundos cristiano y musulmán, permitió el desarrollo de ciudades y la aparición de un nuevo sector de la sociedad basado en el comercio mercantilista del cual surgirá la burguesía siglos después.

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