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LAS LIGAS AGRARIAS CHAQUEÑAS

Enviado por   •  13 de Julio de 2018  •  9.570 Palabras (39 Páginas)  •  245 Visitas

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Por lo dicho hasta aquí decidimos presentar las páginas que siguen ordenadas en tres secciones. En la primera proponemos un recorrido histórico por las experiencias de lucha y resistencia que constituye el heterogéneo conjunto de antecedentes de las Ligas Agrarias en el territorio chaqueño. La zona de actividad de la Ligas tiene una intensa historia de conflictos. La segunda parte presenta una historia de las Ligas Agrarias entre 1970 y 1976. Enfocaremos aquí a las Ligas como momento de tensión y articulación de procesos locales y nacionales. La tercera sección presenta nuestra aproximación a lo que hemos llamado los espacios de formación de las Ligas, que ordenamos según el criterio que oportunamente explicitaremos.

Recurrimos a fuentes que podemos considerar tradicionales en el trabajo del historiador: documentos, periódicos, comunicados de las organizaciones, etc. Sin embargo, sin menoscabo de las fuentes tradicionales, pensamos que no siempre nos permiten un enfoque lo suficientemente afinado de ciertos aspectos de los procesos históricos. Esto es más evidente aún cuando intentamos el análisis vinculado a la realidad vivida, que no suele dejar en general registros abundantes en formato “tradicional”. Recurrimos entonces a las fuentes orales entendiendo estas como el producto del trabajo que sigue las técnicas de la historia oral. Tomamos distancia de perspectivas que pretenden cumplida la tarea del historiador con la presentación de la voz de los protagonistas. Consideramos aquí a la historia oral como un conjunto de técnicas para la construcción de fuentes que, como cualquier fuente, requiere de nuestro análisis. Nos diferenciamos en este punto también de la perspectiva de la historia de vida sin menoscabo de los interesantes resultados de trabajos que en esta línea se han desarrollado. Las entrevistas fueron realizadas a protagonistas directos de la experiencia que constituye nuestro objeto de interés y pensadas con criterio temático.[11] No pretendemos estar proponiendo ninguna innovación metodológica radical. Queremos, sí, llamar la atención sobre la necesidad de enriquecer los modos de aproximación a procesos de formación de características diversas que han acompañado en el pasado y acompañan en el presente la actividad de numerosas organizaciones sociales. Consideramos este trabajo animado fundamentalmente por las actuales necesidades de un número cada vez mayor de educadores militantes de situar su propia experiencia.

El conflicto social en el campo chaqueño

La ocupación de la tierra de la actual provincia del Chaco es un proceso que reconoce su punto de partida en la ley 817 que impulsó la transferencia desde el Estado nacional a manos privadas en el este del territorio. De este modo, según Nicolás Iñigo Carrera, hacia 1891: “(…) quedó establecido un cordón de grandes propiedades a lo largo del Paraná, que se extendía desde la costa del río hasta unas 8 leguas tierra adentro”.[12]La derrota de los pueblos originarios de la región así como el doble proceso de despojo de sus tierras y su transformación en reserva disponible de fuerza de trabajo se realizó en una sucesión de operaciones militares entre 1870 y 1911.[13]

A estos trabajadores indígenas se sumarían, con el comienzo de la explotación algodonera en 1920[14], numerosísimos migrantes de otras provincias especialmente para la época de la cosecha. Las tierras del centro-oeste del territorio fueron ocupadas por colonos[15], muchos de ellos de origen europeo, que se asentaron sobre tierras públicas y comenzaron la producción basándola en el trabajo familiar complementado con el de los cosecheros (asalariados temporales). En los años treinta el circuito de comercialización del algodón quedó en manos de los agentes de importantes compañías (Bunge y Born, Dreyfuss), lo que en definitiva cercenó las posibilidades de acumulación de la mayoría de los colonos.[16]Se configuró de este modo una estructura productiva que, con matices, será reconocible en las décadas siguientes.

La conflictividad en el campo chaqueño tiene una historia en la que pueden reconocerse momentos de características diferenciadas. En la década de 1920 el conflicto tomó forma de rebelión milenarista[17]. Los indígenas reducidos en Napalpí sufrieron la implementación de una serie de medidas dispuestas por el gobierno chaqueño tendientes a reafirmarlos como reserva de fuerza de trabajo barata para la producción algodonera (supresión de territorios de caza, obligación de entregar parte de su propia producción algodonera, reducción del precio para la comercialización del algodón por ellos cultivado, etc.)[18]. El descontento se expresó como rebelión milenarista con la aparición de dos jefes-chamanes que proclamaron el inminente regreso al mundo previo a la dominación de los blancos y al orden tradicional. Frente a la desobediencia indígena la respuesta oficial fue una represión que terminó en masacre: 130 hombres de la policía fusilan a 800 indígenas que los esperan danzando en la seguridad de que así las balas no podrían herirlos. Los muertos, unos 200, son mutilados para que policías y “vecinos” tuvieran trofeos que exhibir.

El siguiente escenario de la rebeldía es Pampa del Indio. Allí en 1934 un chamán, Tapanaik, profetiza la llegada de “aviones benefactores” cargados de todo lo necesario para la subsistencia y llama a dejar el trabajo[19]. La detención del chamán ahoga el movimiento. En 1935 un nuevo movimiento, esta vez en Colonia Zapallar, tiene como protagonista a un chamán: Natachi. La invitación de este a revalorizar las tradiciones es interpretada por las autoridades como el primer paso a una rebelión. La respuesta oficial es la misma[20].

El bandolerismo social[21] aparece también durante décadas como expresión de resistencia frente a los atropellos de los que son víctimas los más humildes: Velásquez y Gauna, quizá los últimos bandoleros sociales en el campo chaqueño, son abatidos por la policía en 1968[22]. El recuerdo de estos bandoleros sociales está vivo en la memoria de muchos chaqueños que expresan respeto -- y aún admiración – por quienes aparecían para poner justicia en una realidad esencialmente injusta.[23]Cierra de este modo el momento de las expresiones que, siguiendo a Hobsbawm, podríamos llamar prepolíticas del conflicto social en el campo chaqueño[24].

Un segundo momento lo constituye, en los años treinta, la experiencia que cristalizó en las Juntas de Defensa de la Producción y de la Tierra. La región algodonera chaqueña recibió el impacto de las crisis de la economía capitalista que en nuestro país y en el resto de Latinoamérica provocó la caída del precio internacional de las

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