La corrupción, una pandemia para el desarrollo de una sociedad

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pueblo, ha sido tarea fácil para el mismo pueblo. Es decir, la conciencia política y filosófica del estado ha influenciado directamente .en que este fenómeno se mantenga, le hemos vendido nuestra moral a lo “incorrectamente aceptable “, el soborno. Esa venta de nuestra línea hacia el futuro, por tan solo unas migajas de desvanescientes , efímeras y momentáneas promesas de estabilidad con olor a pesos. O por otro lado está la coacción de cumplir favores en la esfera pública, por quienes tienen un interés propio, y son influyentes en el manejo de los recursos públicos del país.

Uno de los tantos casos, que le costó atrasos al país en el desarrollo de los campos científico y tecnológico, frenando el avance y la potenciación de la productividad y el desarrollo del campo agrario, fue el de Agro Ingreso Seguro. Fueron $25.000 millones de pesos repartidos entre cuatro pudientes familias. Y aun así ,es uno de los casos a los que hoy en día no se le ha dado claridad en nuestro país, suena como a esos casos desestimados no por la corte, si no por toda una nación. La corrupción en si ,es consecuencia de ese esclavismo mental de un país que no sufre por lo que es suyo, de un país que se enseña a vivir bajo la conformidad de lo que la política deja, un país que como dijo el poeta latino Horacio “Cuando echas agua en un vaso sucio, se corrompe”, permite que suban al poder politiqueros que no dejaran de la soberanía algo más allá de su significado utópico en la constitución, y de los que el país muchas veces está enterado de sus antecedentes, y por ende de sus intenciones.