La persistencia del Antiguo Régimen
Enviado por Helena • 1 de Noviembre de 2017 • 3.127 Palabras (13 Páginas) • 544 Visitas
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En el tercer capítulo, el cual trata de la sociedad política y las clases gobernantes, nos muestra que
Europa hasta 1914 era todavía monárquica.
Mayer nos explica que la nobleza utilizaba sus posibilidades políticas para frenar su decadencia
económica. El rey, el zar y el emperador seguían teniendo un gran poder en la política, y con aquel
poder reavivaba sentimientos que exaltaban el antiguo orden como una renovación de su
legitimidad. Salvo en Francia, la familia real y los notables de la nobleza dominaban su presencia en
el calendario de las festividades de la nación.
Para explicar el poder político que tenía la nobleza, Mayer, nos cuenta que su influencia en el poder
político se debíó gracias a sus recursos y poderes en tierras. Las inmensas tierras que tenían los
nobles y los monarcas daban una especie de aura que eran fuentes de honores.
En las potencias europeas el monarca seguía teniendo un poder muy paredico al del Antiguo
Régimen. En Alemania, Austria-Hungría y Rusia los monarcas estaban dotados para designar y
cesar ministros, promulgar ordenanzas, convocar, suspender y disolver los órganos electivos, etc.
En Inglaterra el rey tenía influencia en la selección de los primeros ministros y miembros del
Gabinete. En Italia el Estado se había convertido en el organismo central de la defensa aristocrática,
las cámaras altas se convirtieron en baluartes del elemento feudal. En Francia, en un momento, el
Senado era elegido por el rey. El parlamento de Austria estaba formada por príncipes de la familia
imperial, arzobispos y otros altos prelados, cabezas de familias terratenientes grandes y nobles. La
cámara alta del Parlamento húngaro era una asamblea de 300 magnates nobles que ocupaban
escaños hereditarios junto a los designarios más elevados de las iglesias católicas, protestantes y
ortodoxa. En Rusia el zar designaba cerca de la mitad de los consejeros entre los altos funcionarios
y los mandos militares.
Con esto se puede observar como, en todos los países, los sistemas electorales daban un peso
desproporcionado en las cámaras populares. El sufragio universal de los varones para la cámara se
fue abriendo camino gradualmente, en algunos países como Hungría la clase gobernante se opuso al
voto democrático.
En cuanto a los clérigos, se puede ver que por lo general que estaban en apoyo de personas que
querían que los elementos feudales, agrarios y preindustriales persistieran todavía más.
Para demostrarnos que la sociedad política y las clases gobernantes todavía estaban, mayormente,
en manos de nobles, Mayer nos da una visión de una burocracia que seguía siendo dominada por la
aristocracia. Evidentemente esto nos demuestra que las burocracias eran instrumentos de
mantenimiento del antiguo orden.
En cuanto a la democratización y el aburguesamiento de los altos mandos del ejército se puede ver
que Mayer nos lo muestra como un proceso que fue avanzado muy lentamente hasta 1914. Y para
demostrarnos esto nos enseña otra vez datos, en los cuales se puede observar que la nobleza
ocupaba el 88% de los puestos de la alta burocracia civil en 1905 y en 1914 seguía ocupando el
77% de los puestos. Algo parecido también nos muestra en los altos mandos militares.
En este tercer capítulo se puede ver como Mayer nos da una visión de un sistema político que no ha
cambiado casi nada. Como sabemos el Antiguo Régimen se caracterizaba por tener una monarquía
absoluta o autoritaria, y Mayer con sus planteamientos nos incita a pensar que ese sistema político
todavía siguio hasta el siglo XX, aunque hubo pequeños cambios. Gracias a las convenciones
constitucionales la fuerza de la vieja clase política se veía aumentada, sobretodo en la
administración central. Así las cámaras del parlamento actuaban para conservar o reforzar la
sociedad civil preindustrial.
En todos los países, salvo Inglaterra, se aprobaron aranceles proteccionistas favorables a una
agricultura y una manufactura no competitivas, y brindaban puestos estatales prestigiosos a los
nobles con problemas y los plebeyos con aspiraciones. Así bloqueaban las reformas fiscales que
amenazaban con acelerar la erosión del antiguo orden.
En el cuarto capítulo, el cual trata de las altas culturas oficiales y las vanguardias, podemos ver
como las culturas seguían estando arraigadas en los convencionalismos que se basaban en unas
tradiciones sustentadoras del Antiguo Régimen. En general se puede decir que las artes y las
instituciones hegemónicas mantuvieron una vitalidad y una coherencia para seguir dando fuerza a
los antiguos regímenes.
Aunque
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