PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA.

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Las prerrogativas que tuvo el ejército, como claro ejemplo: la del doble tiempo y doble salario en los sitios rurales de violencia, hicieron que estos mismos fomentaran lucha armada en los lugares pacíficos, donde no había entrado la violencia guerrillera y militar. De ahí, la oposición que los diferentes diálogos de paz han tenido por parte de las fuerzas armadas y políticas, ya que estos pierden muchas prerrogativas al darle fin al conflicto armado y solo piensan en un beneficio propio y no el de todo un país.

Los políticos también se han opuesto a los diálogos de paz por cuanto sus intereses económicos en el campo y ciudades sufrirían menoscabo. Una reforma agraria verdadera acabaría con el latifundio, base fundamental de opresión en el campo; una distribución equitativa de la riqueza haría que los grupos financieros no tuvieran las pingues ganancias que hoy en día tienen, ya que la fuerza proletaria (Sindicatos), tuvieran verdadera manifestación de poder para obtener la justicia sindical y las remuneraciones salariales verdaderamente óptimas. Tomar medidas que se fundamenten realmente en un desarrollo económico, social y político, harían que se diera una reforma en todo aquello que ha demostrado ser inadecuado para una verdadera justicia, realizando así campañas o proyectos que conlleven hacia un desarrollo integral en donde haya una reconstrucción y recuperación socioeconómica y política.

La educación también tendría un cambio fundamental, por cuanto se estudiaría verdaderamente las causas de la violencia sin sesgamientos, sin intereses ocultos, sin mentiras piadosas, y se integraría a la educación media y universitaria, para no volver a tales épocas oscuras y de violencia, y no reincidir en la ignorancia con la que actuaban los pueblos de antaño.

Así mismo, hay que buscar una paz duradera, sin resentimientos, sin venganzas, por cuanto la justicia no solamente debe aplicarse a los guerrilleros, sino también a los asesinos de corbata, por ello se exige una justicia transicional. Es importante que ratifiquemos la concepción de democracia, ya que esta es el gobierno del pueblo y no de unos pocos como siempre se ha aceptado ignaramente en nuestro país.

La verdadera paz o postconflicto, se obtendría cuando el grueso de la población obre con el concepto de perdón y olvido, porque si no se olvida, no se puede perdonar. Todos somos culpables de alguna u otra manera, por omisión, por aceptación, por desinterés. Todos debemos ser artífices de la paz, reunidos globalmente de manera participativa, en igualdad de condición, sintiéndonos parte de un mismo proceso, aportando lo que sea necesario para la obtención del fin deseado, buscando un desarrollo integrado en donde participen los diferentes estamentos sociales y se incluyan prácticas y normas con un solo fin: el bienestar colectivo antes que personal.

Hay que hacer una política realmente social donde todos los estamentos de la sociedad tengan participación real y efectiva dentro del concierto económico, político y social; en donde haya igualdad de oportunidades; donde no haya discriminaciones raciales, religiosas o étnicas; en donde se respete al ser humano como ser racional, sin obstáculos para su desarrollo intelectual, moral y material, hay que aplicar el mandamiento “Amaos los unos a los otros”.