Psicología de la diversidad y machismo.

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MACHISMO EN CENTRO AMÉRICA Y AMÉRICA LATINA

Dadas las raíces precolombinas en gran parte de América Central y América Latina, la dinámica machista se reproduce al igual que en Guatemala. Así, esto limita la consecución de una sociedad con equidad de género e igualdad de oportunidades.

Además, el reducido reconocimiento de la mujer y la violencia que hacia ella se comete está internacionalizado, tan así, que “el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española ni siquiera reconoce la palabra comúnmente aceptada en Centroamérica por las organizaciones sociales y otros movimientos sociales para definir el feminicidio” (Acena, 2013).

Los feminicidios representan el 17% del total de víctimas de homicidios intencionados cometidos mayoritariamente por hombres. De los 12 países con la tasa más alta de feminicidios, cinco son de América Latina (El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia y Bolivia) y superan los seis asesinatos de mujeres por cada 100,000 habitantes, además de que una de cada 3 mujeres padece violencia de género en Centro América (Acena, 2013). Las mujeres centroamericanas son las más discriminadas, con excepción de Costa Rica, al considerar que el rol de la mujer debe ser determinado y o el que ella decida (Duarte, 2010).

En Guatemala en 2012 se registraron 720 feminicidios y 899 mujeres resultaron heridas por diferentes causas, la mayoría de ellas debido a la violencia intrafamiliar (Acena, 2013). Esta situación debilita a mujer y la convierte en presa fácil para la explotación sexual y económica. Los esfuerzos para ir contra el machismo, son recientes en el país, pues fue hasta el año 2008 cuando se aprobó la Ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la Mujer, pero limitado por la nulidad de los juzgados que deberían tener esta competencia.

Se convierte el machismo entonces, en un problema de origen, actualidad y efectos psicosociales, y en los casos en los que ésta no se manifiesta en forma física, se hace psicológicamente ocasionando así mayor daño a las mujeres y víctimas.

El machismo más que un patrón cultural, patriarcal propiamente dicho, se reproduce y refuerza en lo institucional, puesto que es conveniente tener al 51% de la población oprimda.

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