Reseña del Prólogo del libro “Proyecto y Construcción de una nación (1846-1880).
Enviado por Rimma • 8 de Marzo de 2018 • 2.152 Palabras (9 Páginas) • 367 Visitas
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el Estado, para 1880 la etapa de creación de una realidad nueva, puede considerarse cerrada.
La Nueva Generación, es para Halperin un grupo de jóvenes proveniente de las elites letradas de Buenos Aires y el Interior, que se llaman destinados a tomar el lugar de la clase política que guio el país desde la revolución de Independencia hasta la tentativa organización unitaria de 1824 – 1827. El autor para responder su hipótesis hace un recorrido por sus textos, esta Nueva Generación inicialmente considera la hegemonía de la clase letrada como el elemento básico del orden político que pretenden, se hace mención que el fracaso de los unitarios, es el de un grupo cuya inspiración proviene del Iluminismo. En tanto que La Nueva Generación, bajo influencia del Romanticismo, esta mejor preparados para asumir la función directiva.
El entusiasmo al principio de la soberanía de la razón, esa convicción la que subtiende el Credo de la Joven Generación redactada por Esteban Echeverría en 1838, convicciones que tiene peso en la discusión sobre el papel del sufragio en el orden político, que esta Generación propone y caracteriza como democrática. Que el sufragio restringido sea preferido al universal es menos significativo que el hecho de que, a juicio de Echeverría, el problema de la extensión del sufragio, debe resolverse por un debate interno a la elite letrada.
El hecho que se postule democracia y al mismo tiempo sufragio restringido, es seguir lo postulado por los teóricos del liberalismo clásico, donde la democracia solo era viable como un sistema impuesto de arriba hacia abajo, desde una elite política preparada para ocuparse de los problemas sociales.
En Argentina, durante cuarenta años de revolución, no se puedo alcanzar una forma, una estructura, un modelo previamente definido por quienes toman la tarea de conducción política, en ese sentido la Generación de 1837, no dudaba en que bastaba una rectificación en la inspiración ideológica para lograrlo. Conclusión extremadamente ambigua, si la política ilustrada tenía interés en influir en la vida del país, debía considerar un campo de fuerzas con las que no puede establecer una relación puramente manipulativa y unilateral, sino alianzas que reconocen a esas fuerzas como interlocutores.
En el plano internacional, la crisis de 1848 en Europa es considerada por le Nueva Generación, Halperin se refiere a Sarmiento, José María Rojas y Patrón, el autor los determina como rasgos de la tradición borbónica, donde se le asigna al estado un papel decisivo en la definición de los objetivos de cambio económico-social. En el nuevo contexto, quienes estén ubicados en zonas marginales, asistirán a un desarrollo acelerado de la economía capitalista, traducida en inmigración e inversiones extranjeras. En un principio, Sarmiento concuerda con esta lectura, pero para este, sólo un Estado más activo puede esquivar los peligros, ya en los años finales de la década del 40 el área de actividad por excelencia que Sarmiento le asigna a ese Estado es la educación popular, es la herramienta por la cual la masa de hijos del país podrán salvarse de una paulatina marginación económica y social.
Para Halperin, luego de la caída de Rosas, los proyectos que surgen no son compatibles, el autor trabaja el modelo autoridad progresista propuesto Alberdi, quien esgrime la necesidad que en Hispanoamérica de monarquías puedan pasar por republicas. De esta forma, en el orden político que propone, la republica posible tiene que dejar paso a una republica verdadera, una vez que el país haya logrado una estructura económica y social, similar a las naciones que crearon y conservaron ese sistema institucional. En cuanto a Sarmiento, Halperin menciona que no considera un cambio sustancial en el país, Sarmiento rechaza el modelo de Alberdi y propone el de EEUU, donde la nueva sociedad y civilización estará basada en la integración de un mercado nacional, en lo económico las mejoras se basa en la distribución de la tierra, sustento del bienestar, y tiene significativo peso la educación, un instrumento de conservación social.
Los sucesos de Pavón, el ascenso del partido de la Libertad marcan la experiencia de Buenos Aires, Halperin enfatiza que el partido no logra la conquista del país pero se mantiene en el camino de la causa del progreso, se destaca a Mitre, personaje conservador y renovador en el contexto del liberalismo hispanoamericano, aunque con el clima de opinión creado por el fracaso de las revoluciones de 1848, se hace urgente separa la causa del liberalismo a de un radicalismo condenado al fracaso. Para Halperin, Mitre quiere tener enemigos a su izquierda, el autor ve una imagen del partido y de la política destinada a un extenso futuro, se traduce en los movimientos políticos de masa, aunque no consideren el recuerdo por la figura de Mitre, las definiciones de 1852 quedaran incorporadas en la tradición política argentina.
La dimensión de Una nación para el desierto Argentino permite ver los distintos proyectos de creación de la nación, corroborar que lo que había separado a Alberdi de Sarmiento no era una diferencia de opinión en cuanto a la necesidad de acudir a la inmigración o la inversión extranjera, sino el modo en que esos factores debían ser integrados en proyectos de transformación global, cada vez más perdidos de vista a medida que esa transformación avanza. La liberación del comercio exterior será un punto de consenso, la etapa de librecambismo va a ser irrecusable, en tanto que la protección a ciertos sectores será subrayada.
En un balance de una época, Halperin culminar su hipótesis, la conquista del territorio indio de 1879, al año el conquistador era presidente tras doblegar la resistencia armada de Buenos Aires, que veía así perdido el último resto de su pasada hegemonía, el triunfo de Roca es el triunfo del Estado central, que desde Buenos Aire conquista el país. Sarmiento en 1883 contradice la hazaña de Roca, Argentina no es en verdad un nuevo país, de esa forma suscribe los argumentos de Alberdi, “los cambios vividos en la Argentina son, más que el resultado de las sabias decisiones de sus gobernantes posrosistas, el del avance del ciego y avasallador de un orden capitalista que se apresta a dominar todo el planeta. Para Tulio Halperin el progreso material necesariamente marcado por desigualdades y contradicciones es menos problemático que la situación política, en el marco de un periodo de construcción, en tanto que la nueva etapa de la historia argentina no ha comenzada en 1852, sino que se da en 1880 donde predomina el lema de “paz y administración”, es donde se cimienta la conciencia entre el Estado Nacional y los sectores que dominan la economía argentina.
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