Resemantizar la Independencia y pensar la ciudadanía: El proyecto de renovación del Museo de la Independencia Casa del Florero

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Desde 1960 hasta 1985 el museo siguió siendo el mismo, pese a los avances historiográficos y museológicos. El modelo anterior a la renovación alejaba del paradigma pluricultural y multiétnico de nación instituido por la Constitución Política de 1991, al reconocer como sujetos históricos y artífices de la Independencia únicamente a un puñado de hombres que hacían parte de la élite capitalina. Por lo que la renovación implementada integró a los nuevos visitantes pluriétnicos del siglo XXI.

Lo que se buscó con la renovación de este museo fue entonces que los ciudadanos comprendieran que más allá de una pelea por un florero, lo que se gestó en ese lugar fue una nueva manera de comprender las relaciones de autonomía, libertad e independencia entre los futuros estados, y donde la tolerancia, el diálogo y la participación pluralista entre individuos y naciones sean hechos actuales, dinámicos, en un constante ejercicio de ciudadanía cultural y de revisión histórica de la Independencia[4]. Por otro lado, la renovación arquitectónica planteo la demolición de edificios adjuntos y la construcción de los mismos.

La característica más importante de toda la renovación tiene que ver con el desplazamiento conceptual, que busca integrar a los nuevos visitantes del siglo XXI y en donde se pasó de un espacio museal templo de la patria dedicado al conocimiento y a la veneración de la historia de la independencia, a un foro de debate ciudadano de reflexión sobre la historia propia. También se profundizo esto con el cambio mismo del nombre de museo, pasando de Museo del 20 de Julio a llamarse museo de la independencia Casa del Florero. En este “nuevo” museo se buscó más la participación del cuidado en la construcción misma de la independencia colombiana, pues en él se abre un debate de cuestionamiento constante de los acontecimientos, participantes y procesos que llevaron a la independencia de Colombia. Buscando con esto afianzar la relación del museo con la comunidad y las posibilidades de intervención y transformación social.

Hubo tres aspectos importantes en cuanto a la renovación de la narrativa del museo.

- Un esquema de ciclos conmemorativos

- Una estructura de recorrido libre con dos rutas

- Un esquema de nodos temáticos que abordan variantes de los conceptos de ciudadanía e independencia.

En el primero, los ciclos conmemorativos se abordaron a partir de exposiciones temporales, recorridos especializados y actividades educativas. El segundo, las rutas, busco que los visitantes tuviesen la oportunidad de escoger dos rutas, la primera, los ciudadanos en la cual, se centraba en la participación de los mismos ciudadanos en los procesos de independencia, con temáticas como el cabildo abierto, Comunidades políticas y bien común, Igualdad y diferencias, Soberanías, Mecanismos para ejercer la ciudadanía, Ciudadanías vulneradas; y para la otra ruta, la Independencia que se centró en los cambios de las estructuras que se estaban desarrollando, las temáticas fueron Contextos, Revoluciones, el 20 de julio, Conmemoraciones. Estas rutas, dinámicas e interactivas para el visitante buscan la integración del mismo visitante al espacio de pensamiento y critica.

Como conclusión, después de analizar cada una de las rutas y espacios dentro del museo. Este autor nos dice que algunos de los planteamientos respecto a la abierta critica pueden quedarse un tanto cortos, al encontrar en tanta interactividad distracción para el visitante. Ahora también señala que el Florero sigue siendo primordial en el museo. Cuando quizás lo que se ha querido es dejar de un lado la idea de que por este objeto se fundó el estado colombiano. Y que esta misma interactividad puede no perdurar en el trascurso del tiempo o visitantes.

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