Resiliencia ENSAYO
Enviado por Sandra75 • 30 de Diciembre de 2018 • 4.670 Palabras (19 Páginas) • 362 Visitas
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En esta perspectiva aparecen entonces expresiones como “conocimiento matemático propio” y “matemática ancestral” como objetos de exploración en las diferentes culturas. Ayudar a resolver problemas de las comunidades reconociendo las “matemáticas propias” y apropiando elementos matemáticos provenientes de otras culturas y de otras regiones del mundo es una de las vertientes por las cuales discurrió desde entonces la actividad del seminario. Y fue, de cierto modo, un nuevo comienzo.
El 14 de febrero de 2009 se realizó el tercer regional, por primera vez en la Universidad de Antioquia. Y se inició un proceso en el cual buscamos, en primer lugar, que los mismos estudiantes, con la orientación de quienes los acompañábamos y en contactos con sus mayores, fueran explorando los problemas más notorios de sus comunidades que pudiéramos elaborar en el Seminario de Etnomatemáticas. De esta exploración surgieron muchos temas que orientaron la actividad durante los siguientes semestres. En segundo lugar, tratamos de preservar los juegos y retos que nutrieran la educación intercultural: los ábacos indio y chino, rompecabezas, cuerdas y nudos, juegos con palillos y cubos; el saludo al sol y a los pueblos en los diferentes puntos cardinales; los mapas de los diferentes territorios construidos por los estudiantes en diálogo con sus mayores; los pluviómetros que llegaron a los territorios para registrar las cantidades de lluvia que en ellos se precipitan.
El cultivo del maíz y el cultivo del plátano fueron uno de los primeros temas abordados en común, pues ambos, el maíz y el plátano, son alimentos básicos en las comunidades indígenas; el territorio que actualmente habitan, su extensión, sus características, su relación con él y las luchas históricas por su restitución fue también apareciendo como el sello de su identidad como indígenas; las aguas que riegan los territorios, los nacimientos, los lugares sagrados, la abundancia o escasez de este líquido sagrado, la relación con el agua lluvia y su utilización en algunos territorios enriquecieron la exploración colectiva; el tambo Embera tradicional (depurradé) , la vivienda Senú y la casa macho, la casa hembra del pueblo Tule, sus significados desde su cosmovisión y su pervivencia en las comunidades fue otro de los grandes temas que nos ocuparon durante los siguientes semestres; y por supuesto, en relación con la integralidad de la vida de las comunidades, los bosques sagrados y la deforestación que están padeciendo en algunos territorios.
Durante el ciclo básico abordamos también las medidas propias utilizadas en cada comunidad, la medida del tiempo en relación con los cultivos y las fases de la luna; hicimos una exploración de la numeración maya tejiendo interrelaciones con otros sistemas de numeración; los alimentos que actualmente consumimos y producimos en las comunidades así como las formas de preparación, las energías que se utilizan para su elaboración y el contraste con los alimentos ancestrales; la problemática de la producción de basuras y residuos en las comunidades en relación con la contaminación que actualmente padece todo el planeta.
Finalizando el ciclo básico de la primera cohorte de la Licenciatura y comenzando los énfasis que orientarían la actividad de los futuros pedagogos de la Madre Tierra, se desplegaron algunos procesos paralelos que aportaron elementos muy significativos para el futuro del seminario de Etnomatemáticas puesto que afectaron la vida y las concepciones de sus participantes.
El primer proceso de ellos fue el que se llamó Bachillerato Madre Tierra, que se desarrolló con un grupo de líderes que habían ingresado a los procesos de la Licenciatura bajo la modalidad de diplomado y que no tenían el grado de bachilleres. Bajo el liderazgo del INDEI (Instituto Departamental de Educación Indígena) en cabeza del líder Dóbida Guzmán Caisamo, un grupo de líderes y maestros acompañamos un proceso de convalidación de la formación secundaria con este grupo de estudiandes – líderes de la Cultura Embera Chamí, en el cual profundizamos en las raíces de su cultura y tejimos relaciones entre los saberes ancestrales y realidades otras en contextos rurales indígenas y campesinas. Los encuentros de formación se desarrollaron en la Vereda El Tambo del Municipio de San Pedro de los Milagros, en las instalaciones de la OIA, en el barrio Prado Centro, y en dos comunidades situadas en los Municipios de Jardín –Resguardo Indígena Karmatarrua - y Ciudad Bolívar –Resguardo Hermeregildo Chakiama-. Fue un gran aprendizaje para todos los que participamos en esta experiencia que tuvo una duración de año y medio y que fue avalada por la Institución Educativa Indígena de Polines del Municipio de Chigorodó. Cabe destacar que en la formulación y puesta en marcha de este proceso emergieron tres pilares fundamentales de las culturas indígenas: Cosmogonía, Cosmovisión y Espiritualidad:
En Etnomatemáticas hemos cimentado nuestras actividades teniendo en cuenta los tres pilares de las culturas indígenas que aprendimos de los líderes y sabios indígenas durante el proceso de Bachillerato Madre Tierra, vivido paralelamente con la primera cohorte de la licenciatura: la cosmogonía, la cosmovisión y la espiritualidad. La cosmogonía, la cosmovisión y la espiritualidad están entretejidas. Una cosmogonía asociada a las historias de origen, una cosmovisión asociada a los saberes ancestrales y al buen vivir, y una espiritualidad asociada a los sentidos que emergen de las relaciones entre los seres de la naturaleza, sentidos que se instalan en el ámbito de lo sagrado y la ritualidad. Y en el corazón de este tejido está el cuidado de la Madre Tierra. (Castaño, Monsalve y Santacruz, 2014)
Otro proceso que incidió significativamente en el discurrir del Seminario fue la elaboración de la tesis de maestría “Ibisoge Yala Burba Mola. Qué nos dicen las molas de Protección” (Castaño y Santacruz, 2012) pues nos permitió una aproximación a las raíces de la Cultura Gunadule, a sus historias de origen y a los significados, sentidos y saberes ligados a la práctica de las molas de protección. De la mano del Saila Evaristo González, del argal Nicolás González, de las mujeres Milia Bolívar y Nuptidili González, de la Cultura Gunadule, recorrimos una a una las trece molas de protección que el Saila había propuesto para su estudio y divulgación, las narrativas asociadas a cada una de ellas sintiendo la presencia viva de una lengua milenaria nacida en nuestro territorio, sus interacciones con la lengua castellana, su escritura en papel y en tela y el tejido de las mujeres Gunadule con todo su sentido ritual de cuidado de la niña y de la Madre Tierra. En este camino comprendimos la potencia
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