Santiago: ¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

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El Plan Regulador Intercomunal, es un ejemplo claro de cómo se ha tratado de distribuir equitativamente la población en Santiago. Su planificación de vías generada en los sesenta ha sido la guía práctica de la construcción de vías y autopistas por los últimos cincuenta años. Existen vías como Vespucio, la cual busca dar mejores accesos a todas las comunas de la ciudad, y que de esta manera se logre una mejor distribución de la población. Es pocos años después cuando entran a la ciudad los microbuses, los cuales ayudaban a tener mayo acceso y movilización por la ciudad. Esto siendo un complemento para la vivienda social, ya que sus habitantes no tendrían acceso a vehículos particulares. Sin las vías intercomunales la distribución de la población en Santiago sería totalmente desequilibrada.

Es obvio que al tener una ciudad más dispersa, factores sociales y económicos varían. Por ejemplo, al tener distancias mayores, el gasto de combustible es mayor, al igual que se necesita mayor infraestructura vial, en comparación con la ciudad compacta. La ciudad de Santiago tiene una expansión horizontal muy grande, aun cuando tiene mucha oportunidad de crecer en altura. Las regulaciones urbanas han logrado controlar este crecimiento de alguna forma. Entre los aspectos negativos de esto, están la ocupación de suelo. El suelo de Santiago es uno de los más fértiles del país y ha sido cubierto casi en su totalidad por concreto. Al seguir expandiendo se está ocupando cada vez más suelo fértil y de cierta manera desperdiciándolo. A futuro, pienso que Santiago tiene que aprovechar y crecer en altura, dejando las periferias para la agricultura y áreas verdes de esparcimiento. La gente cada vez más necesita espacios en los cuales escapar por lo menos por unos días del ruido, el smog y la contaminación visual. Es ahí cuando una ciudad compacta da mayores facilidades a sus ciudadanos. El sprawl urbano muchas veces se vuelve descontrolado, pero hay formas de solucionarlo.