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Tema- Los borbones y el virreinato del rio de la plata

Enviado por   •  13 de Septiembre de 2018  •  9.049 Palabras (37 Páginas)  •  414 Visitas

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Buenos Aires se convertía en un importante puerto vinculado a las acciones comerciales e intermediaria con el Alto Perú. En la actual Plaza de Mayo dos edificios marcaron la fisonomía de la ciudad colonial: el Fuerte y el Cabildo. El primero fue sede de los virreyes y gobernadores, estaba rodeado de muros con bocas para cañones, un puente elevadizo y un foso. El Cabildo fue la sede del gobierno: comerciantes, hacendados, funcionarios y el clero debatían los asuntos de la ciudad. En estos dos lugares, junto a las calles angostas cercanas al Río de la Plata, se desarrollaron los principales acontecimientos.

Con su creación se había conseguido reducir las dimensiones del Virreinato del Perú, pero la inmensidad de estos dominios seguía siendo un problema que dificultaba el efectivo control que deseaba la corona española. Por eso, el rey borbón Carlos III, en 1782 dictó una Real Ordenanza dividiendo al flamante virreinato en ocho Intendencias.

En 1782, el virreinato del rio de la plata fue subdividido de acuerdo con el sistema de intendencias. Su territorio quedo entonces organizado en ocho gobernaciones intendencias con el objetivo de tener un mayor control sobre cada territorio y sus recursos. También se organizaron cuatro gobiernos político-militares en las fronteras con el Brasil. En el actual territorio argentino se establecían tres intendencias y una provincia subordinada: Misiones. Las intendencias fueron la de Buenos Aires, que comprendía la provincia de Buenos Aires, el litoral y toda la Patagonia; la de Córdoba del Tucumán, con jurisdicción sobre las actuales provincias de Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja; y la Intendencia de Salta del Tucumán que abarcaba a Santiago del Estero, Tucumán, Catamarca, Salta y Jujuy. Al frente de cada Intendencia estaría un Gobernador Intendente. En el caso de Buenos Aires, se hizo cargo el propio virrey.

Las otras intendencias creadas dentro del Virreinato del Río de la Plata fueron las de Paraguay, La Paz, Cochabamba, Charcas y Potosí. Además se crearon las provincias subordinadas de Moxos y Chiquitos (en la actual Bolivia) y Montevideo (en el Uruguay, por entonces conocido como la Banda Oriental).

El régimen de las intendencias siguió funcionando aun luego de producida la Revolución de Mayo en 1810, hasta que, por un Reglamento dictado por la Junta Grande, del 10 de febrero de 1811, los intendentes fueron reemplazados por Juntas Provinciales y los gobernadores por Juntas Subalternas, aunque manteniéndose su sujeción a un poder central, en este caso de la propia Junta de Buenos Aires.

Antecedentes de las Invasiones inglesas y Napoleón en la Península Ibérica

Los territorios españoles de la cuenca del Plata sufrieron, desde su conquista y colonización, el asedio constante de los indígenas y la amenaza permanente del proceso de expansión de los portugueses desde el Brasil que intentaron vanamente alcanzar las inmensas riquezas de plata y oro del Alto Perú por vía fluvial desde el océano Atlántico Sur, en un período dominado por la política económica mercantilista, en que la importancia de la tierra residía, mayoritariamente, en la existencia de minerales preciosos y en su posibilidad de explotación económica. La serie de acuerdos firmados entre las potencias europeas había otorgado a Inglaterra la concesión del envío de un barco anual al dominio español de las Indias, llamado el navío de permiso y el asiento de negros, monopolio de treinta años para el tráfico de esclavos negros con estos territorios.

La primera expedición militar británica que llegó a la región lo hizo en el marco de la Guerra de los Siete Años. En enero de 1762 España se involucró definitivamente en este conflicto entrando en guerra con Inglaterra y Portugal. En octubre del mismo año, Pedro de Cevallos volvió a ocupar Colonia del Sacramento para España. Al año siguiente, en 1763, se produjo la fracasada Invasión anglo-portuguesa al Río de la Plata, cuya flota compuesta por diez barcos y más de mil hombres de Gran Bretaña y de Portugal, fue vencida por las tropas de España al intentar retomar Colonia.

Por otro lado y casi al mismo tiempo se encontraban las guerras napoleónicas, enfrentamientos que no sólo repercutieron en Europa sino que también tuvieron consecuencias en América y en la región del Plata. Desde los inicios de la Conquista de América, Inglaterra se había interesado en las riquezas de la región.

En 1795, se puso fin a la guerra entre España y la Revolución francesa. En 1796, España se alió con Francia, que estaba en guerra con Inglaterra, abriendo así la brecha que justificaría la actuación militar de Gran Bretaña, que buscaba obtener mayor influencia sobre las posesiones españolas.

La llegada al poder de Napoleón Bonaparte en 1799 y su proclamación como emperador de Francia en 1804 alteró las relaciones internacionales y renovó la alianza española con Francia. La presión de Napoleón sobre Carlos IV de España vio como fruto la restitución de Manuel de Godoy en el poder, quien declaró en 1802 la guerra al reino de Portugal, principal aliado del Reino Unido en el continente.

La batalla de Trafalgar, en 1805, puso de manifiesto el fin de tres siglos de supremacía naval española a través de su Armada Invencible, lugar que pasó a ocupar la flota británica. Asimismo, este resultado minó la capacidad de España para defender y mantener su imperio.

Las batallas libradas desde 1799 hasta 1815 entre Francia y varias naciones europeas son ya históricamente conocidas como las Guerras Napoleónicas. Estos enfrentamientos militares fueron una continuación de las guerras mantenidas por Francia en Europa durante la Revolución francesa (1789-1799). En ellas sobresalió el talento estratega de Napoleón Bonaparte. Durante los años que Napoleón había pasado en guarniciones de provincias aprovechó su tiempo para ampliar su preparación militar, profundizando en sus estudios de matemáticas, artillería y táctica militar, entrando, además, en conocimiento de los pensadores políticos clásicos y descubriendo también su pasión por la historia.

A comienzos del siglo XIX, el Reino Unido se encontraba en plena revolución industrial, lo que la convertía en la economía más productiva de toda Europa, posicionándose con fuerza como exportadora de productos manufacturados. Poco menos de la mitad de estos productos tenían como destino el mercado europeo continental. Tras el rotundo fracaso militar que significó para Francia y España la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805, Napoleón Bonaparte optó por la estrategia de la guerra económica contra Inglaterra y sus aliados. En noviembre

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