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COMPARTAMIENTO EN LOS HIJOS A ADOLECENTES (11 a las 19) DESPUES DE UN DIvORCIO O UNA SEPARACION ENTRE LOS PADRES

Enviado por   •  9 de Noviembre de 2018  •  2.556 Palabras (11 Páginas)  •  347 Visitas

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Cuando la ley o la religión no permiten el divorcio, la separación se produce de hecho, sin otro sustento que la disolución de la relación y el alejamiento de ambas personas.

Históricamente, la decisión de divorciarse ha sido mal vista por la sociedad, dado que, para muchos, el matrimonio es una unión que debe durar toda la vida. En las últimas décadas, sin embargo, dicha concepción ha cambiado y hoy en día se acepta el divorcio como la opción normal para aquellas relaciones que no funcionan.

El divorcio de los padres es una de las situaciones más difíciles que puede vivir una familia. Todos se ven afectados por él. La pareja y los hijos tienen que pasar por la ruptura y después, aprender a vivir de otra manera distinta a como vivían antes.

El divorcio ocasiona una crisis, es decir, “un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por la incapacidad del individuo para abordar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo”(Slaikeu, 1996)

El divorcio genera estrés en todos los miembros de la familia, tanto a los padres como a los hijos y obliga a enfrentarse a situaciones nuevas y desconocidas. Pero es muy diferente un divorcio cuando la pareja no tiene hijos a cuando existen niños, preadolescentes o adolescentes o en la familia. En este segundo caso, los padres, además de ocuparse de la propia separación deben atender que sus hijos sufran lo menos posible y pasen por esa situación de forma que no les marque excesivamente.

En el caso de las familias con hijos adolescentes, estos tendrán muchas preguntas que necesitarán respuesta y deben ser sus padres quienes se las den.

Los miedos de los hijos ante el divorcio: ¿Por qué? La primera pregunta que se hacen los hijos es por qué se separan sus padres. La respuesta a esa pregunta debe ser sincera y clara. Los padres no tienen que dar todo tipo de explicaciones a sus hijos pero estos sí deben conocer las razones por las que los padres han decidido divorciarse.

¿Es culpa mía? La mayoría de los adolescentes se sienten más o menos culpables ante el divorcio de sus padres. Es muy importante que estos se encarguen de explicarles que el divorcio es solo entre la pareja y que los hijos no tienen ninguna responsabilidad en él y, por supuesto, ninguna culpa. ¿Me abandonarán? Los chicos y chicas temen que sus padres, o uno de ellos, los abandonen tras el divorcio. Es importante que durante la etapa de transición ambos padres pasen tiempo con ellos para eliminar esas dudas.

¿Cómo va a cambiar mi vida? Un divorcio introduce cambios profundos en la vida de la familia. Es conveniente que los padres expliquen pronto a sus hijos en qué van a consistir esos cambios. Si van a mudarse de ciudad, si tendrán que cambiar de escuela, si la economía familiar se va a ver efectada, Durante un divorcio y tras él los padres deberán enfrentarse a algunas situaciones nuevas.

Mantener el contacto. Lo más habitual es que los hijos se queden con uno de los padres y vean menos al otro. En esos casos hay que conseguir que el contacto con el progenitor que ya no vive en la casa se mantenga.

Cuando tras el divorcio la pareja no mantiene buenas relaciones se producen una serie de acontecimientos que deben ser resueltos y uno de los más frecuentes es quién de los dos acude a los acontecimientos protagonizados por los hijos. En esos casos, lo ideal es que se decida con tiempo de antelación y se acuerde de forma amistosa entre los padres pero con la participación del adolescente. Los chicos necesitan hablar de lo que está pasando. Un divorcio es una situación muy traumática para la mayoría de los adolescentes. Y necesitarán hablar de ello con un adulto que los escuche y aconseje. Los padres deben ocuparse de ayudarles a encontrar con quién hacerlo. Algún familiar o amigo de la familia con el que los chicos tengan una buena relación es la mejor opción pero también puede optarse por un terapeuta. Además muchas escuelas y comunidades tienen grupos de apoyo para chicos que están pasando por esa situación.

El libro EmotionalInfidelity (Infidelidad emocional), de M. Gary Neuman, dice: “El divorcio es un litigio; una persona demanda a otra. En el momento que usted decide divorciarse, está renunciando al control sobre sus hijos, pero también sobre su dinero e incluso sobre su vivienda. Quizás logre resolver esas cuestiones recurriendo a la mediación, pero quizás no. Al final, puede que sea un juez —un completo desconocido— quien decida con cuánta frecuencia se le permitirá ver a sus hijos y cuánto dinero le corresponderá. Por desgracia, ese desconocido no piensa exactamente como usted”.

El divorcio puede causarles mucho daño a los hijos, sin importar su edad. Hay quienes opinan que los adolescentes salen mejor librados, pues son más maduros y, al fin y al cabo, ya están en el proceso de independizarse de sus padres. Sin embargo, los especialistas consideran que sucede justo lo contrario, que precisamente por esos factores, los adolescentes son los más vulnerables.

Piense en lo siguiente:

▪ A medida que se abren camino hacia la vida adulta, los adolescentes se sienten muy inseguros, incluso más que cuando eran niños. No se deje engañar por su aparente afán de independencia; a esa edad necesitan más que nunca la estabilidad familiar.

▪ Justamente en una etapa de la vida en que los adolescentes están aprendiendo a entablar amistades sólidas, el divorcio les enseña a ser escépticos ante valores como la confianza, la lealtad y el amor. Por ello es posible que de adultos eviten todo tipo de relación estrecha.

▪ Es común que los hijos, prescindiendo de la edad, demuestren su dolor de alguna manera. Pero en el caso de los adolescentes, el problema es que tienden a hacerlo recurriendo a la delincuencia, la bebida, las drogas u otras conductas de riesgo.

Esto no significa que los adolescentes cuyos padres se divorcian estén condenados a sufrir problemas emocionales o de otro tipo. Pueden convertirse en adultos estables, especialmente si mantienen contacto con ambos padre.

Un adolescente pudiera razonar que si sus padres dejaron de amarse, es posible que también lo dejen de amar a él, o que si ellos rompieron las reglas, también las puede romper él. Para aliviar los temores del joven y corregir su razonamiento equivocado, permita que se exprese con toda libertad. Pero tenga cuidado de no intercambiar los papeles y buscar en su hijo el apoyo emocional que usted necesita. El adolescente es su hijo,

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