Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico. 1912

...

buscar ningún tipo de crédito, ni reconocimiento (ni amor, ni fama). Para ello es necesario, la utilización de la neutralidad y la abstinencia.

f) Atención parejamente flotante:

Del mismo modo que se le pide al paciente que hable, que asocie, se le aconseja al analista, en una posición de utilizar los dichos del paciente para la interpretación, y el descubrimiento del material inconsciente, “sin involucrar su propia historia”, ni sustituir con su propia censura o resistencia. Trabajando solo con las resistencias del paciente.

Para eso, es requisito el “análisis del analista”, en donde el propio analista, ahora en rol de paciente, pueda trabajar su propio inconsciente, su propia castración, y los puntos ciegos propios del mismo. De esta forma el analista, al ir adquiriendo un autoconocimiento podrá ir resolviendo, su propia angustia, y obtener recursos para tolerar el sufrimiento y frustraciones, que el análisis y la vida le impone. Trabajado así su propio aparato psíquico, podrá desde su rol de analista operar “de un saber del que no dispone”, y por la tanto deja que el “paciente” asocie libremente, el saber sobre lo que le pasa, “lo tiene el paciente”.

g) La transferencia como relación asimétrica:

La relación transferencial es asimétrica (hay lugar para un solo sujeto). El analista debe prestar su cuerpo alma (neutralidad y abstinencia), en transferencia, separándose de su historia, para poder manejar favorablemente la transferencia. Es decir que el analista debe mostrarse impenetrable, para el paciente, y no utilizar la identificación como forma de estimular la transferencia con el paciente, ya que solo se va a conseguir el efecto contrario, que es la resistencia, que obstaculiza el análisis.

h) El psicoanálisis no es pedagogía:

El psicoanálisis debe ser una práctica basada en el respeto, recursos y singularidad del paciente, es decir de los deseos del analizante. Es por esto que el analista no debe forzar a asociaciones, ya que pueden perjudicar al paciente. Con esto ayuda a que el paciente gane confianza, autonomía para poder asociar, y de esta forma hacerse cargo de sus conflictos. No se debe educar al paciente porque el analista no puede saber que es bueno o malo para el paciente, debe descubrirlo por sí mismo, en relación con su historia.

i) El psicoanálisis no se aprende de los libros:

Con el fin de evitar que se puedan producir nuevas resistencias durante el tratamiento, se le aconseja al analista que no eduque al paciente sobre la teoría psicoanalítica, dejándoles la posibilidad de que ellos aprendan por si mismos sobre su propia persona. Por otro lado, no hay que buscar el apoyo del entorno familiar, ya que esto solo generaría un clima hostil y rompería así con el vinculo transferencial. El paciente para curarse debe obedecer a la única demanda del analista, a la regla fundamental. “La asociación libre”, debe hablar aunque duela, o de vergüenza, el otro lo va a escuchar de manera “especial”. Y así evitar que el paciente racionalice sobre sus síntomas.