Duelo y Melancolía (1915-1917)

...

Si reconstruimos este proceso melancólico, vemos que hay en 1er lugar una elección de objeto, una ligadura de la libido a una persona determinada; luego sobreviene la perdida de ese objeto. El resultado no es el normal, que habría sido un quite de la libido de ese objeto y su desplazamiento a uno nuevo (Duelo); sino que el resultado es patológico, y requiere de varias condiciones: La investidura de objeto es cancelada, pero la libido libre no se desplaza a otro objeto, sino que se retira sobre el yo, quedando estancada. Una vez ahí, sirve para establecer una identificación del yo con el objeto resignado (Intentando retener al objeto y no perderlo). “La sombra del objeto cayó sobre el yo”. De esa manera la perdida de objeto se muda en una pérdida del yo; y se produce una bipartición entre el yo crítico y el yo alterado por identificación (Esta parte del yo se hace semejante al objeto perdido).

Más tarde, Freud agrega otras observaciones: “Tiene que haber existido una fuerte fijación en el objeto de amor, y en contradicción a ello, una escasa resistencia de la investidura de objeto”. Esta contradicción parece exigir q la elección de objeto se haya cumplido sobre una base narcisista, para que la investidura de objeto pueda regresar al narcisismo si tropieza con dificultades. “La identificación narcisista con el objeto se convierte entonces en el sustituto de la investidura de amor, lo cual trae como consecuencia que el vinculo de amor no se resigna a pesar de la perdida de la persona amada”. Esto corresponde, desde luego, a la regresión desde un tipo de elección de objeto a la fase oral de la libido, que corresponde al narcisismo originario.

(Según Freud, la posible disposición a contraer melancolía se remite al predominio del tipo narcisista de elección de objeto).

“Por lo tanto, la melancolía, toma prestados una parte de sus caracteres del duelo, y la otra parte a de la regresión desde la elección narcisista de objeto hasta el narcisismo”. Por un lado, al igual que el duelo normal, es reacción frente a la pérdida del objeto; pero por otro lado, depende de una condición que falta en el duelo normal, y que lo convierte en duelo patológico: La ambivalencia en el vínculo de amor con el objeto perdido. Como dice Freud, “El conflicto amor-odio con el objeto (A nivel icc) presta al duelo una conformación patológica y lo impulsa a exteriorizarse en la forma de autorreproches (Lo perdí por mi culpa; yo quise que se muera…etc)”. Por un lado, el amor por el objeto se refugia en la identificación narcisista; por el otro lado el odio se ensaña con ese objeto sustitutivo denigrándolo, haciéndolo sufrir, y obteniendo en ese sufrimiento una satisfacción sádica. Ese automartirio gozoso es característico de la melancolía. En síntesis, “La investidura de amor del objeto experimenta un destino doble: Por un lado regresa a la identificación; por otro lado, bajo la influencia del conflicto de ambivalencia, es trasladada hacia atrás, hacia la etapa del sadismo”.

En la melancolía, según Freud, podemos observar una predisposición al suicidio. ¿Cómo explica esto? El yo dirige hacia sí mismo esa hostilidad que recae sobre el objeto, por eso puede dar muerte a sí mismo, al tratarse como un objeto. “El yo solo puede darse muerte si puede tratarse a si mismo como un objeto”

El insomnio pertinente al estado de melancolía refiere a la imposibilidad de efectuar el recogimiento general de las investiduras que el dormir requiere. La melancolía se comporta como una herida abierta, que atrae hacia si desde todas partes energías de investidura, y vacía al yo, empobreciéndolo.

Para finalizar, Freud plantea esta analogía: “El duelo mueve al Yo a renunciar al objeto declarándoselo muerto y ofreciéndole como premio el permanecer con vida. En la melancolía cada batalla de ambivalencia afloja la fijación de la libido al objeto desvalorizando este, rebajándolo, y victimizándolo.”

(En la ultima carilla explica la Mania, como el opuesto de la melancolía. Pero Bergagna dijo que eso No toma)