INTERVENCION EN POBLACIONES DE RIESGO

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Adultos mayores

Las contribuciones para la promoción de la salud en los adultos mayores se han centrado en ciertas conductas:

tener una dieta sana y equilibrada; hacer ejercicio con regularidad; tomar medidas para reducir los accidentes; controlar el consumo

de alcohol, eliminar el cigarro, reducir el uso inapropiado de medicamentos y hacerse vacunar contra la influenza.

El ejercicio es una de las conductas de salud más importante porque el ejercicio ayuda a mantener a las personas con movilidad y capaces de cuidar de ellos mismos. El sólo mantenerse activos tiene ya beneficios para la salud. Participar en actividades sociales, realizar actividades y contribuir en otras actividades normales que probablemente tiene poco efecto en la condición física general, reducen sin embargo el riesgo de mortalidad, quizás porque proporcionan apoyo social o una sensación general de autoeficacia.

Controlar el consumo de alcohol es también un objetivo importante entre los adultos mayores para conservar la buena salud. Algunas personas mayores desarrollan problemas de alcoholismo como respuesta a cuestiones relacionadas con la edad como la jubilación o la soledad.

Los adultos mayores tienen también el riesgo de la depresión, que también pone en peligro los hábitos de salud conduciendo a un acelerado deterioro físico. De manera que atender a la depresión que por lo general se considera como un problema de salud mental, puede también tener efectos en la salud física.

La vacunación contra la influenza es importante por varias razones. Primero, la influenza (gripa) es la principal causa de muerte entre los adultos mayores. Además, aumenta el riesgo de una enfermedad cardiaca o de un evento vascular cerebral debido a que exacerba otros trastornos que puede tener un adulto mayor.

Hay que encontrar formas de que cada otoño los adultos mayores sean vacunados contra la influenza es un asunto de gran importancia.

El hincapié que se hace en los hábitos de salud en los adultos mayores está justificado.

A los 80 años, los hábitos de salud son los que determinan principalmente si un individuo tendrá una vejez vigorosa o enfermiza (Mc Clearn et al., 1997) .

Además, las evidencias presentes sugieren que los cambios en los hábitos de salud en nuestra población de adultos mayores están funcionando.

Bibliografía

(A. Baum, Friedman y Zakowsk¡ 1997; Codori, Slavne¡ Young, Miglioretti y Brandt, 1997;M. D. Schwaru, Lerman, Millar, Daly y Masn¡ 1995). (T. A. Glass, de Leon, Marrotoli y Berkman, i999).

(\Wrosch, Schulz y Keckhause n, 2002).