La nueva Intervención arte-terapéutica en mujeres víctimas del conflicto armado en Colombia
Enviado por Helena • 4 de Diciembre de 2018 • 8.629 Palabras (35 Páginas) • 506 Visitas
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Así, aunque primeramente fue una lucha de partidos, liberales contra conservadores, posteriormente se convirtió en una guerra por los ideales, capitalismo versus comunismo, el estado contra las FARC (fuerzas revolucionarias de Colombia), y así, la guerra se hizo más costosa, y con la caída del muro de Berlín, los financiadores internacionales entraron en crisis, haciéndose necesario el narcotráfico para seguir financiando la guerra. Pero entonces, ¿Qué es lo que hace tan particular el conflicto colombiano? Hay seis puntos que me parecen importantes antes de continuar conceptualizando los otros términos que se manejaran en el presente ensayo. (Villa Gómez, 2011)
El primero, es que la guerra en Colombia ha estado marcada por los conflictos de baja intensidad, no porque las confrontaciones estén ausentes, sino porque son menos intensas que los conflictos directos de otros países. El segundo, es que la táctica guerrillera y contrainsurgente se ha ido empleando de tal manera que cada parte tiende a parecerse a la otra, utilizando tácticas similares tanto la guerrilla y las FARC como las fuerzas armadas militares de Colombia. El tercero es que la distinción del derecho internacional humanitario entre el que es combatiente y el que no es muy clara en la realidad. El cuarto es que el Estado colombiano es un estado central, que no logra consolidar su poder en el ámbito regional, pero que sí ha conseguido generar mecanismos de intervención, transacción y articulación, que permite que haya un flujo entre el poder de facto local y las dinámicas de un Estado democrático formal. (Villa Gómez, 2011)
La quinta es que en Colombia coexisten dos conflictos, el primero es que hay una gran exclusión de grandes sectores de la población y de la marcada polarización económica, ricos – pobres, en un país con tanta riqueza, donde los jóvenes de los barrios marginales, son jóvenes de “no futuro”; el segundo es la inserción de los grupos armados dentro de las dinámicas económicas de producción de la riqueza. Y la sexta y última, es en torno a la población civil, en la que se plantea que la guerra en Colombia no es una guerra horizontal en la que la población civil se involucre de manera activa en la guerra, sino que por el contrario es una guerra vertical en la que la población civil se ve azotada por una violencia que viene de diferentes bandos. (Villa Gómez, 2011).
Así, es posible ver que la guerra en Colombia, ha sido una lucha de intereses y de clases, que tienen como comodines, escudo, amigo y enemigo, según la conveniencia, a la población civil, que se ha visto golpeada por la ambivalencia y que ha presenciado como se roban a sus hombres para la guerra y eligen a sus mujeres para utilizarlas como bombas de tiempo, que tras dejarles semillas de odio y dolor esperan que exploten, y en su auto-destrucción se lleven parte de sus enemigos. Una guerra en la que los pobres son los principales títeres y afectados, los hombres sólo sirven para las balas, y los niños y las mujeres no tienen voz.
Es importante también explicar qué significa víctima. En el contexto colombiano, que ha librado un conflicto de más de cincuenta décadas, y que ha tenido involucrados diferentes organizaciones (guerrilla, paramilitares, narcotráfico, ejército, Estado, etc.) que en su conflicto han dejado niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos afectados por la guerra y sufriendo las consecuencias, se considera víctima a quienes han sufrido daños o lesiones físicas, mentales y/o emocionales, así como a quienes han sufrido violaciones de sus derechos fundamentales, o a los familiares o cuidadores directos de la víctima. Siendo víctima no solo quien ha sufrido los avatares de la guerra de manera directa, sino también, los que a causa de la misma, se hayan visto afectados de alguna forma. (De la Rosa González, 2015).
Habiendo delimitado lo que es conflicto, contextualizado un poco de lo que ha sido el conflicto armado en Colombia, y lo que significa ser “víctima”, es importante también hablar de trauma, que es definido por la Real Academia Española de la Lengua, (2014) como una lesión duradera que ha sido producida por un agente generalmente externo, como un choque emocional que produce un daño duradero y profundo en el inconsciente y/o como una emoción o impresión mental negativa, fuerte y duradera.
Así, hay tres tipos de trauma que es importantes hacerlos presentes en el presente ensayo. El primero, es el trauma de guerra, que son aquellas consecuencias físicas y psicológicas que dejan los conflictos bélicos y el contexto social y político del momento de esa confrontación, y que someten de manera sistemática y repetitiva a los individuos presentes, o a sus familiares o vínculos cercanos, a situaciones de estrés y/o a dificultades extraordinarias que requieren de un esfuerzo personal, familiar y social para ser superado y de las cuales no pueden huir, causando terror y generando en los afectados diferentes respuestas de supervivencia que se convierten en algo cotidiano. (Jiménez Gómez, 2015).
El segundo tipo, son los traumas por catástrofes, que se entiende como cualquier fenómeno que genera daños o perjuicios económicos, pérdidas de vidas humanas, deterioro de la salud y de servicios sanitarios, en le medida en que generen una respuesta de ayuda extraordinaria en sectores ajenos o externos a la zona afectada. (Jiménez Gómez, 2015).
El tercer tipo, son los traumas por abuso sexual, que se define como un ataque constante y sistemático, o de un solo episodio, que se ejecuta utilizando el poder que se tiene sobre una persona, ya sea física o psicológicamente, para agredirla física, sexual y psicológicamente. Es importante resaltar que este tipo de abuso suele ir acompañado del silencio, ya sea por vergüenza, miedo o estigmas sociales. (Jiménez Gómez, 2015).
En este orden de ideas, se hace necesario traer a colación el término de la arte-terapia, que como ya se mencionó más arriba, es una excelente herramienta para trabajar sobre las cicatrices que ha dejado la guerra en el pueblo colombiano, y específicamente en sus mujeres. Así, este término fue consolidado en el año 1942 por un artista llamado Adrián Hill, que al enfermar de tuberculosis y ser internado en el hospital, comenzó a dibujar objetos que estaban cerca de su cama de hospital, sorprendiéndose notoriamente al darse cuenta de que esto le ayudaba a mejorar su estado de salud, pues mantenerse activo le ayudaba a mantenerse física y mentalmente y evitar las atrofias que podían conllevarle la convalecencia. Así, en 1983 Hill es invitado al sanatorio, que recientemente había comenzado a dictar el programa de terapia ocupacional, para que enseñara clases de dibujo y pintura a otros
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