Lo conciente de la inocencia de un acto inconsciente

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un modo claro conciencia de ciertos gestos o de ciertas expresiones de nuestro rostro.

2. Los contenidos inconscientes mediatamente asequibles son ya más resistentes. Por ejemplo, conocer el nombre de una persona y no poderlo recordar; como suele decirse, se le tiene «en la punta de la lengua», sin lograr, no obstante, pronunciarlo, primeramente suele ser inasequible, pero ya, recordarlo lo hace asequible.

3. Los contenidos inconscientes inasequibles. Pueden existir en número indeterminado, pues ignoramos la amplitud que puede alcanzar el inconsciente, así como la posible riqueza de sus contenidos. Se recuerdas una multitud de incidentes de nuestra vida de niños, pero también olvidamos mucho: hasta la edad de cinco o seis años—y para ciertas personas hasta la edad de diez e incluso de quince años— la infancia está prácticamente no vivida, olvidada.

Otras de las teorías que plantea es que los complejos, que son contenidos inconscientes, y si tuviéramos que agruparlo en una de las tres divisiones serían inconscientes inasequibles, solo son visibles a través de la asociación libre u otro método, ya que se hace más palpable ante sucesos traumáticos, pudiendo ser que el hecho “triste”, lleva algo detrás, una historia que no se dice, pero trae para el psicólogo alguna significación que para el sujeto es desconocida.

Alfred Adler postula una única fuerza motivacional detrás de todos nuestros comportamientos y experiencias. El afán de perfeccionismo constituye ese deseo de desarrollar al máximo nuestros potenciales con el fin de llegar cada vez más a nuestro ideal. Lo evidenciamos en nuestros propios estudios, no nos quedamos en nivel primario, o secundario, buscamos ser profesionales.

Otra palabra que Adler utilizó para referirse a esta motivación básica fue la de compensación o afán de superación. Dado que todos tenemos problemas, inferioridades de una u otra forma, Adler creía que podemos lograr nuestras personalidades en tanto podamos (o no) compensar o superar estos problemas. Lo cual no significa que seamos quienes somos por los problemas, cuál fue su crítica, pero si son un complemento para superarnos.

La última frase que usó antes de plantear su afán de perfeccionismo, fue afán de superioridad. El uso de esta frase delata una de las raíces filosóficas de sus ideas.

Aunque la teoría de Adler parece ser menos interesante que la de Freud con su sexualidad o la de Jung con su mitología, probablemente le llama a uno la atención por ser la más basada en el sentido común de las tres. A mi particularmente me siento más identificada con la de Gustav Jung.

Bibliografía

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JUng, C. G. (s.f.). Los conflictos y el inconsciente.

Psychoanalyse, Ü. (s.f.). Cinco Conferencias sobre Psicoanálisis.

Sahakian, W. S. (s.f.). Historia de la Psicología.