Monografía presentada en cumplimiento del Curso de Liderazgo
Enviado por Sandra75 • 11 de Diciembre de 2018 • 6.032 Palabras (25 Páginas) • 421 Visitas
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Pareciera que la incertidumbre del entorno en el que habitamos también trasciende las fronteras personales de la construcción subjetiva de la identidad y, sin embargo, hay algo que pareciera quedar inalterado, a salvo de la confusión que impera alrededor. Erikson ha llamado a dicho factor de continuidad interior como mismidad , es decir el sentido del ser que va unido a la percepción de continuidad de la propia existencia en el tiempo y en el espacio, unida a la noción de que otros reconocen tal existencia.
Desde un punto de vista social la identidad puede definirse como el sistema unitario de representaciones de sí elaboradas a lo largo de la vida de las personas a través de las cuales se reconocen a sí mismas y son reconocidas por los demás como individuos particulares y como miembros de categorías sociales distintivas. La identidad es el principio a través del cual el sujeto define lo que es para otros, por otra parte juzga la manera en que los otros lo juzgan a él, a la luz del modo en que se percibe en comparación con los otros y en relación con tipos que han llegado a ser importantes.
Es así, que se lograr llegar a la conclusión de que la Identidad Personal representa la percepción de la mismidad y continuidad de la propia existencia en el tiempo y en el espacio, y la percepción del hecho que otros reconocen esa mismidad como también la formación de la identidad implica un proceso de reconocimiento y valoración de la propia individualidad, por lo que se asocia muchas veces estrechamente a la autoestima.
CAPITULO I
LA IDENTIDAD PERSONAL
En la identidad podemos observar dos funciones: a) la función psicológica: que per-mite seguir sintiéndose la misma persona a pesar de los cambios que a lo largo de la vida se producen tanto en el individuo como en su entorno. b) la función yoica (el YO): es aquella parte de nuestra personalidad que se encarga de organizar la conducta. Este «Yo» existe en la medida que hay un mundo. Por lo tanto, la organización del sistema del sí mismo es correlativa de la organización del mundo exterior. El «Yo» se apoya para actuar en el sentimiento de identidad y, a su vez, la identidad se refuerza en cada actuación del «Yo».
La identidad personal es un sistema que no tenemos en el momento de nacer, sino que comienza a gestarse desde la infancia, por lo tanto, nosotros no nacemos con un «Yo», con una identidad, sino que la adquirimos en la medida en que conseguimos realizar una organización del mundo que nos rodea. ¿Quién soy? La identidad consiste en la capacidad de responder a la pregunta ¿Quién soy? Pero ésta se desmenuza en otras preguntas que la componen: ¿Qué soy? ¿Cómo soy? ¿Dónde estoy? y ¿Por qué soy y estoy? Serían como pequeñas identidades que contribuyen a configurar la identidad total. Todas tienen que ser respondidas de forma satisfactoria, pues de lo contrario la identidad se vería debilitada. ¿Qué soy? Está muy ligada a lo que podríamos llamar la identidad profesional, ya que ante dicha pregunta, lo más corriente es contestar enunciando nuestra profesión o nuestra actividad laboral. La pregunta del «qué se es» se asocia con el «qué se es para los demás», lo que uno/a aporta a la sociedad en que vive, su profesión o trabajo.
La identidad es un conjunto de valores, que proporcionan un significado simbólico a la vida de las personas, reforzando su sentimiento como individuos y su sentimiento de pertenencia.
Existen tres tipos de identidades:
- Social: como discriminación entre grupos
- Cultural: conjunto de valores, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que cohesionan un grupo social.
- Personal: como identificación que destaque los caracteres propios, distintivos y diferenciadores de cada sujeto.
Una persona se puede definir:
1. Por su grupo cultural o su comunidad de origen. Es identificada por: rasgos físicos o lingüísticos y por señas de identidad culturales.
2. Por su papel profesional y su estatus social: tipo de actividad que ejerce, papel “estructurado, rutinario y estandarizado”. (“La crisis de las identidades. La interpretación de una mutación”) Cuando una persona no hace lo que su conciencia le dicta, se siente moralmente frustrado y se plantea el siguiente dilema: “no puedo, pero tengo que hacerlo”, para poder sentirse bien consigo mismo y aceptado por el grupo.
A partir de las formas de identificación para los otros (culturales o estatutarias: colectivas), las personas construyen y desarrollan “identidades para sí”, que pueden estar o no de acuerdo con las anteriores:
1. Identidad reflexiva: apropiación subjetiva de la identidad cultural o estatutaria atribuida.
2. Otra forma de identidad, en la que se necesita una conversión que implique disociación entre la nueva identidad “para sí” respecto a la antigua y el acceso al reconocimiento por los otros de la nueva identidad.
Como afirma Raúl Anzaldua, citado por Viveros Cerón, Elsa María (2005) “la identidad es un proceso fundamental para la constitución del sujeto y la sociedad”. La pérdida de identidad, puede generar graves problemas tanto a la sociedad como al individuo. Cada ser humano, tiene la necesidad básica de “conocer su propia identidad”, es decir, “saber quién es”, tener una imagen general de sí mismo que pueda dar sentido a sus actos y a su vida en general. La pérdida de valores (morales, políticos e ideológicos), ha contribuido a la progresiva desintegración de la imagen del ser humano. Esa identidad, la toma del grupo humano al que pertenece (etnia, pueblo, nación, o país) con el cuál comparte una misma cultura. El grupo se define a sí mismo como tal, al notar y acentuar las diferencias con otros grupos y culturas.
La noción de identidad alude tanto a un sentimiento de individualidad como a una experiencia de vinculación ligado al contexto socialque el propio sujeto reconoce y asume La primera síntesis de identidad que llega a configurarse en la adolescencia permite adquirir los medios que servirán para poder gestionar el propio cambio a lo largo del periodo adulto.
Muchas de las estructuras tradicionales (por ej.: familia, comunidad) han ido perdiendo peso como guias de configuración de la propia vida, lo que ha incrementado la exigencia individual de un sentido de identidad coherente que pueda orientar el propio
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