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TRANSPOTE PUBLCO Y COMERCIO AMBULANTE

Enviado por   •  28 de Abril de 2018  •  1.757 Palabras (8 Páginas)  •  249 Visitas

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De hecho los ambulantes no hacen en primera persona ninguno de los tramites requeridos por las autoridades, todas las relaciones con la buracracia son sostenidad por los lideres.

Este modelo de gestion de lideres juega un papel de responsables y garantes de orden que subyace al desorden aprarente, asegurando este mod de la gobernabilidad, considerando el desbordado numero de ambulantes en las calles de la ciudad y aparentemente ausencia de autoridad formal que regule efectivamente las formas en que las utilizan poniendo limentes a su ocupacion, aceras y otros espacios como las explanadas de acceso a las estaciones del metro, no sean objeto de luchas, y son presisamente los lideres quienes dedican mayor parte de su tiempo a dirimir conflictos entre sus propios agremiados y a madiar con otros lideres conlictos endemicos por el territorio que ocupa cada organización.

Por otro lado, la explosiva difusion en años recientes del comercio en la via publica, no ha ido acompañada del establecimiento de normas en cuanto a sus condiciones de :

- Operación

- Caracteristicas y tamaño de puestos

- Espacio entre los mismso para circulacion peatonal

Un resultado de la falta de normas da como resultado que en muchos casos, el uso peatonal de las aceras ha quedado totalmete subordinado a su aprovehcamiento comercial y que incluso la oucpacion de las mismas ha tendido a extenderse hacia los carriles de circulacion vehicular.

De manera que en ni en el DF, ni en los municipios metropolitanos, existen en realidad normas que refulen el comercio en la via publica, si no que se trata de una actividad cuya creciente importancaio ha ido de la mano con un gran numero de programas de reordenamiento, acuerdos, negociaciones,y deciones.

[pic 6]

Si se consideran los rasgos comunes que presentan el uso de las normas en estas tres actividades de prestación de servicio y comercio relacionada con el uso de espacio público, es posible sostener que clientelismo y corporativismo contribuyen significativamente, pero resultan de todo modo insuficiente para explicar dos fenómenos concomitantes que confieren un carácter sui generis a la gestión metrópoli.

El quebrantamiento de las normas que conforman lo que podemos denominar como orden urbano formal y la ostensible fragilidad de dicho orden. Es posible pensar en múltiples evidencias que se trata de una situación que no depende de rasgos culturales, si no de las formas que están ampliamente condicionadas por el desempeño de la autoridad pública y sus representantes.

De acuerdo con testimonios de conductores es prácticamente imposible dejar de recoger y dejar pasajeros en cualquier punto del itinerario, porque esto implica o bien tener que enfrentar altercados con los usuarios o caer en desventaja con los demás operadores.

Todos eran conscientes por lo demás, de la vigencia de la norma que los microbuses solo pueden recoger o hacer descender pasajeros en los lugares establecidos para ello. Frente a esto los autobuses del RTP administrados por el gobierno como las líneas del metrobus, administrada por una empresa de capital mixto, hacen solo paradas en los lugares establecidos. En el primer caso porque se trata de una regla de operación y cuya falta es sancionada, así como los salarios de los operadores basados en un salario fijo, le otorga evidente funcionalidad. Y en el segundo, porque además de imperar condiciones similares, su diseño simplemente impide el ascenso y descenso fuera de las estaciones eliminando cualquier posibilidad de ambigüedad o ambivalencia. Esto desde luego no reduce el número de usuarios ni provoca conflictos entre los operadores y los usuarios; al contrario el metrobus ha gozado de éxito prácticamente instantáneo.

En ambos casos los usuarios adoptaron de forma inmediata y prácticamente automática sus conductas y expectativas a una norma que sabe efectivamente vigente.

La implementación univoca de las normas o de dispositivos que eliminan la ambivalencia en los usos de los espacios y bienes públicos parece ser bien recibida por la población, en la medida en que reduce el desorden y crea expectativas positivas hacia las normas que refuerzan la disposición para el acatamiento de las mismas.

[pic 7]

CONCLUSIÓN

El transporte público colectivo, taxis y comercio informal recaen en la ausencia de reglas reguladoras o en su defecto en el desacato dichas reglas lo cual genera un desorden relativo ya que no se pude tener un control de cada uno de los ámbitos, para contra restar estos efectos es necesario la creación de organizaciones reguladoras por parte del estado para poder tener un control, el cual estaría encargado de administrar, organizar y controlar ya se la modernización de unidades de transporte colectivo para un mejor servicio al público, así como el control de unidades fuera de regla y por consiguiente administrar sanciones a los propietarios de estas, en cuestión del comercio la organización creada estaría encargada de un control del número de comerciantes, otorgar permisos, así como en el caso de una reubicación de los mismo sin generar conflictos y poder recuperar espacios públicos.

El uso de reglas que estipule que se puede hacer o no, genera una mejor organización ya sean en transporte o comercio informal, dando parámetros para poder tener un control sobre estos y un claro ejemplo de la utilización de las reglas es el metrobus el cual manifestó que si se pude tener un control de las unidades, choferes y pasajeros, generando un transporte más eficaz

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