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Análisis crítico del libro: “El embarazo musical”, de Gabriel F. Federico

Enviado por   •  21 de Diciembre de 2018  •  1.732 Palabras (7 Páginas)  •  310 Visitas

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A lo largo del capítulo se hace un recorrido por los aspectos psicológicos, que se dan durante los tres trimestres del embarazo, y los cambios que le ocurren a la madre a lo largo de estos tres trimestres; la proyección del bebé, es decir, la importancia que se tiene de este, la conciencia de traer una vida al mundo, y las proyecciones hacia el futuro del bebé. Otro tema que trata en el primer capítulo es sobre gustos musicales, cómo escuchan las canciones las embarazadas. Lo que hace Federico es hacerlas escuchar música y luego preguntar qué es lo que escuchan, en base a esto puede ver el detallismo de las madres, haciendo referencia a la voz del cantante, la letra de la canción, o la bella melodía del piano. Pero, ¿eso es musicoterapia? ¿De qué le sirve eso a la madre?

Continúa contando experiencias, basadas en la música o escuchar una canción; y también habla sobre la música adecuada para hacerles escuchar a los bebés antes de nacer, llegando a la conclusión de la transmisión de las sensaciones de la madre, al bebé. Es decir, si la música que ellas escuchan, les causa placer, sin importar cuál sea el estilo de música, ésta sensación va a ser transmitida al bebé.

A partir de cuándo oye el bebé antes de nacer es otro aspecto del que habla, concluyendo que lo hace a partir de la 14/15 semana de gestación. Pero el bebé ¿cómo puede oír, si todavía no puede representar?

Capítulo II: Musicoterapia psicoprofiláctica.

En el siguiente capítulo, el autor se enfoca más en lo que es la musicoterapia y la forma en que la aplica a su grupo de pacientes (¿La musicoterapia se realiza en grupos? ¿Se realizan talleres de musicoterapia?).

En este capítulo, el autor diferencia dos tipos de musicoterapia: musicoterapia lúdica y musicoterapia terapéutica, las cuales cuentan con distinto objetivo.

“El trabajo que realizo como musicoterapeuta implica un compromiso que queda implícito desde el primer momento en el que llegan a mi consultorio. Si bien hacemos actividades lúdicas, creamos un ambiente de compromiso y respeto general grupal […] Por eso decidí llamar musicoterapia lúdica a mi trabajo con embarazadas”. Lo que realiza Federico es “separar” por un lado a las madres que necesitan realizar musicoterapia como terapia, y por otro lado las que lo realizan por el sentido lúdico. ¿Cuántos sentidos puede tener la musicoterapia? ¿Acaso se puede hacer musicoterapia solo por el hecho de querer jugar?

Otro aspecto que podemos encontrar en el autor es la forma en que realiza las sesiones de musicoterapia: Utiliza la musicoterapia para que la madre se concentre en conectarse con el bebé, utilizando la música como medio, la cual por cierto elige él. En ningún momento se ve la acción espontánea del paciente.

Realiza visualizaciones creativas, con música, a través de las cuales intenta elaborar en un sentido terapéutico los miedos, las fantasías.

Algo épico podemos decir que es cuando, respecto de los miedos, Federico realiza un ejercicio donde las madres inflan un globo, y simbólicamente les depositan todo lo que no les gusta, por ejemplo miedos, ansiedades, angustia, respecto del embarazo y el parto. Luego, dejan ir el globo por la ventana, llevándose su contenido. ¿Dónde está la musicoterapia? Partiendo desde el hecho de que al terapeuta controla toda la escena, podemos ver que no hay musicoterapia.

Así continúa relatando diferentes ejercicios que realiza con los grupos, por ejemplo, pidiendo que canten una canción y en base a eso, observar lo que le sucede a la madre. ¿Cómo puede ver y entender lo que le sucede al paciente, si no lo deja expresar libremente?

Capítulo III: El vínculo prenatal.

En el último capítulo, podemos hablar de algunos de los testimonios que realizaron este tipo de “musicoterapia”.

Sandra, mamá de Camila y Nahuel, cuenta su experiencia, diciendo que hacer musicoterapia en el embarazo fue muy reconfortante. Realizaban ejercicios corporales, de visualización acompañados por la música y especialmente preparada por Gabriel (Federico), ‘el profe’.

Desde el momento en que el terapeuta es llamado ‘profe’, podemos ver a simple vista el tipo de musicoterapia que es, el poco prestigio que aporta. Más que musicoterapia, podría llamarse yoga.

Conclusión personal:

El libro se basa principalmente en lo biológico, obstétrico, y no tanto en la musicoterapia. Solo hace hincapié en el segundo capítulo, que comienza a hablar más sobre experiencias y sobre la aplicación de la musicoterapia, para él, en las madres embarazadas.

El autor no se centra en la necesidad del paciente, en ningún momento deja que actúen por sí solos, no permite la acción espontánea, la expresión del paciente, sino que siempre está él mismo, invadiendo, proponiendo diferentes actividades que no tienen relación a la musicoterapia en lo más mínimo.

¿Cómo puede ver las singularidades del paciente, sin dejarlos expresarse libremente por medio de una acción espontánea propia?

¿El objetivo de que puedan “conectarse” con el bebé en la panza es de él, o de las madres?

¿Se enfoca realmente en lo que las madres necesitan? ¿Cómo sabe qué es lo que necesitan, si es él quien propone todas las actividades?

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