Autismo y la Relación con el Síndrome de Asperger
Enviado por Ninoka • 20 de Marzo de 2018 • 2.949 Palabras (12 Páginas) • 453 Visitas
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La estructura cerebral en un paciente que presenta TEA, se han localizado dos zonas en el sistema límbico que se encuentran subdesarrolladas, la amígdala y el hipocampo. Estas son las responsables de las emociones, la agresión, los estímulos sensoriales y el aprendizaje. Investigadores además encontraron una deficiencia en las células de Purkinje localizadas en el cerebelo. Con el uso de Resonancia Magnética, se ha ubicado dos zonas en el cerebelo, los lóbulos del vérmix VI y VII, que son más pequeños en los individuos con TEA que en un individuo normal. Al igual que se ha mostrado un incremento del metabolismo de la glucosa en muchas regiones cerebrales. (Jarabo, 2012).
Los TGD se determinan por una perturbación grave y generalizada de varias áreas del desarrollo, destrezas para la interacción social, comunicación o presencia de conductas, intereses y actividades estereotipados. Las alteraciones cualitativas que detallan estos trastornos son visiblemente impropias de la edad mental del sujeto. Aparte del TEA el síndrome de Asperger se encuentra entre los TGD. (Cuxart, 2006)
Trastorno de Asperger
Es un Trastorno Generalizado del Desarrollo considerado un TEA. (González, 2011). Involucra la alteración cualitativa del desarrollo social y comunicativo e intereses concretos y estereotipados resultado de la rigidez mental y comportamental. No lleva relacionado retraso mental o retraso grave del lenguaje. (Montero, 2013). El trastorno fue definido por el pediatra vienés Hans Asperger, quien representó el cuadro clínico a partir de la observación con un grupo de niños de un hospital de Viena, donde descubrió la patología infantil la cual nombro psicopatía autista. El recorrido sobre el avance de conocimiento del síndrome de Asperger se encuentra marcada por el desarrollo y el estado de la situación del autismo. Indudablemente no ha escapado del desconcierto y de la polémica que envuelve a los TEA. (Paredes, 2007). A pesar de la gradual diversidad de descripción sobre esta cuestión, aun no existe una investigación irrefutable que exponga los elementos patógenos comprometidos en el cuadro clínico.
El diagnostico de SA se efectúa después de los tres años de edad, y al igual que los otros trastornos generalizados del desarrollo, con base en su características clínicas. Las características que describen un cuadro de SA se organizan principalmente en tres áreas que son comunes en los TEA, la Comunicación, interacción social, inflexibilidad e imaginación.
La correlación que conlleva el SA y el TEA en un nivel fenomenológico, es viable que los componentes hereditarios subyacentes al cuadro clínico del TEA se hallen implicados en la etiología del SA, expresado en un estado menos severo. Se trata de dos expresiones fenotípicas de desigual magnitud de un mismo genotipo.
La teoría de la mente, La disfunción ejecutiva, la teoría cerebro masculino y la disfunción de la modulación sensorial son los parámetros cognitivos que influyen en el SA. Algunos de estos aspectos han sido sugeridos como aspirantes a ser el fallo atómico que expondría toda la sintomatología del SA. Hasta la actualidad, ninguno de ellos logra ocupar la categoría de disfunción básica. Cualquiera de las teorías aspirantes tiene puntos débiles que las retiran como explicación única para la complicación que es el SA.
La teoría de la mente es un constructo teórico por el cual las personas poseen una apreciación sobre el pensamiento y las sensaciones de sus semejantes. La TM ha sido la teoría más aludida como trastorno cognitivo central en el autismo y en el SA. (Baron-Cohen, 2008).
La función ejecutiva está emparentada al lóbulo frontal, por implicar otras regiones relacionadas con el lóbulo frontal, como los ganglios basales. La modificación de la FE expone en el SA la rigidez mental, el conflicto para afrontar nuevas situaciones, la limitación de intereses, el carácter obsesivo y los trastornos de atención que están presentes. La modulación sensorial es la capacidad de regular las reacciones a los estímulos para que sean repuestas adaptativas al medio (Jean Ayres, 2005). La desorganización de la DMS se provoca como resultado de una variación neurológica en el sistema de procesamiento de estímulos. Desde un punto fisiológico, la DMS reside en variaciones en los mecanismos de habituación y sensibilización del sistema nervioso. Se piensa que la alteración básica a nivel celular corresponde a alteraciones en la estructura y funcionalismo de la transmisión sináptica. La teoría del cerebro masculino es el modelo más novedoso para explicar los síntomas del SA y del autismo. (Baron-Cohen, 2013). Después de la fecundación, comienza la diferenciación celular en el embrión. En el sexo masculino el genotipo XY interviene en el crecimiento de los testículos. A las 8 semanas después de la concepción, los testículos liberan testosterona. La testosterona interviene en el desarrollo del cerebro, ocasionando que al nacer los niños son propensos a estímulos no sociales (móviles), mientras que las niñas a los estímulos sociales (caras y voces). Los niveles de testosterona pronostican la destreza espacial a la edad de 7 años. Estos antecedentes apuntan a que la liberación de testosterona establece aspectos masculinos y femeninos en el cerebro. Se pueden establecer distintos niveles ubicados en un continuo, que abarcaría desde un cerebro equilibrado, es decir, con atributos masculinos y femeninos compensados, hasta un cerebro extremadamente masculino, que correspondería al autismo. El SA sería una forma menor de autismo.
La inteligencia de un niño diagnosticado con SA es normal. En algunas ocasiones, los niños con SA pueden tener explícitas habilidades cognitivas extraordinariamente desarrolladas. Pero lo más habitual es que posean un cociente intelectual normal-medio o normal-bajo. Un antecedente muy revelador, que conecta con uno de los aspectos más característicos del SA, es el alto resultado del CI verbal con relación al manipulativo. Las dificultades en habilidades no verbales sugieren disfunción en el hemisferio derecho. (Artigas, 2006).
Investigaciones sobre el trastorno de asperger:
El Grupo de Estudio de (J.M. Hernándezet. al., 2005) remarca la importancia de vigilar el progreso de los niños, de forma habitual, en el programa de seguimiento del niño sano (lactancia, infancia, edad preescolar e incluso primeros años de escolaridad) y en las escuelas infantiles.
Esta forma de investigación se necesita aplicar a todos los niños, de tal forma que contribuya a la persona que los atiende o convive de manera cercana con el niño, a una prudente
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