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Conductas de Autocuidado en Psicólogos de Establecimientos del Servicio de Salud Pública de una Ciudad del Sur de Chile

Enviado por   •  9 de Abril de 2018  •  8.256 Palabras (34 Páginas)  •  423 Visitas

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Así, comprendiendo los riesgos a los que se exponen los funcionarios de salud mental, y aunque el plan de cobertura es amplio (considerando que comprende a sus usuarios como entes biopsicosociales, buscando que el trabajo terapéutico abarque al ser humano en su complejidad) cae en la falencia de no tener como uno de sus ejes fundamentales a nivel nacional la preocupación sobre la salud mental de sus funcionarios, ya que no se explicita esto en el Plan Nacional de Promoción de Salud (Guevara, Muñoz y Seguel, 2006). Respecto a esto, durante los últimos años en Chile, los trabajadores de la salud han ido solicitando progresivamente la consideración del riesgo y la protección para ellos en el área de la salud mental, llamándola autocuidado [Ministerio de Salud (MINSAL), 2000]. Esta situación se ha plasmado en numerosas investigaciones, tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica y el mundo, lo que podría entenderse por la presencia de más conciencia respecto del desgaste asociado a los trabajos de ayuda (Betta, Morales, Rodríguez y Guerra, 2007).

El no tener hábitos de autocuidado puede traer consigo consecuencias a nivel del trabajo profesional, estas van desde sintomatologías leves a enfermedades severas, así existen estudios que asocian el déficit de conductas de autocuidado con ciertas patologías como el estrés traumático secundario y la depresión (Betta et al., 2007).

Las investigaciones indican que se empieza con un cuadro de estrés, que se mantiene hasta llegar a una patología severa como el burnout, y luego se derivan de estos, cuadros de estrés agudo. Como consecuencia de esta respuesta aparecen una serie de disfunciones conductuales, psicológicas, y fisiológicas, que van a tener repercusiones nocivas para las personas, su entorno social, familiar y profesional: pérdida de ilusión por el trabajo, agotamiento físico y emocional, actitudes negativas hacia los clientes de la organización, y en determinados casos, sentimientos de culpa (Gil Monte, 2005). En relación a esto, se reconoce la presencia de factores de riesgo, que son los factores del psicoterapeuta, del ejercicio de su trabajo o del contexto en el que se desenvuelve, que favorecen la aparición del desgaste, y que afectan de manera negativa tanto su desempeño en el trabajo, como su bienestar y su calidad de vida (Durruty, 2005). Considerando el alto índice de riesgo es que proviene la importancia del autocuidado en psicólogos clínicos como protección de sí mismos y de su capacidad de trabajo, por su parte, Jiménez (2006) explica que un terapeuta perturbado, además de impedir el crecimiento de su paciente, podría inducir cambios negativos en él, empeorando su condición, opinión que también es compartida por Araya y Herrera (2007), por lo que se evidencia la relación existente entre el nivel de ajuste emocional del terapeuta y el éxito terapéutico.

Arón et al., (2005) indica que la reacción de desgaste profesional o sensación de "estar fundido" (burnout) se presenta en profesionales que se encuentran en continuo contacto con personas, especialmente las profesiones de ayuda y aquellos que se vinculan con temas como violencia, abuso, traumatización, principalmente con personas que viven en pobreza, que representan una situación de violencia social.

El burnout es una reacción caracterizada por síntomas como cansancio, que va más allá de lo esperado de acuerdo a las exigencias de desempeño físico de las labores realizadas, fatiga, lentitud, una serie de síntomas físicos que van desde dolores de cabeza, de cuello de espalda, problemas del aparato locomotor, del aparato digestivo, irritabilidad, alteraciones del sueño y del apetito, problemas de la piel y mayor vulnerabilidad a todo tipo de enfermedades. Síntomas conductuales como llegar tarde al trabajo, ausentismo laboral, trabajar muchas horas pero lograr poco, pérdida del entusiasmo, facilidad para frustrarse, aburrimiento, rigidización y dificultad para tomar decisiones. Síntomas que se expresan interaccionalmente, como aislarse de los colegas, cerrarse a nuevas informaciones, aumento de la irritabilidad con los compañeros de trabajo. Puede aparecer también dependencia al alcohol o drogas como una manera de anestesiar el dolor que implica la erosión espiritual (Arón et al., 2004).

Entre los síntomas psicológicos de no utilizar conductas de autocuidado en la profesión aparece la desmotivación, irritabilidad, decaimiento psicológico, sensación de vacío, deterioro del autoconcepto, visión negativa de la vida y de los demás, culpa, autoinculpación por la falta de logro con los consultantes; o en el otro extremo, sentimientos de omnipotencia, todo este conjunto de síntomas son a su vez síntomas del burnout por no utilizar conductas de autocuidado. Se acompaña además de vivencias de incompetencia (crisis de competencia), y fantasías de abandono o cambio del trabajo. Pueden aparecer cambios en el ámbito más espiritual como pérdida de la fe y del sentido del trabajo, crisis de valores, crisis vocacional, aumento de la escrupulosidad, cambios en las ideas religiosas y en las afiliaciones a grupos de referencia. El trabajo clínico comienza a presentar problemas como excesiva distancia con los pacientes, culparlos por todo lo que les pasa, hostilidad hacia los clientes, aburrimiento con los consultantes, apresuramiento en el diagnóstico, apresuramiento en la medicación (Arón et al., 2004).

La relación entre el trabajo y la enfermedad puede ser estudiada desde dos puntos de vista, el primero se refiere a los problemas de las personas que tienen una enfermedad mental y que forman parte de la fuerza laboral, y cómo afecta la enfermedad en su desempeño, y el segundo, respecto a las enfermedades mentales que se relacionan con factores de riesgo presentes en el trabajo, las cuales en algunos casos podrían estar relacionadas con el desgaste emocional, lo que pone en evidencia la posibilidad de que así como el trabajo puede promover la salud mental, también puede incorporar riesgos (Trucco, 2004).

Por lo mencionado, en cuanto al estrés laboral, en los últimos años ha existido un creciente interés por investigarlo en diversos tipos de profesionales de ayuda. Este interés por estudiar los efectos adversos de este tipo de trabajo, ha derivado en el estudio del autocuidado como variable asociada a la prevención y tratamiento del desgaste laboral, por lo que se hace imperante abordar ésta problemática en diversos tipos de profesionales, especialmente en aquellos que adquieren un valor relevante en la resolución de conflictos a terceros, y que son en sí mismos una herramienta valiosa, disponible para las personas que precisen de ella (Millon, 2014). Algunos autores describen estrategias más concretas que resultan

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