ESTUDIOS DE GÉNERO. La Mujer y La Familia

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Se necesitan leyes que protejan a la madre en los periodos más difíciles de su vida, y al hijo, ya que los derechos de la madre por muy asegurados jurídicamente que resulten no estarán suficientemente protegidos a causa de la moral, las costumbres y el propio papel de la madre sino hasta que hayamos alcanzado un socialismo desarrollado o quizá un comunismo.

Uno de los patrones para la evaluación de nuestra cultura, de los hombres y mujeres proletarios, de los campesinos progresistas, considerados como individuos, es la actitud que toman hacia la mujer y el niño.

Para construir el socialismo se necesita emancipar a la mujer y proteger a la madre

La experiencia histórica demuestra que incluso el proletariado que lucha contra los opresores presta poca atención a la opresión de la mujer como ama de casa, madre y esposa. El pasado y desesperanzado destino de la mujer campesina, no solo la pobre sino la de clase media, casi no puede ser comparado siquiera con el de un reo condenado a trabajos forzados.

Solo se puede modificar la situación de la mujer desde sus raíces si se alteran todas las condiciones sociales, familiares y domésticas.

Lo mismo sucede con el desempleado y la ignorancia; el agua corriente y la electricidad en la vivienda aligeran la carga de la mujer. El aumento evidente de suficiencia económica en el campo hace posible, y por lo tanto indispensable, el incrementar mucho más las consideraciones a la madre y al hijo.

La actitud que muchos trabajadores mantienen hacia las mujeres todavía no es socialista, sino por el contrario, conservadora, bajo el yugo de la familia, hunde consigo a la madre trabajadora. La mujer campesina debe ser levantada. Ella debe desear este camino.

De la esclavitud e la mujer han crecido prejuicios y supersticiones que penetran profundamente por todos los poros de nuestra conciencia nacional. La mejor forma de combatir la superstición de la religión es la de emprender una preocupación por todos los aspectos de la madre. Hay que desertar e instruir a la madre, pues en su liberación se corta el último cordón umbilical que ata a la gente con el oscuro y supersticioso pasado.

Las relaciones familiares en los soviets*

Es cierto que a los niños soviéticos no se les dice nada sobre el pecado original y el paraíso. En este sentido se puede decir que a los niños se les quita la felicidad de una vida después de la muerte. Las penas reales de esta vida tienen nuestra labor educativa cierta prioridad sobre los goces de una vida futura. Si los niños absorben calorías suficientes, la abundancia de su fuerza vital encontrara motivos de alegría.

La meta del socialismo es la de iluminar con la razón tanto las relaciones económicas como las funciones biológicas del hombre, a la medida de lo posible.

Cuando todo hombre y toda mujer tengan que trabajar solo tres o cuatro horas diarias para satisfacer sus necesidades materiales, tendrá veinte horas restantes libres de todo “control”. Preocupaciones como la educación y la de perfeccionismo físico y espiritual del hombre ocuparan el centro de atención.

En la unión soviética todos los conflictos son más agudos y dolorosos. La mayoría de los komsomoles solo pueden chocar contra la autoridad de los padres que todavía querrían usar su propio criterio para casar a sus hijos e hijas.

Termidor en el hogar

La familia rural, es infinitamente más conservadora que la familia urbana; solo las comunas agrícolas poco numerosas establecieron, en un principio, la alimentación colectiva y las casas de cuna. Se afirmaba que la colectivización debía producir una transformación radical en la familia.

El proyecto de ley sobre el aborto fue sometido a una discusión pública. El filtro de la prensa soviética tuvo que dejar pasar numerosas quejas y protestas ahogadas. En realidad esta ley dirigida contra la mujer, pero que establece para las demás un régimen de excepción, es uno de los frutos legítimos de la reacción thermidoriana.