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“El Cisne Negro” Análisis de la película y relación con los conceptos de pre-psicosis y psicosis

Enviado por   •  27 de Diciembre de 2018  •  1.690 Palabras (7 Páginas)  •  689 Visitas

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Lacan explica que, como resultado de la ausencia del Edipo, lo real es definido como un lugar de lo psíquico donde reaparecen los significantes forcluidos en forma de alucinaciones o delirios.

Es sabido que las alucinaciones –visuales, auditivas, entre otras- constituyen un trastorno cualitativo de la percepción, sin un objeto real presente para el observador. Es el producto de la elaboración de un juicio desviado, que crea una viva representación originada en una imagen del recuerdo o de la fantasía. De inmediato, es proyectada al exterior y el sujeto la acepta como un fenómeno real. El proceso alucinatorio tiene compromiso fisiológico y psíquico, y conlleva a una elaboración de un juicio alterado. Nina experimenta alucinaciones visuales, sensoriales y auditivas. A saber: se rasca efusivamente hasta que nota unas incipientes plumas en su espalda, observa cómo sus piernas se quiebran, o advierte que sus ojos cambian de color, como si fuera a convertirse en el Cisne negro.

En segundo lugar, se encuentra Lily, una bailarina recién llegada a la compañía, con falta de técnica, pero atractiva, desinhibida e indiscreta; es decir, todo aquello de lo que Nina carece. Luego de enterarse que Lily será la bailarina suplente, la joven pierde el control de sus emociones y acusa, frente al director, que es perseguida por Lily, ya que quiere tomar su lugar en la presentación. Esta escena es un claro ejemplo de las ideas paranoicas, propias de la psicosis. También se observa como Nina se arranca la piel de las uñas, cómo se autolesiona, inmersa en la idea delirante de que le están naciendo plumas debajo de la piel. Observándose en dichas situaciones el inicio de síntomas prepsicóticos.

A pesar que la protagonista ve a Lily como rival, experimenta reiteradas alucinaciones visuales con ella; por ejemplo: cree haber mantenido relaciones sexuales con ella, observa que su tatuaje en la espalda se mueve, le parece ver su rostro reflejado en ella –en más de una ocasión- y está convencida de que la mata luego de clavarle un fragmento de espejo roto en su abdomen.

Por último, y no menos importante, se encuentra Thomas Leroy, el director de la compañía de ballet que, si bien reconoce las aptitudes de Nina, describe su baile como frígido. Aunque la protagonista siente admiración por el director, e incluso se somete a ciertas demandas del mismo, enfurece cuando le dice que ella jamás podría personificar al Cisne negro, al menos no como lo hace exuberante Lily.

Si bien no nos centraremos en la estructura psíquica de Thomas, consideramos que su comportamiento empuja a Nina, a lo que Lacan llama el borde del agujero - una falta que no se puede llenar-., especialmente cuando se entera de que Lily sería la bailarina sustituta. Esta crisis parece desencadenar lo que Lacan describe como sensaciones de extrañamiento, propias del primer tiempo de la psicosis.

A partir de este momento, nos abocaremos a analizar algunas propuestas psicoanalíticas, necesarias para comprender el análisis integral de la película.

Para empezar, Lacan afirma que hay sujetos cuya estructura es psicótica pero que no necesariamente se despliega en una psicosis clínica, tomando así a la pre-psicosis como un estado estable (acepción diacrónica); como una serie de compensaciones imaginarias del Edipo ausente. Es así como encontramos sujetos compensados socialmente en apariencia con comportamientos ordinarios.

Entre los síntomas de la pre-psicosis encontramos la perplejidad y los fenómenos de franja, también llamados fenómenos de borde o límite, que van más allá del significante de lo simbólico y de lo real. Para Lacan son nervaduras del significante y puede verse desde un cuadro general. Nos referimos a elementos del plano emocional, pensamiento y motor, que irrumpen en el interior de la realidad imponiéndose como percepción.

Al mismo tiempo, Lacan añade que, en la psicosis, la estructura es rudimentaria, sin conformación del aparato psíquico y se trata de un “inconsciente a cielo abierto".

Como es sabido, el autor basa el fundamento de su teoría en la lingüística, de modo que compara la psicosis con el lenguaje del siguiente modo: “Si es que alguien puede hablar una lengua que ignora por completo, diremos que el sujeto psicótico ignora la lengua que habla.” Nuevamente, se hace mención del mecanismo de forclusión característico en la psicosis.

Respecto al saber, en el neurótico hay un saber supuesto que el psicótico, en cambio, desarrolla la certeza de que el Otro es el que sabe. Lacan lo define como la clínica de la pregunta, para el primero y la clínica de la respuesta, para el segundo.

Lacan expone al respecto: “Lo que cae bajo la acción de la represión retorna, pues la represión y el retorno de lo reprimido no son sino el derecho y el revés de una misma cosa. Lo reprimido siempre está ahí, y se expresa de modo perfectamente articulado en los síntomas y en multitud de otros fenómenos. En cambio, lo que cae bajo la acción de la Verwerfung (forclusión) tiene un destino totalmente diferente.”[3]

Habiendo dicho lo anterior, concluimos que las intervenciones psicoanalíticas responden de modo diferente en las neurosis y en la psicosis. En la neurosis, resuelve el síntoma y en la psicosis, por el contrario, las incrementa, o bien, la desencadena. La dirección de la cura es exactamente contraria en un caso que en el otro.

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