El concepto lacaniano de goce y sus particularidades en el universo femenino.
Enviado por tolero • 15 de Abril de 2018 • 1.528 Palabras (7 Páginas) • 292 Visitas
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Las lógicas masculinas y femeninas son bien distintas: la masculina es la de “todos hacemos lo mismo por lo mismo”, y ataca sistemáticamente a lo que se sale de la norma, a lo que peca de “particularidad”. Aquí se da un choque entre ambas posiciones. Laura no resiste estos embates. Procura preparar una torta para su marido mientras lee en Mrs. Dalloway y el intento de la protagonista por llevar adelante una “fiesta”, pero ella no es capaz de llevarla adelante e intenta suicidarse, “apagar” al gran Otro, pero no lo logra. Nunca se logra.
Clarissa
Clarissa es una mujer contemporánea que representa a la protagonista de Mrs. Dalloway en la película. Vive en un goce configurado por el placer que le provocaba, en su juventud, el encuentro afectivo con Richard, su amigo poeta. Pero -y aquí entra lo femenino en juego- ella no accede al conocimiento de ese goce y cuanto menos su pareja y su hija; tampoco el propio poeta que le pregunta: “¿Qué hay de tu vida?”. Clarissa goza a través de Richard. O para ser más lacanianos: Richard es gozado por Clarissa, incluso ésta dice: “cuando estoy con él siento que viva”. Esta dialéctica se termina con la muerte de Richard y el círculo narrativo de la película se cierra con la noticia de que la madre de Richard no es otra que la propia Laura Brown. La hija de Clarissa dice al ver a Laura: “todos los fantasmas se reúnen para la fiesta”, en un parlamento que parece escrito por el mismo Lacan, si entendemos al fantasma como la respuesta que nos armamos ante el enigma del deseo del Otro, aquello a través de lo cual somos gozados por el Otro. De hecho, la hija de Clarissa, primero comenta: “este es el monstruo” (refiriéndose a Laura) e instantes después la abraza: es incapaz de juzgarla.
Esta última historia nos permite analizar las lógicas contemporáneas del goce. Asistimos a un era en la que presenciamos la caída de los grandes relatos, los grandes “nombres del padre”. Si se quiere, estamos ante una feminización de la sociedad. Pero a su vez, surge una paradoja inexorable: cada vez todo es más universal -globalización mediante- y a la vez particular, en cuanto a las características femeninas de los discursos hipermodernos. Una contradicción equiparable a la del individualismo que crece a la par de la globalización.
Lacan nos dice que el cuerpo es a-sexuado, es decir, nunca es tomado en su totalidad como objeto de goce. Lo que nos atrae del otro (tras un recorte llevado a cabo por la pulsión) es una parte o un rasgo, ubicando en el cuerpo del otro el objeto plus-de-goce propio. Pero los sujetos de nuestra era no se satisfacen con estos recortes. La ideología tiene menos fuerza que antes para regular los goces y esto se convertirá en un desafío para la clínica psicoanalítica. Entender, por ejemplo, que la globalización tiende al no-todo y que Richard y Clarissa (ambos en posición femenina) son sujetos signados por la particularidad, por sus nuevas necesidades de goce y vivirán en la contradicción entre la “virilización” de la mujer y la “feminización” de las lógicas universales.
Seguramente quedaron cosas por asir sobre el goce femenino, pero creo poder concluir que el hecho de que siempre se nos escape algo sobre esta posición es inherente a lo femenino: un concepto constituido por la fuerza de este misterio.
Bibliografía consultada:
-Lacan, J.: El Seminario, Libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 1981.
-Lacan, J.: El Seminario, Libro 17, El reverso del Psicoanálisis, Paidós, Buenos Aires, 1992.
-Lacan, J.: “El atolondradicho”, en Revista Escansión Nº 1, Buenos Aires, Paidós, 1984.
-Žižek S.: El sublime objeto de la idiología. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2003.
-Žižek S.: Mirando al sesgo, Una introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular, Paidós, Madrid, 2000.
-Braunstein N.: El goce, un concepto lacaniano. Siglo XXI Editores, Ciudad de México, 2006.
-Cunningham M.: Las horas, El Aleph, Barcelona, 2003.
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