En el presente ensayo nos disponemos a hablar sobre el manejo del dinero en la clínica psicoanalítica

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Todo esto debe ocurrir al interior de una terapia, en la cual el analista debe dejar claro al analizante cuanto valora su tiempo en un tratamiento, relacionando el pago con su sostenimiento económico necesario para sobrevivir y de ésta manera persuadir al paciente para que esto signifique un esfuerzo y pueda lograr la transferencia.

Transferencia que se consigue a partir del trabajo realizado por el analista, entendida por Freud como “una reedición de las series psíquicas del sujeto desplazándose sobre la persona del analista; es decir la traslación a la escena analítica de las imágenes de las figuras parentales”, lo que aumentará las posibilidades de llegar a la cura. Éste proceso se debe intentar sostener y soportar hasta el final, siendo de vital importancia el papel que adopte el analista, pues sus posturas, sus palabras e incluso sus silencios influenciaran fuertemente en el actuar del paciente.

Para esto Lacan propone la idea del “deseo del analista” a partir de la cual sustenta que la transferencia y el análisis funcionarán siempre y cuando el analista mantenga sus deseos en suspenso, asegurando de ésta manera que sus intervenciones no generen en el paciente consecuencias perjudiciales, se necesita entonces trabajar alejado de un concepto subjetivo, incluso en el modo en que pone a jugar sus honorarios.

Es entonces como a partir del discurso el analista debe controlar la transferencia y aprender a sacar provecho de los obstáculos y terceridades que aparecen en ella, usarlas como un instrumento para el beneficio del paciente y conducirlo así, hacia la cura, como ocurre con la función del dinero en la terapia.