Estructura, Trauma y Síntoma (Discurso de neurosis obsesiva)
Enviado por Mikki • 7 de Noviembre de 2018 • 2.314 Palabras (10 Páginas) • 369 Visitas
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Después de haber salido de la incubadora (cual pollo) y comenzar a tener lo más parecido al uso de la razón, estuve colocado en el lugar del TDAH (DX por mi madre), es decir la clasificación entro tan fuerte en mí, que mi correlato hasta no hace pocos años fue, el de un joven con un trastorno psiquiátrico por el que me era posible argumentar mi falta de focalización ante las labores cotidianas y estudiantiles, ¡era prematuro con un daño neurológico dios santo! impensable era pensar, ser pensado como capaz. Debía ser cuidado y resguardado para evitar la lesión propia o de terceros. Desdichada mi hermana que soporto esa carga muchos años, hasta que mi madre tomo partido ante su hartazgo. Por lo cual fue labor de mi madre, el volverme un ser de BIEN, un ser correcto y normal, el dolor de cabeza que era capaz de provocarle era tal (debido a mi demanda de bebé) que era imposible a oídos de madre y hermana, soportar. Demanda. ¿Demandaba? ¿Qué demandaba? Lloraba mucho, me refieren, y esto era insoportable, no callabas! Y entre más demandaba, más estaba, más era presente.
Me es fácil hablar desde donde fui pensado, donde fui articulado y donde puedo articular mis anclajes. En lo anterior cabe destacar dos cosas 1) los anclajes del sujeto a la estructura no son sino las palabras y discursos que aceptamos, sea por necesidad (un bebé no ser sirve la mamila solo) o los que aceptamos posicionarnos (ser el niño con TDAH) y 2) el deseo se superpone al deseo del OTRO, para un bebé el deseo de la madre, es amor. Me quiere, y por qué me quiere me da, y por qué me quiere me colma, y por qué me quiere me cuida. Soy su objeto amado en tanto pueda satisfacer mi demanda (ella) de lo contrario, si no puedo satisfacer SU demanda de yo demandar, no puedo ser su objeto amado.
Hablemos pues de la anomalía que afanosamente se busca DX y clasificar, motivo del saber médico, el molesto indicador que subraya un funcionamiento anormal del sujeto; síntoma, “la causa de los fenómenos patológicos que el paciente presenta se encuentran en sucesos de su infancia” (Tubert, 2000), son aquellas reminiscencias de una etapa constitutiva (por supuesto), el momento fundante del cachorro humano (adoro el término).
En sus inicios, el síntoma era el lugar anatómicamente localizable donde se concentraba el foco displacentero del paciente, la concentración de molestias que daban una alerta de la anomalía (dolores, inflamaciones etc.) Para Charcot el punto conversivo donde la histérica sufría de contracciones u parálisis, curado por él con su método de hipnosis que liberaba dicha energía del centro de conversión histérico, (¡levántate y anda! Y Lázaro ¡anduvo! ¡Ando! Pen#@!, Si, anduvo pen@!’#, pero luego se le quito). ¡Fabuloso!
Pero el buen Freud tuvo a bien puntualizar que dicho proceso no evitaba el regreso de ese núcleo displacentero a la zona afectada o la expansión a otras partes del cuerpo. Así que bien relatado por (Tubert, 2000) Freud audazmente y por supuesto tras muchos años después de sus estudios con Charcot, encontró que estas dolencias, eran rastreables a través del discurso del paciente, hasta la infancia del mismo, como ya se dijo, las reminiscencias de un trauma (golpe) en de la niñez. Un golpe en el momento privilegiado. Sonar tan obvio es pecar ingrato ante una teoría armada casi de la nada.
Aquí se puede articular algo primordial aun que dicho de forma muy banal y sumamente reducido; el síntoma, se constituye por las heridas de la niñez, primordialmente el de la perdida de lugar privilegiado con/del Otro (castración), la salida de ese lugar, da pie a la formación de síntomas, o la instauración de algo tan grande que debe ser olvidado (reprimido), perdía de lugar, de ser sumamente amado (Edipo) ¿pero qué síntomas se forman? ¿Cómo se forman? Remitámonos a lo dicho de la formación de la estructura; si pensar en estructura es pensar en lo que se dice de uno, ¿no será también qué pensar el síntoma implica anclarse en los significantes que también se han dicho de uno? esto es, la formación del síntoma implican una cadena de significantes que permiten asimilar a su vez algo tan inaceptable que debió ser reprimido, sustituidos por mas significantes. O en este caso no tantos sino uno primordial, El nombre del Padre y la función fálica.
Este momento donde el niño se encuentra al fin, en una posición de perdida, cuando todo en la vida parecía ganado y dado por derecho divino se hace presente esto que se llama función paterna, que para efectos de ahorrarme la vergüenza de no entender a la perfección la teoría recurriré a lo aparentemente esencial; la falta. El niño llega al punto de encuentro en donde su aun inmadura subjetividad encuentra que es susceptible a perder, no todo está dado, no todo es él, hay algo que obtura y descentraliza la mirada de la madre, una fuerza mayor a ella, ese otro que da todo y nada le falta, pero si no me ve a mí, ¿Qué ve? ¿Qué le falta? Si conmigo no basta para su deseo, que será? Le quitaron algo? Le substrajeron algo? Quien? ¡FUE ÉL!
Al fin algo ha pasado en la intersubjetividad del niño, que pone en marcha más cadenas de significantes, ha encontrado alguien que rivaliza con la mirada del otro. Quiere la mirada del otro, pero ese otro ve algo más, entonces no es todo poderoso, su palabra no es ley, su mirada no es absoluta, no está allí, está en otro lugar, hay que salir a buscar donde está.
Momento de cambios, aun tirando baba, mis padres se separan, pareciese muerto mi padre hasta ahora, puede que así haya sido una temporada, claramente no recuerdo. Pero sabía que mi madre no estaba, trabaja de más (ahora lo veo) se ausentaba largos tiempos, ¿qué pasaba que no estaba? no lo sabía. Tarde entendí y me fue explicado mucho después, mi padre “nos dejó” ¿dejar? ¿Qué era eso? Si al hombre lo veía ir y venir por mí, vivían en casas separadas, pero jamás había sido diferente, siempre me visitaba y me llevaba a su casa, no comprendía. Solo entendía que mi madre decía que por su culpa faltaba dinero, no alcanzaba, no era suficiente, y el no daba nada, solo nos llevaba a salir a mi hermana y a mí, “me desgasto toda la semana y el solo los saca” solo entendía que a causa de que se fue ella no estaba para cuidarnos. Conocí a mi padre como incompleto, jamás lleno a mi madre pero no sentía enojo hacia él ni por él, sentía la pérdida de mi madre, no sé cuándo, no sé como pero sabía que ella no había estado, lloraba por eso y en respuesta mi hermana trato de ahogarme, aun no comprendía que pasaba. Estar con mi padre era diferente a mi madre, tenía su mirada, el tiempo que estaba con él era diametralmente opuesto a estar en casa con mi madre y hermana las cuales no paraban
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