Evaluación de los enfoques en el estudio de la personalidad
Enviado por karlo • 13 de Febrero de 2018 • 3.204 Palabras (13 Páginas) • 489 Visitas
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Optimista – Pesismista
En la escala le otorgaría una calificación de 1. Uno de los supuestos básicos del enfoque es que la conducta puede ser modificada si hacemos cambios en el ambiente, teóricamente cualquier conducta puede ser modificada si aplicamos los planes de contingencia adecuados, por lo que los limites con respecto a la plasticidad de la conducta son virtualmente ilimitados.
Skinner menciona que esto es particularmente cierto para los humanos, quienes poseen una capacidad de adaptación al ambiente bastante altas, y que de hecho podría ser una de las caracteristicas mas destacables de la especie (Cloninger, 2003).
Enfoque fenomelógico
Libertad – Determinismo
En la escala le otorgaría una calificación de 1. Las teorías humanistico-existenciales que conforman este enfoque, surgen en parte como contracorrientes que intentaban enfrentar las posturas deterministas de las teorías psicodinámicas y conductuales (Seelbach, 2012), intentaban darle la debida importancia a la experiencia humana individual dentro de la psicología.
En la mayoría de estas corrientes, se considera al individuo como el principal responsable de su vida (Cloninger, 2003), y como el agente que determina el rumbo que esta tomará, sin embargo, consideran que esta capacidad de autodeterminación se puede ver bloqueada por diversos factores externos e internos, como las expectativas propias y de los demás.
La postura fenomelógica es usualmente críticada por su falta de rigor cientifico, al tratar de abordar de manera objetiva la subjetividad, con respecto a esto, algunos teóricos dan poca importancia a la cientificidad de sus ideas, como Jung o May, y otros tratan de reconciliarla en la medida de lo posible, como lo hace Rogers. Con respecto a esto ultimo, me gustaría citar un fragmento en el que explica su postura:
Durante cierto tiempo he permanecido perplejo ante lo que en psicoterapia se plantea como la paradoja entre libertad y determinismo. Las experiencias subjetivas en las que el cliente siente dentro de sí el poder de elegir son algunas de las más compulsivas de la relación terapéutica. Es libre de convertirse en sí mismo u ocultarse tras un disfraz, de progresar o regresar, de comportarse de maneras destructivas para él y los demás o bien de maneras que aumenten su valor; en fin, es libre de vivir o morir, tanto en el sentido fisiológico como psicológico de estos términos. No obstante, en cuanto nos internamos en este campo de la psicoterapia con métodos objetivos de investigación, quedamos sometidos a un determinismo absoluto, como cualquier otro científico. Desde este punto de vista, cada pensamiento, sentimiento y acto del cliente está determinado por su pasado, y no puede haber nada parecido a la libertad. El dilema que intento describir no difiere del que se manifiesta en otros campos; simplemente está enfocado con mayor precisión y parece más insoluble.
Sin embargo, si consideramos la cuestión en términos de mi definición de la persona que funciona de manera integral, podremos analizarla desde una nueva perspectiva. Podríamos decir que en el momento óptimo de la terapia, la persona experimenta la libertad más completa y absoluta. Decide seguir el curso de acción que representa al vector más económico en relación con todos los estímulos internos y externos, porque ésa es la conducta más satisfactoria. Pero desde otro punto de vista igualmente valedero, podríamos decir que este mismo curso de acción está determinado por todos los factores de la situación existencial. Comparemos ahora esto con la imagen de una persona que posee defensas organizadas: este individuo elige seguir un curso de acción, pero descubre que no puede comportarse tal como lo había decidido; está predeterminado por los factores de la situación existencial, que incluyen sus actitudes defensivas y su negación o distorsión de algunos datos importantes. Por consiguiente, no cabe duda de que su conducta no será satisfactoria; su comportamiento está determinado, pero él no es libre de realizar una elección efectiva. Por otra parte, la persona que funciona de modo integral no sólo experimenta sino que también hace uso de la más absoluta libertad cuando elige de manera espontánea y voluntaria aquello que, por otra parte, también está absolutamente determinado.
No soy tan ingenuo como para suponer que esto resuelve de manera definitiva la oposición entre lo subjetivo y lo objetivo, entre libertad y necesidad. A pesar de ello, pienso que cuanto más plena sea la vida de una persona, tanto mayor libertad de elegir experimentará Y tanto más coincidirá su conducta con sus intenciones (Rogers, 2004).
Rogers aquí ubica a la libertad y al determinismo en dos esferas diferentes, por una parte admite que para que pueda existir un estudio científico y objetivo de lo humano, tenemos que aceptar que este tiene que funcionar de manera determinada, a través de mecanismos definidos, y por otra propone que esto no implica que el individuo no sea libre, sino que sugiere que la libertad es un proceso que puede llegar a ser entendido a partir de las circunstancias existenciales que lo hacen posible. El humano es libre, pero su grado de libertad está determinado por su circunstancia.
Hereditario – Ambiental
En la escala le otorgaría una calificación de 4. Dentro de este enfoque, no se plantea de manera clara y directa este criterio, más bien se parte de la idea que tanto la postura hereditaria como la ambiental son deterministas, y que restan importancia al individuo en la determinación de su propia vida. Por lo que se podría decir que las teorías fenomenológicas se encuentran un tanto alejadas de esta discusión,al menos planteada de esta forma.
Sin embargo, dentro de sus ideas, se le suele dar más importancia al ambiente, que a lo genético, que es muchas veces dejado completamente de lado o desarrollado muy pobremente.
Unicidad – Universalidad
En la escala le otorgaría una calificación de 1. La premisa fundamental de la fenomenología es el enfoque en “las experiencias subjetivas del individuo, donde no es tan importante la realidad objetiva, sino el marco de referencia subjetivo, desde el cual cada individuo experimenta la realidad” (Ocampo, 2015). Desde este punto de vista, cada individuo es único, porque cada persona posee un marco de referencia propio sobre el cual va a construir su realidad, y es justamente el entender la experiencia personal lo que buscan enfatizar las teorías pertenecientes a este enfoque.
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