Historia y Fundamentos de la Psicología René Descartes: ¿Un revolucionario leído entre líneas?

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En base al planteamiento citado anteriormente, Descartes da a entender que nuestros sentidos nos engañan y se debe tomar en cuenta todo lo que sabemos como si fuera una ilusión, pero luego de plantear esto, este personaje llega a la conclusión de que, si bien, el ser humano puede dudar de todo, no se puede dudar que él está dudando, ya que para pensar que todo es falso se necesita que el que duda sea alguna cosa, planteando el conocido cogito “pienso, luego existo” (René Descartes, 1637). Para fundamentar la idea anterior, Descartes plantea que no hay como asegurar que el cogito sea verdad, sin embargo, ve que para pensar es preciso ser y se puede considerar una regla general: “las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, y que sólo hay alguna dificultad en notar cuales son las que concebimos distintamente.” (R. Descartes, 1637), manifestando explícitamente que se puede confiar en el testimonio de los sentidos, pero de una forma crítica.

Cuando se trata de llegar a una certeza, pero se comienza a dudar, se intenta salir de la imperfección y alcanzar un estado perfecto, pero por desgracia según Descartes ese estado perfecto no está en el hombre, sino en Dios. Este enunciado se ve reflejado en una larga frase:

“Así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales, pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento” (R. Descartes, 1637).

Luego de fundamentar la imperfección del ser humano, Descartes plantea lo siguiente: “Mas si no supiéramos que todo cuanto en nosotros es real y verdadero proviene de un ser perfecto e infinito, entonces, por claras y distintas que nuestras ideas fuesen, no habría razón alguna que nos asegurase que tienen la perfección de ser verdaderas”.(René Descartes, 1637), refiriéndose al tema central de esta cuarta parte del texto, aquí se muestra el pensamiento de Descartes, donde utiliza su tema principal al decir que debemos dudar inclusive de un ser divino, apoyándose en el argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury en el que se esboza que Dios no puede carecer de alguna perfección, porque si eso ocurriera no sería Dios, es decir, Dios no podría poseer la perfección de la que habla Anselmo de Canterbury si le faltara la cualidad de existir, y el hecho de que el hombre, un ser imperfecto imagine a Dios ya implica que se puede caer en la duda de nuestros sentidos.

A continuación este personaje proyecta lo siguiente:

“la razón no nos dice que lo que así vemos o imaginamos sea verdadero, pero nos dice que todas vuestras ideas o nociones deben tener algún fundamento de verdad; pues no fuera posible que Dios, que es todo perfecto y verdadero, las pusiera sin eso en nosotros”. (R. Descartes, 1637)

En palabras simples se podría decir que Descartes propone la razón como la verdad del mundo, basándose en Dios al decir que como ser perfecto y verdadero debió poner nuestras ideas o nociones fundamentadas en la verdad.

Como último punto, Descartes plantea que los seres humanos al no ser totalmente perfectos, deben tratar de hallar la verdad en los pensamientos cuando se está despierto y no cuando se tienen sueños, es decir, plantea que los hombres pueden confiar en los sentidos, siempre y cuando se analicen en forma crítica.

Como se puede deducir, en las diferentes ideas trabajadas anteriormente, Descartes, a pesar de estar situado dentro de una época totalmente guiada o dirigida por “el camino del señor” fue capaz de emplear pensamientos con un carácter completamente antropocéntrico, es decir, centradas en el hombre, pero en una forma fundamentada en ese mismísimo ser perfecto denominado “Dios”, utilizando incluso argumentos de grandes pensadores de la iglesia católica como en el caso de San Anselmo de Canterbury, para poner en duda la existencia de Dios. Además, a lo largo de la cuarta parte del Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias se pudo ver que este personaje fue capaz de plantear ideas correspondientes a la modernidad, pero fundamentadas en una manera adaptada al periodo de inquisición de la edad media. Esta es la razón por la cual se dice que a Descartes hay que “leerlo entre líneas”.

Por otra parte, el legado que nos dejó René Descartes es que puso a la razón como la verdad del mundo, a través de un método en el cual se duda de todo lo que no pueda ser indudable, en otras palabras se podría decir que Descartes nos brindó en el método para poder formular preguntas que generan respuestas racionales en la actualidad, es decir, originó la famosa “certeza” que es una de las bases de nuestro método científico. Es por esto que se le debe dar créditos a Descartes por tener los avances actuales en los conocimientos, ya que sin sus ideas no se podría implementar el método científico, ya que éste dio las bases principales, las cuales son:

- Solo es cierto lo que no puede ser dudado.

- Toda pregunta puede descomponerse a preguntas parciales

- Se hacen preguntas para obtener respuestas, las cuales son integradas.

- Los elementos son ensamblados con miras conformes a un orden complejo.

En resumen se podría decir que sin formular correctamente las preguntas, es imposible generar respuestas para un conocimiento en específico y fue Descartes quien entrego al ser humano esta herramienta para poder hallar la verdad, y, es exactamente por esto que se le considera sin duda el fundador de la modernidad.